El presidente de Colombia, Iván Duque, confía en que podrá reducir la tasa de deforestación del país sudamericano a la mitad al final de su mandato de cuatro años, aunque reconoció que será imposible detenerla por completo.
Duque aseguró a la Agencia de noticias Reuters que la deforestación bajó en casi un 20% durante sus primeros dos años al frente de la Presidencia.
Según el Gobierno, la deforestación ha disminuido en parte por las políticas que promueven el uso sostenible de los recursos naturales, así como por el pago a miles de familias campesinas e indígenas para que colaboren en los esfuerzos de conservación.
“Nos hemos fijado la meta de reducir (la deforestación) en un 50% al final de nuestra administración”, dijo Duque.
“Obviamente me gustaría decir que tenemos que llevarlo a cero, pero tenemos que considerar que hay actividades que han producido tanto daño”, agregó el mandatario refiriéndose al impacto del narcotráfico, la tala ilegal y otras actividades ilícitas.
Los planes del gobierno de plantar 180 millones de árboles para agosto de 2022 compensarán parte de la destrucción, afirmó Duque. En lo que va de año se han sembrado unos 38 millones de árboles y el presidente aseguró que confía en alcanzar la meta.
En 2018 y 2019 Colombia perdió 356.053 hectáreas de bosques, mientras que se espera que los millones de árboles nuevos cubran unas 300.000 hectáreas.
Duque anunció que seguirá luchando contra la tala y la minería ilegal, el narcotráfico y el desmonte no autorizado de tierras para la cría de ganado, que contribuyen a la destrucción del medio ambiente.
El ‘ecocidio’ producido por el narcotráfico
En 2019, el Gobierno lanzó una campaña destinada a combatir actividades ilegales como el cultivo de coca, la materia prima de la cocaína, y fortalecer los sistemas de monitoreo para anticipar amenazas al medio ambiente. La denominada Operación Artemisa, la iniciativa contra la deforestación, incluye a las Fuerzas Militares.
El tráfico de drogas en Colombia es la causa de un “ecocidio”, dijo Duque, y la plantación de hoja coca impulsa la deforestación en algunas zonas.
El Gobierno busca erradicar 130.000 hectáreas de cultivos de coca en 2020, frente a las 100.000 hectáreas del año pasado, y el presidente anunció que la fumigación aérea del herbicida glifosato podría reiniciarse una vez se cumpla los requisitos exigidos por una corte y se reciba la autorización de una autoridad ambiental.
Cuando se le preguntó sobre los riesgos que representaría la fumigación aérea para la selva que rodea los cultivos de coca, Duque admitió que no era una solución perfecta, pero aseguró que los productos químicos se usarían de manera responsable.
“No estoy diciendo que sea un fanático de la fumigación aérea”, afirmó. “No hay una solución milagrosa, no hay una solución. Hemos dicho que haremos erradicación manual, haremos sustitución, haremos proyectos productivos, pero cuando tengamos que usar fumigación aérea, tendremos que usar eso”.
Duque también lideró en 2019 el llamado Pacto Leticia, un acuerdo entre siete países de la cuenca del Amazonas, incluido el gigante regional Brasil, para frenar la pérdida de árboles y detener los incendios en el Amazonas.
El presidente colombiano se declaró muy optimista de que su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, cumpla el pacto y afirmó que los incendios forestales brasileños de 2019 que provocaron protestas mundiales estaban muy politizados.
“El área amazónica de Brasil es casi tres veces el área de Colombia. ¿Cómo se puede evitar de manera permanente que no haya incendios?”, se preguntó Duque. “Es muy difícil porque los incendios son una amenaza permanente”.
En agosto de este año, Bolsonaro calificó los crecientes incendios en la Amazonía brasileña como una “mentira”, a pesar de que los datos de su gobierno muestran lo contrario.