Por: Camilo Iván Rincón León/ El uso de la bicicleta es muy común en ciertos lugares que cuentan con una gran cultura de uso de este medio de transporte, tales como Ámsterdam, Copenhague, Portland, Buenos Aires, Ciudad de México o Sevilla entre otras ciudades a nivel mundial.
Con la llegada del Covid-19, el uso de la bicicleta en las zonas urbanas se ha incrementado considerablemente y dejó de ser una opción solo para los amantes de este deporte o para los que quieren ahorrar dinero, y se transformó en una solución para todos.
La ONU invita a los países a “mejorar la seguridad vial y a integrar el uso de las bicicletas en la planificación y el diseño de infraestructuras sostenibles de movilidad y transporte, en particular mediante la adopción de políticas y medidas dirigidas a proteger y promover activamente la seguridad peatonal y la movilidad”.
Aplaudo la iniciativa de las ciclo-vías en Bucaramanga, pero como bici-usuario considero que falto una verdadera planeación y orden frente al sentido y las dimensiones de las ciclo-rutas en la ciudad de Bucaramanga, pues al parecer no existió ningún censo o estadística que permitiera el verdadero aprovechamiento de las ciclo-rutas.
Es el momento, para que las diferentes autoridades en el área metropolitana reflexionen y consideren al bici-usuario como un actor activo del sistema de transporte y de la seguridad vial, pero ello implica una verdadera planeación de seguridad vial en la infraestructura y diseño de las ciclo-rutas que deberían enlazar los municipios de Piedecuesta, Floridablanca, Girón y Bucaramanga, sin que ello afecto la movilidad de automotores, peatones y demos actores del transporte urbano.
En conclusión, las ciclo-vías deben ser una solución y no un problema por la falta de planeación, aún más en tiempos de pandemia (Covid-19), protección del medio ambiente y soluciones que faciliten la movilidad en los cascos urbanos.
Abogado especialista en derecho administrativo y contratación estatal.
Twitter: @CamiloRincon_10