El Gobierno iraní ha atribuido los ataques a “enemigos del país” y cree que estas personas tienen motivos hostiles para crear miedo entre la población y que cierren los colegios donde estudian miles de niñas. Las investigaciones avanzan con el grupo opositor Mujahedden e Khalq (MEK) como uno de los principales sospechosos.
El Ministerio del Interior de Irán aseguró que algunos de los detenidos querían “crear escepticismo hacia el sistema islámico”, que su propósito era generar caos en la población y evitar que niñas y adolescentes asistieran a las instituciones educativas, así lo publicó en un comunicado la entidad gubernamental, el sábado por la noche.
Las autoridades también aseguraron que “algunos de estos casos fueron travesuras”, en medio de la “atmósfera psicológica”, que se vive actualmente.
Oleada de envenenamientos a colegialas
Después de cinco meses se dan estas detenciones a sospechosos, pues a finales de noviembre de 2022 se empezaron a reportar los primeros 18 casos de intoxicaciones de niñas en la ciudad santa de Qom.
En Ardabil, Tehransar y Teherán, la capital, también se contabilizaron estudiantes envenenadas a finales del año pasado. En algunas de las instituciones, las colegialas aseguraron que sufrieron “la proyección de una especie de spray” con olores extraños como de fruta podrida.
Las estudiantes regresaban a sus casas con mareos, irritación de garganta, dolor de cabeza, dificultades para respirar, arritmias o imposibilidad para mover las extremidades, después de asegurar haber inhalado un olor desagradable.
Desde entonces, se han totalizado 5.000 casos en 230 centros educativos, en 25 de las 31 provincias iraníes, datos proporcionados por el parlamentario Mohammad-Hassan Safari, integrante de una comisión que investiga los envenenamientos en el país.
En su primera reacción pública de los hechos, el líder supremo de la República Islámica, Ali Jameneí, dijo el 6 de marzo que “los perpetradores deben ser condenados a un severo castigo. Este es un crimen grave e imperdonable, no habrá amnistía para ellos”.
Mientras que el presidente, Ebrahim Raisí, dijo que los envenenamientos son causados por “enemigos del país”, explicando que Estados Unidos e Israel podrían estar involucrados.
El descontento social aumentó con el pasar de los días, los padres de las niñas criticaron la ineficacia de las autoridades a la hora de evitar los ataques y condenaron la tardanza de las autoridades para identificar a los responsables de los ataques.
Pero más allá de las acusaciones habituales contra Estados Unidos o Israel, la indignación contra el Gobierno se basa también en que su reacción inicial fue minimizar los envenenamientos y atribuirlos a posibles fugas de monóxido de carbono de los sistemas de calefacción, además de tildar los casos de «rumores».
“Mujer, vida y libertad”
Aunque en los 43 años de existencia de la República Islámica de Irán no se ha puesto en duda la educación femenina, entre la población se habla que los envenenamientos podrían estar relacionados con las manifestaciones con tinte feminista de los últimos meses, las mismas que luego fueron fuertemente reprimidas por las autoridades, con un saldo de 20.000 detenciones y más de 500 muertes según algunas ONG.
Es de recordar que hace seis meses estallaron las protestas por la muerte de Mahsa Amini, una joven que habría sido asesinada a manos de la Policía de la Moral por llevar mal puesto su hijab.
El suceso causó ira en gran parte del país, las mujeres salieron a las calles gritando “mujer, vida y libertad, se quitaban el velo en público y algunas hasta cortaron su cabello en un acto de completa insumisión hacia las estrictas reglas religiosas.
Las alumnas de colegios e institutos participaron en esas protestas y manifestaron gestos de desprecio a retratos de Jameneí y del fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruholá Jomeiní.
Las manifestaciones se consagraron como unas de las más grandes que ha tenido la nación persa y se replicaron en otros países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, lo que trajo consigo el enojo de los extremistas religiosos.
