Por: Ruby Morales Sierra/ Tras culminar el conversatorio de Power Point y videos emocionales de la propuesta del candidato, pasamos a degustar la famosa paella que el ingeniero ofrecía a sus invitados especiales, acompañada de vino, algún postre y música a alto volumen de Andrea Bocelli. El almuerzo lo preparaban con esmero Rosita y Margarita, dos maravillosas y humildes mujeres con nombre de flores y sazón exquisito, servido por un diligente mesero que se multiplicaba por tres y atendía a los invitados.
Aquella tarde de sábado, a pocas semanas de las elecciones regionales, estábamos reunidos unos cuarenta periodistas que habían aceptado la invitación al almuerzo y le habían parado bolas al cuento de la candidatura del desconocido ingeniero que aspiraba a ganarse la alcaldía de Bucaramanga, con la promesa de no robar y una propuesta que casi nadie entendía de primerazo: gobernar contra la corrupción bajo los principios de la lógica, la ética y la estética…
No fue fácil convencer a los colegas para que acudieran a los conversatorios que ofrecía el candidato en uno de sus penthouse en el séptimo piso del Edificio Premier. Como asesora de prensa, a algunos les eché tres o cuatro veces el cuento de la «novedosa» candidatura y que le dieran la posibilidad de escucharlo. La locuacidad del ingeniero, su propósito y programa se encargarían del resto.
Tras varias invitaciones e insistencia, ellos y ellas, amables y clarividentes, aceptaban la invitación con su frase: «lo hago por usted y para saludarnos…» Nadie puede negar que la mayoría de periodistas lo consideraban un rico empresario «aparecido de pocos cabellos» y un desconocido en el tema político, aunque unos pocos estaban bien enterados de sus hilos invisibles con el poder y sus exsocios políticos en pleitos por tierras y ambiciosos negocios fallidos. Era entonces un candidato sin opciones y seguro perdedor.
Traigo esta breve anécdota del año 2015, como un salto cuántico asociado con la trágica pandemia por coronavirus que ha encerrado a más de media humanidad, la mayoría confinada en incómodas ciudades, víctimas de la explotación inmisericorde del modelo de lucro, su mercado de viviendas apretadas, malsanas, costosas e inhumanas, sin zonas públicas suficientes, tacañas y construidas en tierras a precio de oro, exacerbando la escasez del suelo en medio de la abundancia del planeta, en este mundo maltratado y sobreexplotado, no por los pobres y numerosos, sino por las ambiciones de las minorías dominantes, consumistas y esclavas del lucro.
Porque hoy todo se relaciona con la pandemia que amenaza a la humanidad más vulnerable en cientos de países y que al día de hoy tiene 2.3 millones de infectados en el mundo y 164.000 fallecidos, principalmente personas de edad avanzada o con enfermedades preexistentes, aunque a medida que pasa el tiempo se ha ampliado la afectación a personal médico y a pacientes de cualquier edad y condición social. En Colombia tenemos 3.792 infectados y 179 personas fallecidas, este domingo 19 de abril de 2020.
Volviendo a aquella velada con los periodistas y el candidato, de alguna forma trágica se anticipaba con agrio humor negro lo que nos llegó como un balde de agua fría en forma de partículas de virus mortales del Covid-19 y que amenaza de forma cruel, principalmente a los más débiles y necesitados porque de su trabajo afuera de sus hogares deriva su sustento y de sus familias.
Aunque creo expresamente que no se pretendía, ni tampoco se mencionara la palabra «eugenesia», el anfitrión, como era costumbre, planteaba el tema de la «fábrica de pobres» en que se había convertido el mundo, el país y la ciudad… y de la que se lucraban los políticos corruptos… y según él candidato y una élite codiciosa y egoísta, creerían en la necesidad de que hubiera menos población en el planeta. Hacía chistes y recriminaciones genéricas sobre las mujeres madres de varios hijos y familias pobres y numerosas.
También contó aquella tarde, cómo habría animado a que los padres de familia se practicaran la vasectomía y contaba anécdotas sobre sus propuestas de canjear televisores y vacaciones por la esterilización masculina o femenina…
La forma sancionatoria y cruel en que el ingeniero habría tratado el tema de las familias numerosas me amargaba y ofendía, hasta el punto que la primera vez que en una reunión se refirió a ello con desdén, le dije que no dudaba que resultaba ofensivo para muchas personas recriminar a quienes ya tienen varios hijos, así fuera en forma de chiste y así todos se rieran, más por nerviosismo que por hilaridad.
Por eso aquella tarde con los periodistas, luego de escuchar una seguidilla de chistes odiosos sobre las familias numerosas, sobre el hombro de varios colegas que nos separaban del candidato, alcé mi voz para decir mirando directamente sus azules ojos codiciosos: «Ingeniero, soy la menor de una familia de diez hijos y le agradezco a mis padres no haber escuchado nunca a quienes les decían que no tuviera tantos hijos, porque de otra forma yo no estaría aquí con ustedes… Los hijos son la riqueza de los pobres”. Sobra decir que de inmediato se cambió el tema de conversación.
Según la Revista Colombiana de Psiquiatría (1), «la eugenesia se refiere a la aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana». En la crisis que vivimos, sobre eugenesia han surgido teorías que llaman conspirativas, que consideran que podría haber un trasfondo tenebroso en el virus al que han echado mano decisiones de líderes políticos y élites que podrían considerar la aplicación de la eugenesia como una tendencia de la preservación de la salud en una población privilegiada o país (que puede permanecer indefinidamente en cuarentena) o mediante medidas como el control de la natalidad con esterilización selectiva, (que ya lo han hecho)… o la implacable selección y decisión de quienes deben salir de la casa a buscar trabajo y ganar el sustento, pese al riesgo del contagio.
Según la revista, el ejemplo de mayor uso de la eugenesia como política de estado se dio durante el surgimiento y apogeo del nacionalsocialismo en Alemania, en los años treinta y cuarenta del siglo pasado.
El auge de la antropometría, la craneometría y la frenología, el desarrollo de la microbiología, la genética y las ciencias sociales en esa época, fueron propiciadoras de serias discusiones entre los científicos y políticos de los países europeos y Estados Unidos. Colombia no fue ajena a dichos debates, sino que fue más allá y promulgó leyes de inmigración con fines eugenésicos y discriminatorios, incluso años antes del desarrollo del fascismo.
Apreciado lector: averigüe más sobre la eugnesis y entonces comprenderá la relación de por qué llegando el virus vía aeropuesto Eldorado, importado de Asia y Europa por personas de una condición económica y social en cierta forma privilegiada, en Bogotá, el mapa de mayores afectados se extiende en la población vulnerable de barrios populares, donde ya sea en inquilinatos o viviendas minúsculas, el distanciamiento social – o en el mismo hogar, es casi imposible pues prevalece el hacinamiento y la precariedad.
El mismo proceso de propagación de Bogotá se ha venido surtiendo en el resto del país. Una gran mayoría de población vulnerable a la que no alcanzan a llegar las ayudas del Estado, está obligado a enfrentar el virus en la calle, forzados a encontrar recursos económicos para derrotar el hambre y pagar por subsistir.
¿Coronavirus: conspiración o accidente?
*Periodista.
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(1) rev.colomb.psiquiatr. vol.43 no.1 Bogotá Jan./Mar. 2014