Por: Fredy Horacio Chinchilla Reyes/ De cada 100 jóvenes 48 pueden ingresar a la educación superior. La educación superior en Colombia puede ser técnica, tecnológica o superior y de esos 48 tienen el privilegio de ingresar a alguno de esos niveles de educación.
Ahora bien, de esos en el mejor de los casos solo 28 logran ingresar a educación universitaria superior y aquí hay dos vertientes muy definidas que son los que ingresan a la educación superior universitaria publica y otros en universidad privada, de estos 28 solo la mitad logran graduarse por problemáticas económicas, dificultades académicas producto del bajísimo nivel educativo especialmente de la educación secundaria, verse obligados a dejar sus estudios por dificultades familiares y otros factores en su mayoría ajenos a estos estudiante.
De los 14 que se logran graduar, 10 pueden acceder a un empleo, 5 de la universidad pública y 5 de la privada y un dato dramático: De esos 10 solo uno (1) si uno, unito, logrará pensionarse en el año 2050, es decir, tener la posibilidad de una vejez digna, bueno, si con pensiones tan pírricas se le puede llamar vejez digna, según lo declarado por la Misión Colombia Envejece.
En Colombia el desempleo juvenil es casi el doble del desempleo de los adultos, 7 de cada 10 jóvenes viven en el subempleo o el desempleo y lo peor de esto es que 1 de cada 4 jóvenes hacen parte de los denominados ‘ninis’ (Ni trabajan ni estudian) y no precisamente porque no quieran sino porque no han tenido la oportunidad.
Entonces cabría preguntarse de forma muy seria y profunda: ¿De quién es la culpa? Como el libro ¿Es de la Vaca seguramente? Quizás para unos extremistas arribistas sin la menor duda de forma arrogante y quizás déspota, señalaría estos con el patético argumento que son culpables ellos mismos por ser vagos.
Quienes han gobernado mal el país especialmente en materia educativa (Ver articulo bajísimo nivel de educación) nos han echado el cuento que ese fracaso personal de millones de jóvenes es por culpa exclusivamente de ellos mismos, pero definitivamente es un mito que se han inventado y machado en la mente de nuestra sociedad y precisamente para evadir la responsabilidad de los juampas, uribes, pastranas, gavirias, samperes etc etc… Del destino de millones de jóvenes en el país.
Omiten con ese cuento que ellos destruyeron gran parte del agro y la industria generadora de millones de puestos de trabajo con la firma de nefastos y mal negociados TLC (Tratados de Libre Comercio) con las consecuencias de pérdida de miles y miles de empleos y que cínicamente gobernantes entre los que se “destacan” también congresistas sin el más mínimo asomo de vergüenza intentan argumentar y justificar la importación de alimentos como recientemente la congresista Paloma Valencia en La W, programa radial.
No se puede dejar de lado que parte de esas dificultades para que miles de jóvenes no tengan la posibilidad de ingresar a una universidad pública es que el Estado colombiano le adeuda cerca de 16 billones de pesos –si, billones con b de billete- a las universidades públicas ¿Si escucho muy bien? o más bien, ¿leyó muy bien? Pues la universidad pública está de mal en peor y el año 2019 el panorama es peor incluso una parálisis a finales del 2018 como lo manifiesta El Espectador en su artículo publicado 31 de Mayo de 2018 de Adolfo León Atehortúa Cruz.
Viendo este panorama se preguntaran ustedes y especialmente los jóvenes ¿Qué podemos hacer? Si seguimos eligiendo los mismos con las mismas como ha pasado per omnia saecula seculorum, («Durante todas las épocas de las épocas,» es decir, para siempre) que han destruido el agro la industria, la educación pública y los derechos de la gente, como también el caso de la salud que desde el año 2000 ya se sabe que para el 2025 estallará una crisis de santa madre y que a la fecha quienes deben hacer algo para evitar esto no lo han hecho, pues no habrá forma de resolver lo que se debe resolver de continuar eligiendo no malos gobernantes, sino perversos gobernantes y para rematar el chico -pero no de billar- si seguimos con la quejadera hoy, mañana, pasado mañana y todos los pasados mañanas, como dicen el buen campesino “tamos jodios” y si esto no fuera poco, cada elección de regalados le votamos a los “Dotores” que nos zarandean y bien duro, acá no hay nada que nacer, sin embargo solo cuando nos logremos sacudir de la ignorancia política y vivir con el argumento que la política me importa un carajo.
Pero no todo está perdido. Yo espero y tengo fe que los jóvenes, así como quienes impulsaron la Séptima Papeleta que dio vida a la constituyente y posteriormente el nacimiento de la Constitución de 1991, lograrán hacer un gran viraje por lo menos en cuanto a lograr un Estado de verdaderas, reales y serias oportunidades y ser actores valiosos del desarrollo del país puesto que estos no son el futuro son el presente –si, así es, el presente- pues constituirán el futuro desde hoy o sea ya, desde este mismo instante, “ipso facto” y así como se mamaron en el 91 hoy día lo deben hacer y repetir y que estos muchachos tienen en sus manos la posibilidad de dar ese primer cimbronazo y advertencia a la clase política el próximo 26 de agosto de dar pasos lentos pero seguros hacía una democracia más sólida y fuerte, pero sobre todo, y reitero, un país de oportunidades, de desear quedarse y no terminar odiando el territorio que le vio nacer y provocar los cambios que se requieren en el país y este 26 de agosto con el Referendo Anticorrupción puede ser la cuota inicial y los procesos electorales venideros próximos su buena pela, pues de seguir en esta tónica nos llevará pal patas.
Y recordando lo que mencioné en este artículo, de 100 jóvenes solo uno lograría pensionarse en el 2050, nos enfrentaríamos a un futuro de pobreza e incertidumbre y eso que no he hablado pero lo haré en una futura columna como nos roban el sistema pensional en Colombia.
Twitter: @fredy_asesor