Por: Roberto Aponte/ El siguiente escrito puede percibirse como una experiencia más relativa ya que se basa en indagar la siguiente pregunta, en la cual en cada lector va a generar percepciones completamente diferentes. ¿Cómo fue el lugar donde pasaste tu infancia?
Pensar en esto es solo un figurativo en el entramado espacio tiempo, podemos pensar en la clase de niños que éramos, las personas que nos acompañaban, pero suponiendo la respuesta de cada lector vamos a observar diferentes épocas.
Así es, diferentes años y para muchos, estos son los tiempos que se recuerdan con más cariño, rememorar como eran las ciudades o pueblos antes y sumergirnos en pensamientos nostálgicos. Algunos con más recorrido, por ejemplo, si pudiéramos conocer la memoria de los árboles sabríamos el legado que nos podría relatar los gallineros de los parques del área metropolitana y muchos otros de sus veteranos compañeros que han sido espectadores de la Bucaramanga de antaño.
Aunque yo entre en la categoría de adulto joven, una veintena de años es suficiente para observar bastantes cambios y más cuando te has arraigado en más de un solo lugar.
Cada vez más niños viven en entornos urbanos, yo tuve la fortuna de vivir en un pueblo y de niño conocer el campo y tener la fortuna de no solo jugar en el parque del barrio sino también en los potreros cercanos.
En mi caso, lo que he visto es la evidente expansión urbana, el pujante crecimiento en el sector construcción el cual remodela constantemente las ciudades haciéndonos testigos de un variable urbanismo. Pero lo he evidenciado más en Chinácota, donde la constante demanda turística ha fomentado la construcción de hoteles y restaurantes, entre otras consecuencias ha aumentado también la competencia, por lo que los nuevos negocios pueden surgir y algunos perdurar mientras que otros durar por poco tiempo, aunque de cierto modo los establecimientos tradicionales han creado una fuerte marca en el pueblo, una marca que han mantenido con constancia.
Y hablando de ese devenir de las empresas, en la ciudad es algo muy notable, empresas icónicas como almacenes Tia, después de muchos años termina cerrando, los típicos supermercados de cadena cambian de nombre constantemente.
Otro elemento a tener en cuenta son aquellos elementos sociales y culturas que forman parte de cada época: las modas, los productos, las actividades y juegos que se solían hacer de niño. Cada época forja generaciones diferentes y es usual oír hablar de los métodos de crianza por los que pasaron nuestros padres.
También mencionare el hecho de al ser alguien que viaja regularmente también he presenciado el estado de algunas vías del gran Santander, en algunos casos son el síntoma de una sociedad que busca agilizar y comercializar las cosas con mayor rapidez, claro, he visto como se han acortado las rutas principales, las entradas a Bucaramanga y Cúcuta, pero también he sido testigo de los constantes arreglos que han tenido estas vías y también hay que mencionar el hecho de que en veinte años he visto como muchas vías terciarias y rurales no han recibido la atención que merecen.
Estas comparaciones temporales también son un adecuado instrumento para tener en cuenta el impacto ambiental, para muchos tal vez imperceptible, ya que este se ha presentado gradualmente, pero en 1960 si saltáramos directamente a la naturaleza y clima que existía en esta época nos daríamos cuenta de los impactos de nuestras acciones como el cambio en el clima o la disminución en el cauce de los ríos.
Tener el pasado como referente y a su vez entender las experiencias individuales es un buen método para poder forjar un buen futuro y poder crear mejores tiempos venideros.
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