Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ Esta semana, el 18 de agosto, conmemoraremos el aniversario número 32 del asesinato de Luis Carlos Galán Sarmiento, cometido en la ciudad de Soacha, cuando él, siendo precandidato presidencial, se disponía a dirigirse a la ciudadanía, en una improvisada tarima.
Aunque por mi edad, de él, tristemente solo recuerdo el día de su asesinato, es claro que a Colombia ese día le arrebataron una mente brillante, una persona de valores, un político incorruptible y decente, un estadista.
Como si se tratara de un vaticinio de nuestra actual realidad, estaba en contra de las oscuras relaciones de los políticos con el narcotráfico, que buscaba a toda costa permear y llegar al poder. El Dr. Galán combatía la corrupción, y se oponía a la absurda lucha de clases, a la vez que promovía el fortalecimiento de la democracia y de las Instituciones, la equidad en la inversión social, la austeridad en el gasto público y el desarrollo agrario para nuestro país, entre otras importantes propuestas.
Aquel viernes del 89, no solo asesinaron un político, aquella triste noche falleció el último estadista que se opuso al autoritarismo y a las malas prácticas de gobierno, de una manera decente, sin volverse guerrillero o comunista, sin acudir a las vías de hecho y sin promover la división y la polarización de los colombianos.
Esa fatídica noche, el narcotráfico inició su carrera presidencial, sin un líder de alto nivel que tuviera la valentía de enfrentarles, rápidamente estaban financiando campañas presidenciales que posteriormente los llevó a la casa de Nariño y al Capitolio Nacional, de donde al parecer no han salido y donde gobiernan y legislan a su favor.
Aquella noche también murió nuestra esperanza de ser gobernados por políticos decentes, estadistas que conozcan las instituciones, expertos en asuntos de estado y de política, pero íntegros, que respeten la vida y honra de sus semejantes, especialmente de quienes no comparten sus ideales, que valoren lo público y que utilicen las bondades de sus cargos para el servicio de los colombianos y no del suyo propio.
Pero como no hay mal que dure 100 años, esta semana pareciera que surge una nueva posibilidad de enderezar el camino, la Corte Constitucional devuelve la Personería Jurídica al partido Político Nuevo Liberalismo, fundado por el exministro y excandidato presidencial asesinado.
Aunque el Consejo de Estado y el Consejo Nacional Electoral en años anteriores, habían negado esta solicitud, el tema fue nuevamente estudiado, en razón a que en los Acuerdos de Paz un punto que se aprobó señala que los movimientos políticos que tuvieron personería jurídica en el pasado y que desparecieron por la violencia, tendrían el derecho a que se les restableciera.
En este sentido, la alta Corte determinó que, por el magnicidio de Luis Carlos Galán, este movimiento no pudo participar más en contiendas electorales y perdió su representatividad, por ello le regresa su vida política.
Ahora bien, esta decisión de la Corte, ad portas del inicio de la campaña presidencial, sin lugar a dudas enriquecerá el debate electoral, pues en un país que se debate entre los extremos, los de derecha que gobiernan cuestionablemente y los de izquierda que hacen oposición pero que no ofrecen garantía de buena administración, caería bien un discurso que le baje al tono de la división y busque unificar criterios en el medio.
Pero, muy bien las ideas del Dr. Galán, además de oportunas para nuestra difícil época, igualmente importante la resurrección del Nuevo Liberalismo, la pregunta es, ¿Quién va a encarnar y representar con idoneidad esas ideas? De los actuales precandidatos presidenciales no veo uno que tenga esa capacidad moral.
Habrá que esperar primero que ocurre en las elecciones de Congreso y cuáles van a ser los movimientos de los delfines Galán, jefes directos del renaciente partido, espero, como muchos colombianos que nos sorprendan y que ojalá encuentren una persona con la capacidad de gobernar, que entienda los ideales del fundador del partido, pero, sobre todo, para alegría de toda Colombia, que sea decente.
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*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.