Miles de personas se auto convocaron en las calles de Irak para recordar el tercer aniversario de las marchas masivas contra la administración corrupta y autoritaria de Adel Abdul Mahdi, quien se vio obligado a dejar el cargo tras días de movilizaciones.
Sin embargo, lo que era un desplazamiento pacífico de la ciudadanía se tornó en conflicto después de que las fuerzas de seguridad acapararan el lugar y suscitaran un enfrentamiento que dejó 86 heridos. Aproximadamente la mitad de ellas son oficiales del orden, indicaron fuentes médicas; en tanto que 38 personas recibieron impactos de bala de goma.
En las inmediaciones de la plaza Tahrir, en la capital iraquí, los funcionarios armados lanzaron gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento para disolver la congregación de civiles, quienes respondieron arrojando piedras. “Elementos infiltrados” también reaccionaron con bombas molotov y disparos de rifles de caza, según el Ejército iraquí.
“Participamos en las protestas pacíficas de hoy porque queremos que se cumplan nuestras demandas. Queremos seguridad, trabajo y nuestros simples derechos. No estamos aquí para pelear o derramar sangre”, le expresó un joven.
Algunos de los concurrentes portaron banderas iraquíes y las fotografías de activistas que fueron víctimas durante las marchas de 2019, exigiendo justicia y pidiendo que los responsables sean juzgados.
La postura gubernamental fue detener o evitar la formación de grandes grupos de personas. El personal de seguridad montó puestos de control a lo largo de Bagdad, clausuró los puentes y plazas y hasta formó paredones en los pasos que se dirigen a la Zona Verde, sitio donde convergen las principales sedes del Gobierno y embajadas extranjeras.
Este sector se encuentra fortificado después de lo que fueron los acampes extensos y los conflictos que tuvieron lugar en meses anteriores.
Sin embargo, Bagdad no fue el único foco donde los reclamos estallaron. En provincias del sur del territorio, como en Nasiriya, cientos de personas marcharon desde la plaza central hasta las instalaciones administrativas y les tiraron cócteles Molotov.
Mientras que en Diwaniya y Basora, hubo grupos de protestantes que se juntaron frente al Gobierno provincial y quemaron neumáticos.
La situación política, en crisis
Después de que en 2019 sucedieran violentas protestas –dejaron un saldo de 560 fallecidos entre ciudadanos y seguridad- contra el gobierno, al que consideraban corrupto, que ocasionaron la dimisión del primer ministro Mahdi, se celebraron elecciones en octubre de 2021.
El clérigo Moqtada Al Sadr fue el ganador, pero por tener una cuarta parte del Parlamento nunca pudo conformar una administración. Mientras Irak continuaba con un vacío de poder, la imposibilidad de Al Sadr para obtener un consenso lo llevó a retirar a todo su bloque de legisladores.
Acto seguido, hubo un acampe en la Zona Verde y frecuentes escenarios de violencia feroz. Bagdad padece una tensión política y una interna entre aquellos que quieren adjudicarse el poder y la salida para conformar un Gobierno, se avizora lejana.
En este panorama, el sector de edificios gubernamentales sigue siendo objeto de cohetes. El miércoles pasado, cuando el Parlamento se reunió, cuatro cayeron e hirieron a siete miembros de seguridad y algunos civiles.