Por: Paola Guarín/ Es indiscutible, la Ciudad Bonita posee una crisis de gobernabilidad aunado a factores como el desempleo, la migración, la inseguridad, entre otros factores que motiva a reflexionar sobre el futuro especialmente en las justas democráticas que se avecinan.
Como si se tratara de un show mediático, a los bumangueses nos quedó clarísimo el estupor que generaron las diferentes acciones de tutela en los pasados días, donde no solo dejó entrever las diferentes facetas de varios personajes del gabinete municipal, especialmente del burgomaestre Rodolfo Hernández, quien no solo demostró, que, pese a sus efímeras contradicciones y aire populista, la tiene clara como decirnos en el argot popular.
La gobernanza se conoce como el acto de gobernar, donde intervienen los gobernantes y los gobernados de tal forma que ambos se relacionan y participan en la toma de decisiones. Ahora bien, cuando me refiero que la tiene clara el señor alcalde, enfatizo al arte de lograr persuadir a la ciudadanía de la realidad que sufre nuestra ciudad, cuyos principales afectados son nada más ni nada menos que la capital santandereana y sus ciudadanos.
Cuando se predica con tanta demasía la lucha contra la corrupción no siempre es un sinónimo de desarrollo y crecimiento de una región, pues como bien lo hemos vivido los bumangueses, la ciudad se estancó en el tiempo y como muestra de ello ilustraré la crisis al interior del sistema de trasporte público como Metrolínea, la pésima malla vial y su pobre desempeño en lo que refiere a política y medidas que contrarresten la inseguridad, el desempleo, el desempeño de su plan de desarrollo, la cultura ciudadana (la cual no es su fuerte debido a sus múltiples muestras de agresiones verbales y físicas a funcionarios o particulares) y demás factores que conllevarían a una análisis profundo del desempeño de la gobernanza en nuestra ciudad.
Querida ciudadanía bumanguesa, no está de más decir que tenemos la responsabilidad moral y el compromiso en los próximos comicios electorales de definir las riendas de nuestra región y en especial, la de nuestra ciudad, con análisis crítico sin impregnarnos de populismo.
Por ello la necesidad de construir políticas eficientes para la reducción de la pobreza por medio de oportunidades de empleo, disponibilidad y acceso a los recursos (incluyendo la tierra y los recursos naturales y medios de producción); así como la equidad en la provisión de servicios públicos.
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