Por: Laura María Jaimes Muñoz/ En situaciones de pérdidas lamentables hacemos referencia a la naturaleza humana y las sintomatologías depresivas serían un efecto “normal” pues los sentimientos de tristeza, angustia, arrepentimiento y dolor también podrían considerarse como “normales” ya que usualmente sentimos un retraimiento psicomotor asociado a sentimientos de minusvalía frente a un acontecimiento transcendental que cause ansiedad.
“Las depresiones son tan prevalentes en la población general, pero solo el 0.2% de los pacientes deprimidos consulta al psicólogo o psiquiatra, un 9% al médico general y posiblemente un 89% nunca consulta” (Luis E. Yepes), si nos damos cuenta en éste cálculo la cifra que consulta al psicólogo por esta sintomatología todavía está inmersa en ese 0.2% y no existe claridad sobre lo que sería más prudente para lograr manejar esta patología.
En el duelo normal según estudios de Simeón Freud considera que la persona lamenta la pérdida de un ser amado, una propiedad o tal vez una creencia ideológica, como una situación que le genera un sentimiento de tristeza, de incapacidad para disfrutar, y es así donde el sujeto se retrae y siente culpa ambivalente por pecado de omisión al sentirse abandonado”, esto permite visualizar que circunstancias de la vida cotidiana afectan a un gran número de personas que con realidades adversas a sus vidas pasan por la tristeza y el dolor ¡Muchos creen no tener esperanza!
A través del duelo se considera que la persona libera poco a poco el sentimiento de minusvalía o culpa que le genero la perdida, y de esta manera logra volver de nuevo a interesarse en otras cosas o personas, eso sí considerando que la persona cuente con una red de apoyo durante este periodo de “dolor” por lo que es indispensable que la sociedad y la cultura proveen apoyo al doliente, permitiéndole salir adelante asumiendo un proyecto de vida con su nueva realidad.
Pero también Freud nos habla en su estudio sobre el duelo “anormal” donde el sujeto se comporta como si la perdida fuera más severa y los factores inconscientes son “oscuros” para la persona, por tanto la depresión en el mal manejo del duelo seria como un estado de desesperación e impotencia, fracaso o soledad.
En los escenarios estarían los desastres naturales, las guerras, la permanencia en campos de concentración, los periodos de desintegración social, la separación o divorcio, la viudez, la pérdida de seres queridos entre otros son causas que también pueden generar sintomatologías depresivas o en algunos casos una depresión severa.
El concepto de la desesperanza aprendida muestra que el ser humano cuando es sometido en forma repetida a estímulos desagradables que no puede predecir, ni controlar, la persona se resigna y se deprime, asumiendo la tendencia percibir que las cosas están fuera de control.
En la realidad podemos darnos cuenta que estamos tan expuestos a la violencia o a situaciones que visualmente nos causa dolor en principio las redes sociales, las noticias entre otros hacen que se llegue al punto de adaptarnos al contexto, pues es lo único que nos permite sobrevivir para lograr resistir a estos sucesos externos que perturban la salud mental.
Ahora bien si presentamos síntomas correlacionados a la depresión el problema básico es el “pensamiento distorsionado que produce una visión negativa de sí mismo, del mundo y del futuro” según Beck, esta premisa sería una de las muchas explicaciones a tan indescriptible suceso de suicidio y “asesinato” ocurrido en nuestro país por una madre soltera sin esperanza que toma la decisión en días de dolor de morir con su hijo “pensando” que posiblemente era la solución para protegerlo, que ironía, pero es la realidad de muchas personas que por causa de “sucesos o hambre” distorsionan su mundo sin esperanza, donde las oportunidades y el apoyo de esa red social para superar las dificultades de su vida no son muy favorables.
¿Quién puede tomar una decisión de esta magnitud? Personas normales que caen en depresión severa y no encuentran ayuda real. Son reiterativas las noticias en cada momento con una dosis de “amarillismo” donde es necesario recurrir a las habilidades de afrontamiento para no caer en una sintomatología depresiva o peor aún un estrés pos-traumático en algunos casos.
Ahora bien ¿Quiénes se preocupan por la salud mental de los colombianos? El trabajo que se hace en realidad es un inicio, ya que si presentas síntomas puede ser que vayas al médico y este te remite al psicólogo, pero no es prioridad para el sistema, ya que la programación de citas está en un promedio de dos a tres meses, tiempo suficiente para lograr salir adelante o para empeorar el diagnostico donde se tome una mala la decisión y creer que es mejor no continuar…
¡Es importante buscar ayuda! Siempre habrá alguien dispuesto a escuchar.
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