Por: César Mauricio Olaya/ Aunque como lo exponía el editorialista Donaldo Villareal en su columna semanal en un diario local, no se trata de confundir Dinamarca con Cundinamarca, pues hablamos de espacios, culturas y niveles de desarrollo diametralmente opuestos; sin embargo, en un mundo globalizado, es por lo menos necesario que se mire con beneficio de inventario experiencias que puedan coadyuvar a resolver o por lo menos a mitigar la crisis que hoy vive la ciudad en distintos aspectos, pero que tras vivir la experiencia durante algunos días de conocer y usar el sistema de transporte integrado del que gozan varias ciudades de Alemania, quiero compartir tan extraordinaria vivencia, con el fin de que por lo menos sirva de reflexión y plataforma a un sueño futuro.
Empecemos por decir que el concepto de transporte público integrado es total en este país y así lo pude comprobar al utilizar cuatro de los cinco sistemas operativos que lo componen y que dan comienzo con el metro (U-Bahn) o simplemente “U”, como se señalizan sus accesos. Para el caso voy a hacer referencia exclusiva a la funcionalidad del sistema en la ciudad de Stuttgart, una de las ciudades con mayor desarrollo industrial y educativo, considerada como una de las grandes impulsoras de la economía germana.
En esta ciudad, el metro por sus condiciones de su trazado, parte subterránea y parte exterior, recibió desde su construcción en el año de 1966 el nombre de Stadtbahn Stuttgart. En la actualidad cuenta con una longitud total de 195 kilómetros (de Bucaramanga a Barbosa como referencia espacial) en sus 15 líneas y sus 77 estaciones, de las cuales 30 son subterráneas. La ciudad de aproximadamente 2 millones 600 mil habitantes, incluidas las municipalidades cercanas que aquí llamaríamos área metropolitana, está prácticamente cubierta por el sistema.
El sistema de transporte público comienza a perfilar su integralidad cuando al metro, se le suman los buses que conducen desde los barrios o distritos, hasta las distintas estaciones. El tranvía que por lo general circula en el centro de la ciudad y los trenes de cercanía que llevan a las ciudades perimetrales (para el ejemplo de ubicación, podríamos referirnos a Rionegro o Lebrija).
Stuttgar se extiende sobre varias colinas que le rodean y el centro de la ciudad queda en lo que podría llamarse el valle que se conforma entre ellas. Las líneas del U-Bahn discurren en distintas orientaciones. Las nominadas como U1, U2 y U14, se mueven a lo largo del valle principal. Las U5, U6, U7 y U15 atraviesan la ciudad de norte a sur. La U4 y la U9 lo hacen de oriente a occidente y las líneas exteriores U3 y U13 no pasan por el centro de la ciudad y se integran con el tren de cercanías para llevar a los usuarios a las ciudades vecinas.
Esta integración se hace en el llamado S-Bahn, un tren ligero que con el mismo tiquete, le sirve al usuario para moverse hacia sus viviendas o sitios de trabajo. El sistema integrado comienza a funcionar desde las 4 am hasta las 24 horas, con una frecuencia de 10 a 12 minutos hasta las 20 horas (9 de la noche) y de 15 a 20 minutos hasta la hora de cierre.
A este fenomenal sistema de movilización ciudadana, debe necesariamente sumársele varios apéndices que lo conforman en su sentido más amplio; el primero de ellos, la gran virtud del usuario que ve en este sistema, un verdadero servicio para la comunidad, de manera que no solo se usa masivamente al punto que la relación de uso del transporte público vs vehículo personal, es casi de 70 – 30 a favor del primero, siendo curiosamente Stuttgart la ciudad sede de la gran industria automotriz del país germano.
En segundo lugar, el destacado uso de la bicicleta, con una red que cubre más del 30% del sector urbano, definiendo claramente los espacios propios para el transporte público, el automotriz privado, el peatonal y las bicirutas que además hacen parte del sistema de transporte público a través de un servicio de uso donde se ha estructurado una serie de por así llamarlos, dispensadores de bicicletas, cuya liberación se activa con una tarjeta que se compra en las mismas unidades donde se venden los boletos de transporte.
Para terminar de destacar los factores diferenciadores de este sistema, importante subrayar el sentido de correspondencia del usuario con este medio de transporte, puesto que causa curiosidad que la persona hace uso del sistema sin necesidad de validación alguna del pasaje, solo con la propia seguridad de que se cuenta con el tiquete pago. Con alguna periodicidad, controladores suben al vehículo y al azar le solicitan al usuario el soporte de compra. En caso de no tenerlo, sin contemplación alguna se hace acreedor de una multa cercana a los 60 euros que debe cancelarse en los siguientes diez días. Esta evasión que a veces suele darse, es llamado “tiquete negro”, aunque de hecho, son poco usuales los casos en que se genera esta situación.
Ya con los pies puestos en la tierrita y a bordo de un desgastado bus del sistema de Metrolínea, reflexiono sobre lo experimentado, mientras leo los trinos reclamantes del veedor ciudadano Fernando Martínez, quien hace énfasis en dos hechos que ya no tienen reversa: no hay recursos para renovar y actualizar la flota de buses del sistema, ni hay forma de corregir los garrafales errores técnicos en la construcción del portal de Girón que aseguran que este necesario y esperado edificio, esté hoy condenado a hacer parte de los elefantes blancos, como un aporte más de los que se autodenominan “expertos en hacer bien las cosas”.
Oportuno mirar lo que representa un sistema de transporte serio y organizado, que contrarresta con lo que analizando el presente, manifiesta la ex gerente y actual columnista de Corrillos, Laura Cristina Gómez, cuando confirma lo expuesto por el veedor, con una frase lapidaria: ¨Descanse en paz Sistema Integrado de Transporte de Bucaramanga y su área metropolitana¨ y tiquete negro para esta administración que se hizo la pinga con este servicio, al que el propio burgomaestre lo calificaba de admirable y se comprometía en su mitomaniaca interpretación de la política, a convertirlo en su vehículo particular para llegar hasta su despacho.
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