Por: Javier García Gelvez/ A propósito de la noticia de los problemas económicos de Don Jediondo, se me viene a la cabeza lo que decía mi abuelo: “la cosa esta peluda”.
Y no es para menos cuando el primo de las señoritas Rosa Mesa Cabeza y Severa Concha Dura tiene culebras por casi 9 mil milloncitos de pesos y le va tocar cerrar siete de sus restaurantes en Colombia.
Y como decía don Jesús (anima bendita), no se trata de al caído caerle no señor, es que al cura se le olvida cuando fue sacristán, en este país del sagrado corazón cualquiera puede dar un mal paso, el que crea que en Colombia la economía se autorregula esta miando fuera del pote, o es que es el pueblo el que impone las políticas económicas en las regiones, es más arrecho mantenerse que desestabilizarse financieramente, y es que son problemas que como dice el Tino se nos salen de las manos y no es posible cumplir con lo verriondos compromisos.
Una cosa es cacarear y otra poner el huevo, hacer empresa no es tarea fácil o si no el gobierno no se pondría en la tareíta de lanzar el famoso “salvavidas para morosos” que cobijaría al menos a 15,7 millones, pero conscientes que a la norma se le puede mamar gallo, se adoptaron medidas para que no se abuse de la misma y no promover la cultura del no pago.
Tiene sus ventajas, pero le toca hacer de tripas corazón, como por ejemplo no lo atormentaran más lo procesos ejecutivos, embargos u otras medidas cautelares que nos ponen los pelos de punta, esto aplica al deudor y al codeudor y añádale que le dan el papayazo de levantar el patrimonio de familia o la afectación a vivienda de su ranchito para que lo pueda vender y pagar las culebras.
Eso si no se las puede tirar de vivo porque no va tener otra oportunidad, esto lo digo porque casos se han visto en donde sinvergüenzas se acogen al modelo y después los muérganos se vuelan con todo.
Lo más verraco de la situación es la hijuemadre criticadera, la presión social, la llamadera de los bancos, las tarjetas al límite e incluso ya ni don Adán el de la tienda se aguanta el fiambre, como dice Aníbal, la persona queda apunto de pelar boyo… pero ya existe la solución, esta ley es una poderosa herramienta que beneficia a millones de colombianos que no han podido cumplir con sus obligaciones financieras y corren el riesgo de ser embargados o que los echen como a un perro de sus propiedades…es prácticamente la “Tutela” de los morosos que demuestren buena fe y voluntad de pago.
Dios aprieta, pero no ahoga, se trata de arreglar a las buenas, en forma conciliatoria y que pretende darle la oportunidad al deudor de buena fe y con voluntad de pago de estudiar con sus acreedores una fórmula de arreglo en sana paz… Ah, pero poniéndole seriedad a la cosa, porque si incumple se lo llevó el chiras.
Si el trámite es aceptado entonces se suspende el cobro de los intereses sobre las obligaciones que lo llevaron a estar jodido, así como cuotas de administración, manejo o cobros similares que de cualquier modo el acreedor pretenda hacer exigible al deudor y de ñapa, desde la aceptación de la solicitud del trámite de negociación de deudas, el deudor podrá solicitar la suspensión inmediata del embargo y/o secuestro que pesen sobre los bienes o productos inherentes a su actividad.
No todo es color de rosa, porque una cosa piensa el burro y otra el que lo enjalma, y puede suceder que la negociación no llegue a feliz término y fracase en su intento y se frustre la aprobación del acuerdo de parte de los acreedores.
Por esta razón y para no entrar en intríngulis jurídicos es importante el acompañamiento profesional especializado en el tema para sacar la pata del barro y con la machera que nos caracteriza hacer empresa que es lo que nuestro país necesita.
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