Por: Ronald Picón Sarmiento/ Sentados varios amigos que se dicen sabedores de los entuertos políticos en Santander, se preguntaban al unísono sobre la guerra actual y el decantamiento de los candidatos a la alcaldía de Bucaramanga, se exponían en dicha charla todo tipo de teorías políticas conspirativas, rastreando la suerte de cada uno de los corredores que están en la grilla por el primer cargo de la ciudad; unos le apostaban a ciertos candidatos de política tradicional que consideran necesario para curar las profusas y profundas heridas dejadas en la institucionalidad y la dinámica política por el actual burgomaestre que se dedicó, según comentaban los amigos, a promocionarse de impoluto cuando esta untado hasta los tuétanos con las infames y sucias coimas de Vitalogic; en fin, en dicha charla se hablaba de la U, del Centro Democrático y sus intenciones de apoyar a Alvernia pero que se sabía estaba Cote negociando con la mujer de Pinto, quien supuestamente junto con Mario Camacho y el Pote Gómez, convencieron a Cesar Gaviria para que les diera a los Tavera el coaval del Partido Liberal a la alcaldía de Bucaramanga en cabeza de la Señora Claudia López quien ya contaba con el aval del partido de la U, que fue entregado nada más y nada menos que por el flamante Aurelio Iragorri Valencia ex ministro de agricultura del nefasto nobel de paz.
Imagínese el escenario político local tan atroz, Claudia López entro al escenario criollo de la política citadina vendiéndose como una alternativa fresca, separada de la politiquería, con una supuesta propuesta innovadora denominada movimiento ciudadano “Hagamos Ciudadanía”, para después mutar y acaparar con sus tentáculos financieros no solo dos partidos tradicionales como son el de la U y el Partido liberal y posiblemente también el Centro democrático, sino que no conforme con ello, “negociar”, según dicen los amigos del café, claro está, y uno que otro audio por ahí, la lista de Gigiomanía que estaba respaldada por algunos líderes comunales de la ciudad bonita.
Hoy finalmente no se entiende muy bien como alguien que no era del partido liberal, pues monto toldo aparte, con lista y todo para el concejo, que se inscribió por su propio movimiento ciudadano, que se rebela contra el partido que le dio el escaño a su esposo en el Senado, luego vira y aterriza en dicha colectividad; partido que pierde la posibilidad concreta de tener un candidato de su cosecha propia para ir a coavalar otro que se inscribe por movimiento cívico; sumado a que el Presidente de dicha colectividad desconoce el famoso “derecho a patio” que tiene la congresista Nubia López, por haber obtenido la mayor votación rojita en los pasados cotejos electorales, luego de haber derrotado a la propia casa Tavera en Bucaramanga, pese a que le metieron en pleno la maquinaria, pero fueron sorprendidos por una agraciada candidata.
Esta ruptura en el juego político trajo consigo la inconformidad de algunos caciques electorales de la ciudad que fueron elegidos concejales por la tolda roja, pero que ahora amenazan una desbandada masiva inconformes por el trato arrogante y despectivo del expresidente Gaviria, que a voces de algunos que saben, les está cobrando el supuesto abandono que le hicieron en las Presidenciales a Humberto De la Calle y también la presunta falta que se les acusa de no apoyar totalmente a su pasado candidato a la alcaldía Carlos Ibáñez, al menos eso se comenta, habrá que ver que tan cierto será, lo único veraz es que hoy este partido en Bucaramanga es literalmente un cascaron vacío, una casa sola, un mero letrero.
Y es que ser o estar o lanzarse por el Partido Liberal no es prenda de garantía, tal como lo entendió Jaime Beltrán quien al saber que dicha colectividad le negaba el aval, se abrió paso por su propia cuenta, y también muy claro le quedo a Ibáñez, ex candidato que pese a tener el respaldo de dicho partido e inclusive del ex alcalde y de todos los concejales vio frustradas sus pretensiones cuando todo el mundo decía que el hombre ya se sentía y actuaba como el alcalde de la ciudad.
En otras palabras, a criterio de los que entienden de estas lides, perder o ganar el aval del partido liberal no significa nada hoy en Bucaramanga, se perdió la militancia y perdieron la alcaldía y ahora la volverán a perder, pues si no lo lograron con toda la maquinaria engrasada, mucho menos ahora que el partido está descuartizado por intereses personalísimos.
Para finalizar mi columna de opinión me atrevo a señalar que el próximo alcalde de esta ciudad no será ni estará cerca del Partido Liberal, que en Bucaramanga esta famélico, lacónico y mal apadrinado, esperemos los comicios y veamos qué pasa, recordando que la voz del pueblo es la voz de Dios.
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