La ministra ha venido cometiendo error tras error, desde su polémica propuesta para que los países desarrollados decrezcan económicamente para que contaminen menos y se pueda luchar contra el cambio climático.
Por: Jhon F Mieles Rueda/ Desde que fue nombrada en el cargo, la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez ha estado en boca de todos y no precisamente por buena gestión, por el contrario, sus polémicas declaraciones han creado incertidumbre en los mercados y poniendo de manifiesto el desacierto del presidente Gustavo Petro al haberla puesto al frente de esa cartera.
Irene Vélez, una filósofa, que no tenía la suficiente experiencia ni una carrera relacionada con el cargo que ahora ostenta, es hija de Hildebrando Vélez, un educador reconocido por su activismo ambiental muy cercano a Francia Márquez y un colaborador en la campaña que puso a Gustavo Petro en la Casa de Nariño.
A raíz de ello, había solicitado como retribución por su colaboración con el ‘petrismo’, un ministerio para su hija Irene quien en un inicio sonaba para ocupar el cargo de ministra de Ciencias, Tecnología e Innovación, pero a raíz de las inhabilidades de Ricardo Roa, gerente de la campaña de Petro -quien originalmente iba a ocupar el cargo de ministro de Minas y Energía- fue Irene Vélez quien, por desafortunados artilugios del destino, la que finalmente fue nombrada en ese cargo.
Su padre además de ser quien gestionó su nombramiento, es su principal asesor y la persona que elige quienes son los que pueden entrar a trabajar en el ministerio de Minas, hecho por el cual, al poco tiempo de que Irene Vélez se posesionó, fue modificado el manual de funciones para poder nombrar a dedo a sus amigos licenciados en artes, ingenieros de alimentos, artes liberales, teólogos y con otro tipo de carreras que nada tienen que ver con esa cartera, constituyendo de esta manera un equipo de trabajo muy ‘ineficiente’ por no decir menos que tiene la gran responsabilidad de llevar a cabo transición energética del país.
Y es que la ministra ha venido cometiendo error tras error, desde su polémica propuesta para que los países desarrollados decrezcan económicamente para que contaminen menos y se pueda luchar contra el cambio climático, pasando por el desplante que les hizo a los periodistas en una rueda de prensa el 1 de septiembre de 2022, el descache al referirse al déficit en el Fondo de Estabilización de la Gasolina, afirmando que Colombia tenía una deuda de “10.000 billones” hasta la vez que estaba leyendo en el Congreso de la Republica en un debate de control político siendo interrumpida para recordarle que está prohibido por la Ley Quinta, hacer esto.
Si bien, los anteriores son errores menores, la cereza del pastel hasta el momento es el haber dado cifras erróneas en el informe de “Balance de contratos de hidrocarburos y recursos disponibles para la Transición Energética Justa” presentado en Davos (Suiza) en el marco del Foro Económico Mundial en el que se sostenía que existen las reservas de crudo y gas necesarias para que el país sea autosuficiente hasta 2042, cuando la realidad es muy distinta, de hecho en la actualidad el país no cuenta con cifras exactas.
Este informe maquillado que tiene como propósito no conceder nuevos contratos de exploración de petróleo y gas, fue cuestionado por distintos sectores de la opinión pública por supuestamente incluir información que no habría sido fidedigna y que aparentemente habría sido entregado sin el conocimiento de la viceministra de Energía, Belizza Ruiz, quien después de este hecho, renunció manifestando que su nombre fue incluido en el informe sin su consentimiento y denunciando a su vez, muchas irregularidades al interior de ese ministerio.
Ante tanto revuelo, el presidente Gustavo Petro tuvo que salir a defender a Irene Vélez en su cuenta de Twitter argumentando que solo fue un error matemático y que “no es lo mismo la aritmética que la estadística. La prensa repite ese error a diario. Todo dato sobre reservas, hasta las más probadas, son probabilidades”.
No se sabe dónde ni cómo terminará la gestión de la ministra en cuestión, lo cierto es que es una persona que no estaba preparada para asumir ese cargo y ante sus desaciertos, algunos sectores políticos especialmente de la oposición, la han denunciado ante los entes de control como la Procuraduría y la Fiscalía, además de pedir su renuncia como ministra de Minas y Energía.
Algunas personas, en especial dentro de la coalición de gobierno que defienden a Irene Vélez, argumentan que la atacan solo por ser mujer y que se trata un caso de violencia política contra las mujeres. Esta es una defensa fuera de contexto, ya que la verdad es que la ministra no ha dado la talla ante la misión que se le encomendó, tal vez sea una mujer académicamente muy preparada y podría haber hecho una gestión eficiente al frente de otra cartera, pero no al frente del MinMinas ya que este ministerio requiere de una persona con carácter y mucha experiencia en el sector y sobre todo, de alguien que genere confianza en los mercados. Eso es todo, no se trata en ningún caso de violencia política.
Es cierto que debe haber una transición energética en el país, pero se debe llevar de manera responsable y escalonada, no pretendiendo suspender en seco los contratos de exploración de gas y petróleo, además, una medida de este tipo es inconstitucional.
Hasta el momento Irene Vélez se ha constituido como el lunar en el Gobierno del Cambio y de continuar las cosas como van, y mientras algunos sigan defendiendo lo indefendible, se va a generar a futuro una factura con un coste político muy elevado para Gustavo Petro y Francia Márquez, además de condenar a Colombia a la incertidumbre económica.
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*Escritor, agroforestal y político local.
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