La periodista Zhang Zhan ha sido condenada este lunes a cuatro años de cárcel por su cobertura sobre la pandemia en China. La reportera ha sido declarada culpable de “buscar pelea y crear problemas”, un delito de definición legal ambigua y empleado a menudo por las autoridades contra la disidencia.
Zhang es lo que en China se conoce como periodista ciudadana, alguien que informa a través de redes sociales sin estar empleado por un medio de comunicación, sino más bien con vocación de justicia y transparencia.
La suya fue una de las pocas voces independientes que narraron los primeros días del virus desde su epicentro original, la ciudad de Wuhan, adonde acudió en febrero. Allí contó el acoso contra los familiares de las víctimas que reclamaban una investigación, así como las detenciones de otros reporteros independientes.
“El Gobierno ha gestionado esta ciudad por medio de intimidación y amenazas… Esa es la auténtica tragedia de este país”, se lamentaba en el último de sus vídeos desde Wuhan.
Como consecuencia, Zhang, de 37 años, fue arrestada el pasado mes de mayo en Shanghái y desde entonces ha permanecido en prisión preventiva. En septiembre recibió una acusación formal, pero los cargos contra ella no vieron la luz hasta noviembre.
Según los documentos oficiales, se le acusaba de distribuir “información falsa mediante textos, vídeos y otros medios a través de redes sociales como Wechat, Twitter o YouTube” y de “aceptar entrevistas de los medios extranjeros Radio Free Asia (emisora pública estadounidense) y el periódico Epoch Times (propiedad de la organización religiosa Falun Gong, prohibida en el país)”.
Zhang enfrentaba una pena máxima de cinco años de cárcel, de los que se ha llevado cuatro. Su abogado defensor, Zhang Keke, ha comentado el proceso judicial a través de sus redes sociales. “El fiscal solo ha leído en alto la lista de pruebas, sin mostrar parte de ellas, incluyendo las más importantes. Zhang Zhan declaró que la expresión de los ciudadanos no debe ser censurada. Pero más allá de eso, básicamente no dijo palabra”.
Zhang, quien ya fue detenida el año pasado por su apoyo a las protestas prodemocracia de Hong Kong, ha mantenido su inocencia en todo momento. El pasado 2 de septiembre se declaró en huelga de hambre, campaña que ha mantenido desde entonces aunque en un primer momento las autoridades del centro de detención la intubaron para alimentarla a la fuerza, según denunció su abogado.
Zhang había anunciado que, en caso de que el fallo judicial no fuera justo, seguiría adelante con su protesta. “Acudió al juicio en silla de ruedas y su salud es mala”, ha detallado hoy el letrado. “No ha manifestado de manera inmediata si piensa recurrir (la sentencia)”.