Por: Carlos A. Gómez/ ¿Se imaginan que, al encender la luz del cuarto, de la sala o donde estemos, no solo se elimine la oscuridad, sino que también me provea internet? Pues eso ya pasa.
Cada vez que sale el sol, las plantas reciben de él la luz como alimento y esa misma luz les indica dónde están ubicadas en la tierra, es decir, las plantas tienen un Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés) que les permite saber en qué parte de la tierra se encuentran. Gracias a esa capacidad de localización, por ejemplo, las plantas saben qué día es y dónde están; con ese calendario propio, las plantas y árboles crecen, se desarrollan y dan fruto en diferentes épocas del año de acuerdo con el lugar donde se encuentran ubicadas (Pauli, 2019, pág. 34).
La luz no solo provee de geolocalización y energía, sino que también puede proveer de internet. El belga Gunter Pauli publicó un libro llamado «Li-Fi, la comunicación a la velocidad de la luz» en el 2019, en conjunto con la Universidad Industrial de Santander (UIS). En este libro se describe el nacimiento de la luz LED, que revolucionó el mundo, y también se habla sobre la nueva forma de transmitir datos e internet por medio de la luz.
Existen hospitales en Francia que desde hace tres años cambiaron las bombillas tradicionales por LED, para bajar los costos del consumo de energía y quitar los 700 routers que transmitían el WiFi en sus instalaciones. Con estos cambios, permitieron iluminar los pasillos y habitaciones, transmitir datos e internet y hacer que los pacientes estuvieran menos expuestos a las ondas de radio.
¿Se imaginan ahora en estos tiempos, donde por la pandemia mundial, muchos estudiantes, especialmente los ubicados en zonas rurales que dejaron de asistir a la escuela o colegio por la cuarentana tan prologada que tenemos, puedan con solo prender la luz de sus casas tener acceso a internet? Sería una oportunidad maravillosa para conectarse y no aislarse de lo que ofrece el maravilloso mundo de las comunicaciones.
El internet podría entonces convertirse en un servicio público que garantice a cualquier ciudadano que tenga el servicio de luz con tecnología LED el acceso de datos y a internet en cualquier lugar donde se encuentre. Las brechas actuales que existen para que cualquier ciudadano acceda a los servicios de datos e internet están relacionadas a las ofertas que las empresas privadas ofrecen en las diferentes regiones del país.
Según el Ministerio de las TIC, en Colombia son casi 24 millones de ciudadanos que no tienen acceso a internet. Recientemente, la ministra de las TIC, Karen Abudinen, informó que ocho municipios y diecisiete veredas del sur de Santander contarían con los puntos de «Vive Digital». Sin embargo, para el caso del municipio de Barbosa, en una vereda funciona solo un punto de esta estrategia que provee de internet a los computadores que están conectados directamente en el lugar, pero no provee el servicio de internet inalámbrico.
En los diferentes viajes que he realizado en varias zonas del país, he sido testigo de que los puntos de «Vive Digital» no son más que una buena intención que no supo entender las realidades rurales del país, dado que, o no funciona el servicio de internet por estar conectado a equipos desactualizados o el servicio simplemente no funciona por permanecer «caído».
En las zonas rurales aisladas que no cuentan con estos «privilegios», el acceso a la información podría convertirse en un bien público al que acceda cualquier ciudadano sin importar dónde se encuentre. Con esto, algunas de las brechas de desigualdad que existen podrían cerrarse gradualmente gracias a los avances de la tecnología.
Para estos tiempos, el servicio de internet se hizo casi que obligatorio para todo lo que hacemos. Si no se tiene internet, no se puede trabajar, ni se puede estudiar. ¿Se imaginan esta cuarentena sin poder ver alguna película para distraer un tanto la mente, o aprovechar el tiempo para aprender otro idioma o hacer un curso en línea?
El internet es una herramienta que, junto con los avances de la tecnología de la red 5G, puede brindar avances, no solo en la educación, sino en la forma como se realizan las transferencias bancarias, hacer transmisiones de lo que está pasando sin pensar en que se «me acaban los datos» o compartir información de la historia clínica sin pensar que pueda ser hackeado, porque hasta eso ofrece la Li-Fi: mucha más seguridad, velocidad y la posibilidad de que todos estemos «conectados» en lugar de estar «distanciados».
Nota para el desahogo: Al cierre de la columna, se presentaron dos masacres más en Colombia, una en Arauca y otra en Nariño, ¡gobierno de porquería!
*Ingeniero Industrial y Magister en Responsabilidad Social y Sostenibilidad
Twitter: @carlosgpar