Por: Óscar Prada/ No es para menos, en cifras del Dane, la tasa de nacimientos de enero hasta abril de 2024, experimentó una caída del 14.6% con respecto al mismo periodo del año anterior. Un drástico descenso.[1]
La falta de generación de empleo, una economía lenta, y el alto costo de vida como “políticas públicas” condicionaron la conciencia de los colombianos en analizar detenidamente en traer un hijo al mundo.
Por la misma vía, la crisis sanitaria del Covid-19 afectó gravemente la economía interna, acelerando no solo la migración de colombianos al extranjero; sino incentivando la baja en los índices de natalidad.
Sin exageraciones, los hijos ahora se conciben como un proyecto. Según un estudio realizado por la universidad EAN; el sostenimiento de un hijo en Colombia, desde su concepción hasta su independencia económica oscila entre los 760 hasta 2447 salarios mínimos.[2]
Con la entrada de la mujer al mercado laboral remunerado, junto con el aumento de la cobertura de la educación de la población, y duros reveces en la economía del país; la dinámica familiar en Colombia experimentó cambios profundos en la segunda mitad del siglo XX.
Casarse y tener hijos pierde cada vez más fuerza como requisito exclusivo para formar familia, tanto para mujeres y hombres. Aportar a la sociedad hijos con óptimas calidades demanda bastante tiempo y dinero. La crianza de un hijo es una gran responsabilidad.
En 2023 la tasa de fecundidad en el país fue de 1.2 hijos por familia, mientras el tamaño promedio de los hogares en Colombia es de 2.95 personas. Un adiós a los hogares conformados con más de tres miembros. [3]
La disminución de los nacimientos es conceptuada por los medios de comunicación, como una debacle demográfica con adversas repercusiones sociales en los años venideros. Tienen razón; pero no del todo.
Es cierto que las cargas pensionales y sanitarias; aumentarán considerablemente en las próximas décadas; no obstante ignorar el presente, es dejar el timón de las oportunidades a merced de los elementos, de acuerdo a lo siguiente.
Según el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, actualmente Colombia ostenta un bono demográfico, que consiste en una mayor proporción de personas en edad productiva; oportunidad para el aumento del ahorro y la inversión en pro de la disminución de la pobreza.[4]
Es el tiempo propicio para mejorar la calidad de los servicios como el empleo y la educación. Las personas en edades productivas requieren mas oportunidades para dinamizar la economía y disminuir las brechas de desigualdad económica.
El rublo más prometedor a futuro es la educación. Una mejora en la calidad de la misma, ante la disminución de la demanda; facilitará en las próximas décadas la inserción laboral de las generaciones que sostendrán el sistema económico del país.
No es sencillo adaptarse a un futuro que se torna complicado. Para ello, las reformas al empleo, salud, pensión, y educación -entre otras- que se realicen hoy, deben ser congruentes con el panorama que se viene, para ofrecer niveles de desarrollo aceptables que les permita vivir medianamente a las próximas generaciones.
Según estimaciones del Dane, hasta el año 2047 estará vigente el bono demográfico en Colombia. Dos décadas para tomar decisiones trascendentales que demarcarán no solo el futuro, sino la viabilidad del país. Una carrera contra el tiempo.
…
*Estudiante de Derecho
Contacto: 3017716507
X: @OscarPrada12
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
…
[1] Dane. Comunicado de prensa, junio 21 de 2024. Ver.
[2] Universidad EAN. Comunicado de prensa. Estudio de la Universidad EAN revela cuánto vale el sostenimiento de un hijo en Colombia.