Por: Orlando Beltrán Quesada/ La situación de los animales domésticos que sufren en Bucaramanga siempre ha sido muy grave a lo largo del tiempo, debido a la falta de conciencia ciudadana sobre sus derechos y a la falta de voluntad política para resolverla de manera paulatina desde algún momento de nuestra historia.
Es así como aquellos animales considerados hoy como mascotas familiares, es decir perros y gatos principalmente, siguen sufriendo el rigor de la maldad humana en buena parte de la sociedad, que los sigue considerando cosas sin importancia alguna y sin posibilidad de sentir dolor físico, por lo cual los maltrata de muy diferentes formas, incluida la tortura, así como del cruel abandono en carreteras alejadas del sitio donde se encuentran sus tenedores familiares, o cuando cambian de domicilio y los dejan encerrados sin agua ni comida en la antigua vivienda.
La condición de los animales que por una u otra razón deben sobrevivir en la calle es muy triste y deplorable, especialmente para aquellos sin raza definida, esto es los criollos, llamados todavía despectivamente “chandas” o “gozques”. Para poder alimentarse de algún modo, siendo corridos de todos lados, a veces con enfermedades visibles como la demodexia (sarna), se ven obligados en numerosos casos a romper las bolsas de basura, igual que los pobres y despreciados gallinazos, siendo estigmatizados y perseguidos por personas intolerantes y desprovistas de un mínimo de bondad, que tampoco dudan en algunos casos en regar venenos para “combatirlos”, o hasta de manera depravada lanzarles agua hirviendo.
Ley 5 de 1972 ordena a cada municipio colombiano la creación de las llamadas Juntas Defensoras de Animales, de la cual deben formar parte los siguientes entes gubernamentales y de la ciudadanía constituidos en un comité así: El Alcalde o su delegado, el Párroco o su delegado, el Personero Municipal o su Delegado; un representante del Secretario de Agricultura y Ganadería departamental o su delegado y un delegado elegido por las directivas de los Centros Educativos locales.
Es claro que, con la apertura religiosa, no debe ser estrictamente el párroco del municipio respectivo, pudiendo también ser el representante de una de las iglesias existentes allí, debiendo revisarse cuál sería el mecanismo democrático para tal elección.
La Policía Nacional prestará el auxilio necesario a las Juntas para que cumplan con el desarrollo de sus labores de vigilancia y represión,
El objetivo básico de las Juntas Defensora de Animales es el de “promover campañas educativas y culturales tendientes a despertar el espíritu de amor hacia los animales útiles (sic) al hombre, y evitar actos de crueldad, los maltratamientos (sic) el abandono injustificado de tales animales”
Cabe aquí mencionar lo absurdo de la palabra “útiles” al hombre. Entonces, si un caballito ya es viejo y tiene una cojera, resultando “inútil”, ¿no es sujeto de los derechos a la protección contra el sufrimiento? Afortunadamente, la ley 1774/16 establece que todos los animales son seres sintientes, no son cosas, y recibirán protección especial contra el sufrimiento y el dolor “especialmente el causado directa o indirectamente por los humanos, estableciendo como punibles algunas conductas, y creando procedimientos sancionatorios de carácter policivo o judicial”.
En Bucaramanga, afortunadamente ya fue creada por Acuerdo Municipal la Junta Defensora de Animales, durante la alcaldía de Honorio Gálvis Aguilar, quien lo sancionó, y siendo presidente del Concejo el doctor Carlos Virviescas Pinzón, quien abrió sesión informal para que el autor de esta columna hiciera la exposición de motivos. Todos los concejales, incluidos los de la oposición, aprobaron el proyecto, presentado con nuestra asesoría por los concejales Yolanda Blanco Arango y Óscar Omar Orozco.
Las trabas y dificultades interpuestas por sucesivos gobiernos estuvieron siempre a la orden del día, pero gracias al notorio avance del movimiento animalista en nuestro medio, a la creación del Programa de Bienestar Animal de la Escuela de Derecho de la UIS y a la presencia en el Consejo de comprometidos representantes del verdadero animalismo, como Camilo Machado, estoy seguro de que este es el momento de dar los pasos necesarios para que esta Junta se active, máxime con los pésimos manejos que se están dando en la tal “Unidad de Bienestar Animal de Bucaramanga, UBA” (o más bien de “Malestar”).
Desde aquí unimos nuestra pluma a la exigencia que se le va a hacer al alcalde Jaime Andrés Beltrán, para que cambie inmediatamente al Subsecretario de Ambiente de la Secretaría de Salud, Wilmer Cadena. Por su ineficiencia y demostrada irresponsabilidad, han muerto numerosos animales, así como están sometidos a ración de hambre todos los casi 100 gatos y perros que allí se encuentran confinados.
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*Especialista en derecho del medio ambiente (U. Externado), Fundador de ADAN, Cofundador del Comité para la Defensa de Santurbán.
Excelente columna….los animales tienen voz, nosotros,somos su voz