Por: César Camilo Hernández Hernández/ El boomerang de la vida y el planeta, nos agitó fuerte, se diría, un sacudón muy fuerte. Los seres humanos tenemos que aceptar y concientizarnos, que el mundo nos obligara a cambiar después de este virus. Un gran porcentaje de la humanidad, vivía en stand by o modo conformista en la vida personal, laboral y familiar. Nunca se pensó que llegara un factor externo a hacernos despertar, valorar y cuantificar. El mundo giraba hacia la fascinación de lo tangible, consumado en la tecnología y una disfunción familiar en aumento.
Durante el control masivo y finales de la pandemia, el gobierno, las empresas, familias y seres humanos, deberán hacer un alto en el camino, para analizar y planear como reinventarse. La necesidad de un cambio a corto plazo es necesario en temas de supervivencia y subsistencia. Urgirá mucha aptitud y actitud en la transformación de la vida.
No necesitamos ser científicos para comprender durante este aislamiento, que han sido equívocas la priorización de las inversiones públicas, las empresas viven el día a día sin prever otros factores, la familia ya no ocupa el centro de desarrollo del ser humano y las personas viven en un mundo vacío.
Los gobiernos deben ser responsables socialmente, por lo que les corresponde recapitular la proyección de los planes de desarrollo, dándole mayor valor a fortalecer el sistema de salud, engrandecer la agroindustria, buscar la formalización de la informalidad, cobertura integral de los servicios públicos, apalancamiento de las Pymes y nuevos emprendimientos, girando hacia la productividad y competitividad.
La focalización de las inversiones corresponderá a suplir necesidades. El cemento es importante, pero es momento de construir calidad de vida y bienestar, los recursos son de la gente y para la gente.
En las empresas convendrá aplicar el análisis de Porter: la sostenibilidad, autosuficiencia y competitividad, serán ejes estratégicos vitales de evolución. El cambio debe ser interno y externo, por lo que muchas empresas deberán reconocer que la productividad se basa en la satisfacción del talento humano y el cliente.
La reingeniería empresarial constará de innovación en el manejo de su capital humano, en los nuevos procesos de atención al cliente y la sostenibilidad financiera. Si bien los socios o accionistas son dueños de la empresa, es momento de aceptar que su equipo juega un papel importante y su proyección responsable debe incluirlos a ellos.
Que beneficioso este encierro para la mayoría de familias, volvieron a compartir. Muchos volvieron a ver como era que se reía su hijo, como dormía su mamá y que comía la esposa. El tiempo familiar menospreciado, la falta de comunicación y la poca importancia al núcleo, estaba generando una disfunción de los valores y espacios.
Las familias tienen que estar unidas si o si, la fuerza del amor y la lucha de sobresalir va de la mano con una familia solida, todo empieza desde casa, entre mayor tiempo se comparta, mas grandes seremos. No existe mejor colegio o universidad de la vida, que nuestro hogar. Es tiempo de que volvamos a poner nuestra familia como base de la sociedad.
El deseo y ganas de reinventarse como necesidad, empieza desde el ser humano. Dejar de pensar en tener lo tangible, para valorar lo intangible. Los momentos ya no serán de muchos, sino de pocos; el abrazo y el perdón, serán las herramientas de construcción; crecer adentro, para ser grande afuera.
Debemos ser responsables social y ambientalmente, el planeta necesita cuidadores, y quien mas que nosotros. Nuestra trasformación debe ser transversal en todos los aspectos, edificar lideres íntegros dentro de nuestro yo, familias y el mundo.
Que este remezón, interiorice que desde el gobierno hasta las personas necesitan una reinvención estructural y sistemática. Las segundas oportunidades son para aprovecharlas, aplicando el dicho, que cuando uno se cae, tiene que pararse, pero cayendo bien parado.
*Ingeniero Industrial, Especialista en Gerencia de Proyectos y Magister en Administración.
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