Por: Lina Rocío Barbosa Dueñas/ Desde el pasado 11 de octubre, 26 de las 32 universidades públicas del país están en cese de actividades académicas debido al déficit financiero que golpea a las instituciones de educación superior.
El presidente Iván Duque con tan solo 60 días en el poder enfrentó el inicio de esta protesta bajo el respeto de este derecho, brindando garantías. No obstante, cada vez que se han hecho movilizaciones en las principales ciudades del país se han presentado actos vandálicos que desdibujan el propósito de luchar por la educación, puesto que han afectado la misma infraestructura de las universidades y los bienes públicos.
El Primer Mandatario antes del inicio del paro aumentó 500 mil millones de pesos nuevos para educación. Sin embargo, esto no ha sido suficiente y otros sectores se han unido a las manifestaciones, inaugurando el nuevo gobierno que hasta ahora se estabiliza tras recibir una nefasta herencia de Santos.
El presidente Duque ha reconocido la deuda histórica con el sector educativo pero está afrontando las dificultades y desafíos propios luego de ocho años de un mal gobierno.
La gestión para la educación no ha quedado aquí solamente, el Congreso de la República aprobó proposición para que se dé prioridad a los proyectos de actualización de infraestructura universitaria en la asignación de los recursos de Regalías. Fueron aprobados en el proyecto de regalías, 2 billones de pesos adicionales para educación, de los cuales $1,5 serán para educación superior pública.
El Gobierno logró un acuerdo con los rectores de las universidades. En él se pactó que los recursos de inversión para la educación pública en el Presupuesto General de la Nación serán de 300 mil millones anuales, dejando un total de 1.2 billones para el cuatrienio presidencial.
Pero ni siquiera, saber que la educación tiene el mayor presupuesto de la historia: 41.5 billones para el próximo año han sido suficientes para que los estudiantes regresen a las aulas y aquí es donde caben muchas preguntas:
¿Por qué ahora la protesta, si el déficit 2018 fue dejado de herencia por el expresidente Santos?
¿Quieren que el presidente Duque firme un cheque en blanco sin fondos?
¿Cuáles son las verdaderas intenciones?
¿Son los estudiantes influenciados por sectores de la oposición, que tras su derrota prometieron estar en las calles?
¿La izquierda no deja volver a los estudiantes a las clases?
¿Cómo combatir la corrupción al interior de las universidades?
Así se podrían continuar los cuestionamientos, pero no se están teniendo en cuenta las afectaciones que este cese trae, el transporte, familias que tiene sus hijos estudiando lejos de casa, municipios universitarios afectados económicamente por estos hechos, entre otras.
Cabe recordar, que la palabra universidad tiene la misma etimología que universo, de ahí la universalidad de pensamiento que se promueve en estas instituciones.
En mi experiencia en la universidad pública, orgullosamente egresada de universidad pública puedo decir que estos ceses de actividades son necesarios en algunas ocasiones, durante los cinco años de mi carrera profesional afrontamos dos paros, que hicieron avanzar la institución de educación superior y pese al gran esfuerzo en la recuperación del tiempo puedo decir que valieron la pena.
Aunque en este momento hay una mesa de negociación entre los estudiantes, los profesores y el Ministerio, que no ha tenido frutos se espera que estas conversaciones lleguen a un acuerdo que beneficie a todos prontamente.
El calendario para retomar las ocho semanas de clases pendientes, algunas instituciones lo tienen programado a partir del mes de enero, así que ojalá el próximo año le traiga este regalo de navidad al Gobierno y a los estudiantes para que vuelvan a clases y terminen tres semestres en el 2019.
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