Por: Sergio Julián Santiesteban Herrera/ El ser humano por naturaleza es único e irrepetible en su carácter forjado por su actitud y aptitudes que desde el núcleo familiar, la escuela, la universidad y los diferentes contextos en los cuales se desarrolla interactuando con las demás personas, por ende para referirnos o describir a un ser, lo hacemos de forma singular, individualizados, para escribir sus atributos así como para escribir sus acciones erróneas ante la sociedad.
El ser humano sabe que es lo bueno y que es lo malo dentro de una sociedad, siendo está la sensatez que nos permiten actuar y pensar dentro del marco de la ética, la moral, lo coherente, el sentido común, el bien.
No debemos pretender que todos seamos iguales en actitud y aptitudes, así como somos diferentes en raza, estatura, talla… Todos tenemos destrezas, habilidades, gustos, vocaciones que nos permiten diferenciarnos entre sí y por ellos los demás pueden escribirnos. Nuestro comportamiento es singular y no plural.
Aunque vivimos en sociedad, pertenecemos a grupos, equipos, hacemos parte de un gremio profesional, laboral, nuestras acciones acordes a la sensatez son elogiadas, premiadas… Las malas acciones también deben ser sancionadas, castigadas y repudiadas por la sociedad, donde el sentido común nos permite diferenciar lo bueno de lo malo.
Por ello no podemos generalizar o hablar en plural condicionando o emigrando de un grupo una profesión una institución un gremio, etc.
La ética, la moral, el sentido común nos debe permitir definir y evaluar las acciones propias y de los demás.
Quiero referirme a manera de ejemplo, que nos sirva para pensar con sensatez e individualizar las acciones de cada uno de quienes pese a su lamentable muerte en sucesos festivos podamos definir estos comportamientos.
La muerte de Dilan ante su comportamiento, en una manifestación, el comportamiento del médico ante el ataque de delincuentes, la acción de los policías ante el comportamiento de un abogado en estado embriaguez y tantos hechos más que enlutan, que duele que se presenten y deben ser evaluados, analizados con sensatez.
¿El por qué de estos actos? ¿En qué estamos fallando? ¿Dónde están la ética, la moral, el bien, el sentido común? Son preguntas que nos debemos hacer y muchas más.
En nuestra sociedad todos hacemos parte de ese gran engranaje, desde nuestra forma de pensar, actuar, sabemos que el ser se apropia del conocimiento de un arte, oficio o profesión, según su competencia con sigo mismo, su lucha por salir adelante en sus anhelos, sueños, proyectos… Independientemente a muchos aspectos, es decir, ¿se nace o se hace? Nos construimos, nos transformamos, nos encaminamos según esa motivación que es intrínseca, cada individuo decide, define, persevera y alcanza sus objetivos, tarde o temprano y si desfallece por lo menos lo intentó y género su propia imagen, estatus, rol, desempeño en la vida.
Somos diferentes por naturaleza y entre indios no todos quieren ser el curaca, qué tal todos médicos, panaderos, pintores, carpinteros… ¿Dónde está el libre albedrío, la libertad de escoger, de labrar nuestra propia vida?
Esa opiniones de igualdad, de colectividad, solo generan odio, envidia, codicia, generando una sociedad resentida, una sociedad que exige derechos antes un paternalismo que solo propicia la descomposición social y sabemos que esa demagogia o repetición de frases inconformes, que generan violencia son las que todos debemos evaluar para hacer caer en cuenta y mediante la reflexión encaminar nuestra sociedad a generar acciones respetuosas, coherentes, donde se expresen nuestras opiniones o puntos de vista ante criterios emanados o impartidos que no sean viables, lógicos, coherentes o que permitan el bien de nuestra sociedad.
Donde el bien debe prevalecer sobre toda acción que atente contra la sana convivencia, desempeño, labor, a favor del beneficio de nuestra gente, de nuestro medio ambiente, de nuestro mundo.
¿Por qué no articular, fusionar nuestro pensamiento, comportamiento con la ética y la moral?
Para ello debemos tener presente que el saber es el conocer a ciencia cierta un concepto teórico para llevar lo a la práctica es decir, es saber hacer y nuestro desempeño debe ir de la mano de la ética y la moral que determinan el ser. Me explicó: Si una persona estudió y se graduó como médico y en su campo de acción laboral, es decir, en la práctica como profesional de la salud no tiene moral, no trata con respeto a su paciente, es como decir, de qué sirven las buenas acciones si todo lo que hizo con las manos lo desbarató con los pies. Nuestras acciones deben ser con sensatez. Debemos pensar antes de actuar.
¿Qué sensatez hay en decidir si dar a luz o abortar a un ser nonato?
La gracia, la virtud de dar a luz, de dar vida a un ser solo es de la mujer, después de la fecundación y de formar una familia es de la decisión voluntaria de la pareja.
El embarazo es decisión y responsabilidad de la pareja ante la decisión de aceptación de la mujer de quedar en embarazo, pero esta se toma en el acto sexual ante la responsabilidad de la posibilidad de quedar embarazada si no usa anticonceptivos, o preservativos de hecho existe la pastilla del día después. Es decir, si se dejó llevar por la emoción, o estaba sin sus cinco sentidos por licor, entre otros, o fue por abuso sexual, debió tomar la decisión antes de que los días pasen y estos días de gestación o embarazo son los que se deben definir para interrumpir el desarrollo del feto o nonato.
Hay razones valederas para interrumpir un embarazo -tales como un abuso sexual o violación- a tiempo, así como el riesgo de perder la vida la madre según exámenes y criterio médico, antes una malformación congénita. Pero después de varios días y meses decir quiero abortar porque ya no lo quiero tener, porque no me quiero hacer responsable, para ello se debe ser responsable antes y no después de, o por escusas que no tengo tiempo para criar, no quiero que se le dañe el cuerpo, es mi cuerpo y yo decido, muy bien dicho es su cuerpo pero no puedes decidir por el de un ser que se está formando y tiene vida propia aunque dependa del vientre de su madre.
Como individuos debemos ser responsables y actuar con sensatez. Recordemos que nunca es tarde para cambiar, la vida es una sola y es nuestra, podemos cambiar nuestro mundo.
*Mecánico de mantenimiento de plantas industriales y docente industrial.
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