Tanto el arquitecto y excandidato a la Alcaldía de Barrancabermeja, Jaime Peña Robles; como el politólogo Raúl Barba, coinciden en que casi todos los aspirantes al primer cargo municipal, obviaron de sus programas de gobierno la gestión del riesgo. Esta es la herramienta más importante si se trata de formular acciones realizables y no propuestas incumplibles.
Peña dijo que conocer los programas de gobierno que plantean los seis barranqueños que están en contienda por la Alcaldía del Puerto Petrolero, «es la única forma de saber si más allá del discurso político, realmente tienen conocimiento pleno de cómo hacer, lo que dicen que harán. De lo contrario, corremos nuevamente el riesgo de hacer inversiones que no le apuntan a la construcción del modelo de desarrollo que demanda la ciudad».
El proyecto de vivienda Ciudadela Centenario, premisa bandera del actual gobierno que prometió entregar 10 mil casas, luego 4 mil, después 2 mil y al final ninguna; la obra inconclusa del Parque del Agua, los tableros digitales que se compraron y hoy están arrumados o la millonaria red de monitoreo de la calidad del aire que no opera y la carcome el sol y el agua, son hechos que figuran en la larga lista de ejemplos que evidencian como la falta de planeación en la administración pública, va en contravía a la optimización e inversión de los recursos públicos.
Programas de gobierno “poco digeribles”
Para el politólogo Raúl Barba también es clave que los electores comprendan las propuestas, con absoluta claridad, a la hora de decidir el voto. » Pero los programas no son fáciles de digerir. Su estructura no es amigable con el lector», explicó
Dijo que en uno no encontró los ítems que le permitieran identificar las acciones puntuales que promueve el candidato para Barrancabermeja. «Y eso es negativo porque si a mí que estoy preparado y tengo el conocimiento me resultó muy complejo de entender para analizar, cómo será para la ciudadanía en general», recalcó.
De acuerdo a su análisis, hay programas que sintetizan de manera puntual las acciones a ejecutar; pero algunos tienen enormes vacíos jurídicos y presupuestales y otros, a los que calificó de «nebulosos», porque -según él- no responden a las necesidades de la ciudad, o las dejan en el aire.
POT, la otra pata que le nace al cojo
El programa de gobierno que resulte elegido en octubre próximo, se convertirá en el Plan de Desarrollo a ejecutar. Lo que plantea debe estar en contexto con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y tiene que responder a lo que ordena la norma. Al fin y al cabo, las leyes son un instrumento para gobernar
En tal sentido, tanto Peña como Barba coinciden en que el ajuste para la reformulación del nuevo POT en Barrancabermeja, tiene una falla enorme y es la desinformación.
«Incluso las personas que tienen conocimiento en la materia confiesan que se les ha dificultado conocer el verdadero estado del documento», asegura el arquitecto.
«Por ejemplo, el próximo gobierno debe ser muy eficiente en materia de soluciones de vivienda de interés social. Hace mucho tiempo el Municipio no construye un proyecto importante”, destacó.
Para el excurador urbano, el POT debe decirnos cuáles son las zonas de expansión donde se puede construir y, la gestión del riesgo, permite saber si la inversión es posible.
“Lo que hoy tenemos es incertidumbre. Las comunidades no saben si serán objeto de legalización o de otra medida de tipo estructural, como una eventual reubicación», enfatizó Peña