Por: Carlos Mario Gómez García/ Uno de los comentarios generalizados es que el docente solo labora durante su tiempo de clase y el resto del día se dedica a descansar de su labor, pero este comentario esta fuera de la realidad a la que se enfrentan los docentes en su quehacer diario.
Es de aclarar que la jornada laboral del docente está enmarcada en dos momentos, uno que desarrolla dentro de la jornada académica y otro fuera de la jornada académica, es en este tiempo aquellas actividades poco percibidas por las comunidades pero que repercuten en la actividad académica.
Partiendo del hecho que la jornada académica corresponde al tiempo que el docente dedica a sus clases, aquella en la cual desarrolla su quehacer, la preparación de la clase y el proceso de orientación que le hace al estudiante para mediar en el aprendizaje que desea ser aprendido y aplicado.
Esta jornada académica presupuesta la gran parte de la jornada laboral que tiene el docente, es decir que dentro del marco legal de las ocho (8) horas laborales mínimo seis (6) están en el establecimiento educativo.
Pero las otras (2) dos horas restantes no es para descansar como lo manifiestan algunos dentro del desconocimiento del que hacer del docente, en estas horas restantes el docente realiza actividades propias para fortalecer los aprendizajes, establece relaciones con la comunidad, desarrolla proyectos, analiza situaciones particulares, diseña estrategias y otras más dentro de las funciones de su cargo.
Una de las situaciones que denotan más tiempo en la contra jornada para el docente está en los procesos de preparación de clase, allí el docente desarrolla todos los detalles del proceso de aprendizaje que desea que el niño adquiera, en el mismo sentido el desarrollo del proceso evaluativo, la valoración de los aprendizajes que es fundamental en el proceso.
Es decir que parte de la jornada laboral los docentes están dedicados a organizar la información necesaria para poder desarrollar al otro día en sus aulas, actividades, ejercicios, juegos, videos, lecturas y demás que son fundamentales en el aprendizaje.
Otra de las actividades que el docente realiza está en la valoración de las actividades, lo que comúnmente se denomina calificación de las actividades, talleres, tareas, evaluaciones entre otras que van marcando un indicador en el avance del aprendizaje.
Pero el docente no solo se dedica a las actividades de este tipo, el desarrollo de acciones que vinculen a la comunidad es fundamental, las izadas de bandera, las actividades de proyectos transversales, el desarrollo de festividades es necesarias para complementar la jornada laboral.
El docente no solo participa de las actividades propias de la institución si no de actividades comunitarias, que conlleven al desarrollo de acciones que busquen la integración de los miembros de la comunidad educativa.
Muchas de estas acciones denotan más dedicación y luego de cumplirlas complementar con las actividades académicas antes mencionadas, es decir que el docente como agente social se involucra en su comunidad sin descuidar sus propias responsabilidades.
Pretender manifestar que el docente solo labora durante el tiempo que está en el aula esta fuera del contexto, en muchas comunidades rurales el docente interviene directamente en el desarrollo social de la misma comunidad siendo parte fundamental de esta cuando hace por ejemplo parte de las Juntas de Acción Comunal.
La jornada laboral no es sujeta al cumplimiento de un horario, más bien en el caso de los docentes está ligada al impacto no solo en el aprendizaje si no también en la forma como este impacta en la sociedad en la cual desarrolla su quehacer.
El docente no solo trabaja en el salón si no fuera de este y allí es donde genera un impacto en la vida comunitaria de sus educandos y sus familias.
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*Licenciado en educación, especialista en educación y magister en educación, Abogado, especialista en derecho constitucional, Docente en el sector público por más de 20 años.
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