Por: Deivy Fernando Vega Herrera/ El reciente fraude electoral en Venezuela ha intensificado las críticas al presidente Gustavo Petro por no condenar abiertamente la dictadura de Nicolás Maduro. Lo curioso es que los críticos le piden al gobierno Petro que adopte la misma postura diplomática que asumieron los gobiernos de Santos y de Duque con Venezuela, aun cuando estas posturas nos llevaron al problema migratorio que enfrentamos hoy y que ha generado xenofobia contra los venezolanos en todo el país[1]. En este sentido, una condena abierta al fraude electoral de la dictadura de Maduro, aunque es legítima y coherente, podría exacerbar la falta de coordinación en las políticas migratorias, creando una situación aún más caótica con la migración actual.
El control migratorio efectivo es fundamental no solo para la estabilidad económica general, sino también para priorizar que las políticas internas de un país atiendan las problemáticas de ciudadanos nacionales. El problema es que, en algunas ocasiones, la migración irregular puede ejercer una mayor presión sobre factores como el desempleo o la pobreza que ya afectan al país receptor. Esta problemática se ha observado incluso en países desarrollados, donde políticos anti-migración como Marine Le Pen en Francia o Donald Trump en Estados Unidos son cada vez más populares al basar parte de sus propuestas en el control de la migración como solución a la pobreza y el desempleo[2].
Pero no hay que ir tan lejos: hace solo un año las elecciones regionales en Colombia estuvieron marcadas por un notable sentimiento xenófobo contra la población migrante venezolana, en donde incluso el mismo alcalde de Bucaramanga, Jaime Beltrán, llegó al poder con la bandera de atacar la migración irregular de venezolanos[3]. Como documentaron Paula Jiménez y Jhoandry Suárez en Colombia Check[4], cientos de aspirantes a puestos públicos en las candidaturas de 2023 izaron la bandera de la anti-migración venezolana para pescar votos, culpando incluso a la migración venezolana del aumento en los índices delictivos, aunque no hay evidencia empírica de esto.
La xenofobia y rechazo que han sufrido los migrantes venezolanos en Colombia ha sido documentada y registrada desde hace años por distintos medios de comunicación[5][6]. Y es que, en términos de percepción, la migración venezolana ha generado más malestar que beneficio en la sociedad colombiana, particularmente en el contexto de la migración desbordada que ocurrió durante los gobiernos de Santos y Duque.
Por esto, debemos recordar que la oferta de múltiples ayudas sociales, ofrecidas sobre todo por el gobierno de Iván Duque, exacerbó los problemas migratorios y generó más rechazo interno a la migración venezolana[7]. Todas estas políticas estuvieron impulsadas por las posturas críticas y condenatorias que tuvieron los gobiernos anteriores hacia el régimen de Maduro en esos años, lo cual, lejos de resolver o mitigar el problema migratorio, lo agravó.
La falta de una política migratoria consensuada y coordinada entre países nos ha llevado a la problemática migratoria que enfrentamos hoy. Por esto es importante tomar en cuenta que diversos estudios sobre la migración latinoamericana han demostrado que la mejor forma de manejar la migración es a través de una política coordinada entre el país emisor y el receptor[8][9]. Según estos estudios, la falta de coordinación entre países puede resultar en una presión económica y social que es difícil de mitigar, lo que nos dice que si queremos mejorar el problema de la migración venezolana, lo más sensato es establecer una estrategia conjunta entre países.
A pesar de que es inminente el fraude en Venezuela, para abordar el problema migratorio de manera más efectiva, es esencial mantener relaciones internacionales medianamente cordiales entre Colombia y Venezuela. Maduro ha demostrado estar dispuesto a mantener una postura aislacionista, sobre todo por el irrestricto apoyo que recibe de China y Rusia, lo que sugiere que Venezuela no tendría problema alguno en cortar relaciones nuevamente con Colombia. Por lo tanto, lo más sensato sería tratar de mediar para tener relaciones mínimas con Venezuela que permitan aplicar una política migratoria conjunta.
En lugar de optar por una postura de confrontación, que solo intensificaría la crisis migratoria y deterioraría aún más las relaciones bilaterales, Colombia debería buscar soluciones diplomáticas que incluyan la cooperación regional. Esto no solo ayudaría a gestionar de manera más efectiva la migración, sino que también sentaría las bases para una recuperación económica y social más sólida en los dos países, beneficiando tanto a los colombianos como a los venezolanos afectados por la crisis migratoria. Solo fomentando el diálogo y la cooperación, se puede desarrollar una estrategia más sólida y duradera para abordar los desafíos migratorios y asegurar un futuro más estable y próspero para ambas naciones.
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*Economista y Magíster en Economía y Desarrollo. Asesor pensional independiente con experiencia certificada con Colpensiones y empresas privados. Investigador interesado en la academia. Docente universitario.
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[1] Jair Díaz (Julio de 2022). Aumenta la xenofobia contra inmigrantes venezolanos en Colombia, según estudio. Voz de América.
[2] France 24 (Julio de 2024). De Trump a Le Pen: el fortalecimiento de la extrema derecha a ambos lados del Atlántico. France 24.
[3] María José Chitiva Londoño (Octubre de 2023). Dato de extranjeros y delitos de Beltrán es cierto, pero xenófobo. La Silla Vacía.
[4] Paula Jiménez y Jhoandry Suarez (Octubre de 2023). Las candidaturas que tiñen de xenofobia la campaña para las regionales en Colombia: ¿quiénes son y qué dicen?. Colombia Check.
[5] Soudi Jiménez (Octubre de 2023). Los inmigrantes venezolanos son condenados al ostracismo en medio de la xenofobia en Colombia. Los Angeles Times.
[6] Juan Camilo Maldonado (Octubre de 2023). “No se arrienda a venezolanos”: ¿Podemos encontrar soluciones si nos sentamos a conversar?. Mutante.
[7] Jorge Galindo (Mayo de 2022). Una mayoría de colombianos está en contra de la regularización de los migrantes venezolanos en el país. El País.
[8] Canales, Fuentes y Escríbano (Julio de 2019). Desarrollo y migración: desafíos y oportunidades en los países del norte de Centroamérica (LC/MEX/TS.2019/7), Ciudad de México, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2019.
[9] Gissi, N., Aruj, R., & Polo, S. (2021). Políticas migratorias y cooperación regional en el Cono Sur: gestión institucional de la migración venezolana en Argentina, Chile y Bolivia. Sociedade e Estado, 36(03), 1015-1035.