El humo enturbia parte del panorama de la región del Kurdistán iraquí. Es una de las evidencias del ataque de Irán con misiles y drones que, según la Guardia Revolucionaria, buscaba alcanzar “objetivos militares” en el norte de su país vecino.
El ataque se cobró la vida de al menos nueve personas y otras 32 resultaron heridas debido a los ataques que impactaron cerca de Erbil y Solimania al este del territorio kurdo de Irak, aseguró el ministro de Salud, Saman Barazanchi, en un comunicado.
“Algunos de los heridos están en estado crítico y el número de muertos podría aumentar», agregó el ministro.
Irán ha justificado el ataque bajo la acusación de que disidentes kurdos iraníes armados han participado en las protestas que se han extendido en gran parte de su territorio después del asesinato de la joven kurda Mahsa Amini.
La Guardia Revolucionaría, la fuerza militar y de seguridad de élite de Irán, aseguró que la operación continuará “hasta que la amenaza sea efectivamente repelida, las bases de los grupos terroristas sean desmanteladas y las autoridades de la región kurda asuman sus obligaciones y responsabilidades».
Sin embargo, la perspectiva iraquí es otra: se trata de una violación a su soberanía territorial. Es por ello que el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irak aseguró que tomarían medidas para detener los ataques. Entre ellas, la convocatoria del embajador iraní para informarle sobre la objeción de Irak a los ataques en su territorio.
Además, según dio a conocer para Reuters el alcalde de la ciudad kurda iraquí de Koye, dos personas murieron, incluida una mujer embarazada y 12 personas resultaron heridas, algunos fueron trasladados en estado crítico al hospital de Erbil.
Kurdistán reacciona a los ataques iraníes
Mientras que Irán ha asegurado que los ataques continuarán, los kurdos iraquíes han señalado que al menos 10 bases kurdas iraníes cerca de Solemania eran objetivos de los bombardeos.
Por su parte, Soran Nuri, miembro del Partido Democrático del Kurdistán iraní, una fuerza de oposición armada de izquierda prohibida en Irán, señaló que los ataques de Irán se dirigieron a Koya, a unos 65 kilómetros al este de Erbil.
Según Nuri, el ataque se dirigió a un campamento militar pero también a casas y oficinas.
Igualmente, una fuente militar aseguró a Efe que «posiciones de partidos kurdos iraníes, incluido el Partido Democrático Kurdo y el Partido para la Liberación del Kurdistán, fueron blanco de un bombardeo con drones y misiles».
Los ataques contra los kurdos, la minoría étnica más numerosa sin Estado propio, no es algo nuevo. Su población, que se estima en 30 millones, está repartida principalmente entre Turquía, Irán, Irak y Siria.
En Irak, los kurdos representan entre un 15% y un 20% de la población.
Estados Unidos condena el ataque
Una violación injustificada de la soberanía e integridad territorial de Irak, así califico los hechos el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, aseguró que la amenaza de continuar con los bombardeos es inaceptable. “Condenamos aún más los comentarios del Gobierno de Irán que amenazan con ataques adicionales contra Irak”, aseguró la institución en un comunicado.
Por su parte, la ONU se había pronunciado acerca de las tensiones en Irán señalando que “la diplomacia de cohetes es un acto imprudente con consecuencias devastadoras”.
Ataque en medio del malestar social
En las calles iraníes no han parado de sonar los reclamos y el repudio por el asesinato de Mahsa Amini, bajo custodia policial.
El 13 de septiembre, Amini, una joven de 22 años nacida en la ciudad kurda de Sáez, fue arrestada por la policía de la moral iraní por portar «vestimenta inadecuada». Tres días después murió en un hospital de Teherán, la capital.
Desde entonces, las protestas no han cesado, aun a pesar de la fuerte represión por parte de las fuerzas de seguridad iraníes. Según los medios del país, 41 personas, incluyendo miembros de la policía, han fallecido. Pero varias ONG han asegurado que el número podría ser mayor.
En medio del tenso panorama y los reclamos que no cesan, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, dijo este miércoles en una entrevista televisada que no aceptaría el «caos» en medio de las protestas surgidas a raíz de la muerte Amini y defendió el accionar de la policía ante los manifestantes.
