Por: Diana Ximena Carreño Mayorga/ Inspirada en el artículo: “Intervenciones, Cuerpos y Escuchas en el Trabajo Social Contemporáneo” por las autoras Paula Danel y Agustina Favero (2021), doy paso al debate en relación a la matriz cuatriada que allí se propone; la cual, está conformada o explica la manera en cómo existe la resistencia ante el cambio, allí lo explican con cuatro pilares: capitalismo en su fase neoliberalista, patriarcado, colonialismo y capacitismo
En este sentido, es una problemática y una barrera poder hacer transformación social, cuando constantemente estamos encontrándonos con una sociedad altamente violenta estructuralmente hablando y es precisamente esta la invitación del presente artículo.
La cultura tiene que ver con el aprendizaje antropocentrista que ha sido construido Colombia desde un ejercicio dado naturalmente al ser humano, olvidando raíces, y la multiculturalidad ausente donde predomina una cultura machista de control y dominio, un país que oprime omite, invisibiliza a las mujeres.
Lamentablemente, la ternura y el cuidado se ha colonizado, dándole la responsabilidad a la energía femenina y -sin darse cuenta al parecer- también afecta a los hombres, prohibiéndoles sentir, amar en todo su esplendor desde la lealtad, la exteriorización de emociones, la capacidad de trabajar en el crecimiento propio aceptando ir a terapia, poder ser tiernos sin que sean considerados gays o frágiles. La masculinidad mal ejercida en toda su medida afecta y permea a toda la sociedad.
Considerando el privilegio que les ‘‘prohíbe’’ despojarse de sus creencias arraigadas en sus pautas de crianza y su modelo de vida por el simple hecho de tener privilegios en la sociedad, sin embargo, no puede ser que el sentido de consciencia y raciocinio no permita dar cuenta que la vida misma de otras personas que están en nuestro entorno, donde el feminicidio y los altos niveles de violencia son tremendamente graves y de impacto.
Por otro lado, damos cuenta que vivimos en una sociedad que opta por tener una cosmovisión del mundo desde un modelo adquisitivo único como forma de vivir, un capitalismo neoliberal que no permite el desarrollo libre o la decolonialidad del poder y del tener ‘‘Si no compras, no encajas’’, ser pobre es muy malo y ser rico es el gran anhelo y objetivo de vivir. Pero realmente la pregunta nace en esta falacias mencionadas anteriormente -desde mi punto de vista-, ¿Qué otras formas existen para habitar este mundo?
Pues bien, siento que es importante reconstruir los modos de hacer intervención, de relacionarnos con los demás, con las personas que nos rodean y las que no. Todos estamos involucrados en esta sociedad, de esta misma forma, todos tenemos la responsabilidad de hacer el bien, entendiéndose el bien al menos, repensándonos nuestras formas, nuestras creencias, pensamientos, esquemas mentales arraigados por una forma de ver y vivir la vida carente de valores humanos, violenta y vacía.
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*Psicóloga del Programa de Diversidad Sexual y Población LGBTIQ+ de la Secretaría de Desarrollo Social, alcaldía de Bucaramanga.
