Por: Jairo Vargas León/ Hace treinta años el escritor Eduardo Galeano en un lúcido artículo titulado “Ser como ellos” avizoraba los males del consumismo, y la sostenibilidad del planeta, “el american way of life, fundado en el privilegio del despilfarro, sólo puede ser practicado por las minorías dominantes en los países dominados. Su implantación masiva implicaría el suicidio colectivo de la humanidad”. ¿Acaso queremos ser como ellos?, Acaso el progreso de una sociedad reposa en esos parámetros de consumo?
El ser humano para el desarrollo de su actividad socio productiva ha acudido al uso de combustibles fósiles generando como consecuencia el incremento de las emisiones de CO2 uno de los causantes del efecto invernadero, que ha producido el calentamiento global y el cambio climático. Descarbonizar el modelo económico implica reducir estas emisiones implementando una reconversión energética que supere la dependencia de los combustibles fósiles como fuente de energía.
La contaminación del aire representa el principal riesgo ambiental para la salud en el mundo, su costo se estimó en el 2019 por el orden de los USD 8,1 billones que equivale al 6,1 % del producto interno bruto (PIB) mundial. A ello hay que agregarle los efectos letales en la salud, aproximadamente 7 millones de personas cada año. Alrededor del 95 % de estas muertes ocurre en países de ingreso bajo y mediano.
Pobreza y energía
La pobreza asociada al uso de la energía implica que las personas pobres tienen menos posibilidades de acceder a la energía, pero a su vez la condición de pobreza se acentúa más al carecer de electricidad
Alrededor de 1100 millones de habitantes, no tienen acceso a la electricidad y casi 3000 millones todavía cocinan con combustibles contaminantes como keroseno, leña, carbón vegetal y estiércol. En un país como Liberia solo el 2 % de la población tiene acceso habitual a la electricidad con una condición aguda pagan de 20 a 50 centavos de dólar por kilovatio-hora en comparación con el promedio mundial cercano a los 10 centavos de dólar.
El crecimiento económico inclusivo es el medio más eficaz de reducir la pobreza e impulsar la prosperidad. Sin embargo, la mayor parte de la actividad económica no es posible sin la existencia de una energía moderna, adecuada, confiable y a precios competitivos. Por eso el acceso a la energía es tan importante en la lucha contra la pobreza.
El cambio climático es el mayor reto medioambiental en la actualidad y la preocupación social al respecto va en aumento cada año. El Acuerdo de París, de 2015, fue decisivo para pasar a la acción, ya que 195 países aprobaron limitar el incremento de la temperatura global a 2 °C a finales de siglo respecto a la era preindustrial y proseguir los esfuerzos para reducirlo a 1,5 °C.
Más del 90 % de la población en el mundo vive en zonas donde los niveles de contaminación superan los parámetros de la Organización Mundial de la Salud. El primer paso para reducir la contaminación del aire es identificar dónde están los problemas, sus causas y qué tan graves son en realidad. Desafortunadamente, el acceso a instrumentos tecnológicos varía considerablemente en todo el mundo. Los países de ingreso alto, por ejemplo, tienen un monitor por cada 370 000 personas, mientras que los países de ingreso bajo solo tienen uno por cada 65 millones de personas.
Descarbonización en Colombia
En diciembre de 2020 el gobierno nacional propuso ante la cumbre climática mundial lo siguiente: “Colombia logrará reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en un 51% para el año 2030”. El presidente Duque planteó para el país una “transición energética”, que incluirá movilidad limpia y la siembra de árboles en todo el país. En 2020, por ejemplo, Duque señaló que la meta era sembrar 180 millones de árboles.
¿Qué tan factible es cumplir con esa meta? Colombia, según datos del Ideam de 2019, emite 237 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) anualmente. Esta cifra equivale al 0,47% de las toneladas que se emiten a nivel mundial las cuales contribuyen al calentamiento global cuando se acumulan en la atmósfera. Las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, han generado niveles elevados de CO2 en la atmósfera y han influido directamente en el aumento de la temperatura a nivel global.
Durante la Cumbre de Acción Climática en 2019, 77 países y más de 100 ciudades se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Sin embargo, en América Latina y el Caribe, la economía depende de sectores que generan altas emisiones de CO2, como la industria petrolera, las actividades agrícolas legales e ilegales, la de energía y la agricultura a gran escala.
Los expertos proyectan un incremento en las actividades agrícolas y una alta demanda de tierras, factores que pueden empeorar las cifras actuales de deforestación. Actualmente, la densidad de ganado es de aproximadamente 0,8 cabezas por hectárea mientras que si fuera de 2 cabezas por hectárea se podrían liberar 12 millones de hectáreas para otros usos agrícolas y se podría impulsar la reforestación.
Todas las fuentes primarias de energía de origen fósil: carbón, petróleo y el gas están llamadas a ser desterradas, en Colombia tenemos a Ecopetrol como primera empresa estatal que ejerce la operación de hidrocarburos generando un apalancamiento fundamental en el presupuesto nacional. la utilidad neta que obtuvo fue de $6,23 billones en 2019; $160.000 millones en 2020, para el primer semestre del 2021 alcanzó los $6,81 billones, superando la del 2019. Renunciar ipso facto a la actividad extractiva del petróleo y del carbón, los dos principales renglones de exportación y la principal fuente de ingresos del Estado no resulta viable ni oportuno. ¿Como cumplir con los compromisos internacionales de sostenibilidad eh particular la agenda 2030?
Cumplimiento con el ODS No. 7
Este objetivo significa garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna, el propósito implica avanzar en las metas que arroja el pronóstico, en 2019 alrededor de 2600 millones de personas seguían sin tener acceso a formas limpias de cocinar, lo que equivale a un tercio de la población mundial. Este evento produce millones de muertes cada año debido a la inhalación de humos de cocina, si no se toman medidas rápidas para ampliar el acceso a formas limpias de cocinar, el mundo no alcanzará su meta de un 30 % para el año 2030.
Además, el mejoramiento de las condiciones de vida conlleva a acceder a la electricidad, en 2019, el 90 % de la población del planeta estaba conectada. No obstante, 759 millones de personas siguen sin tener electricidad, cerca de la mitad de ellas vive en zonas frágiles afectadas por conflictos.
Es indudable que la sostenibilidad es un imperativo moral y político, propio de la sensibilidad humana, el Papa Francisco lo reitera en su mensaje con gran significación: “Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad por poner sólo algunos ejemplos, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza. Todo está conectado”.
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*Abogado-Economista, Magister en filosofía, Doctorando en Derecho, Docente Universitario