Por: Alfonso Baeza Acuña/ El costo ambiental en la ciudad de Barrancabermeja, es tan alto que desde el Estado se mira con mucho recelo. Nuestras ciénagas Juan Esteban, Miramar, El Llanito y San Silvestre, para nombrar las más afectadas y desde luego, los humedales del Rosario; todos ellos atropellados por el Estado y sin doliente gubernamental.
Una sola golondrina no hace verano. El Gobierno del ‘Si se puede’, se tiró la Juan Esteban, construyendo a su alrededor el barrio Buenavista, mandándole sus aguas ácidas a ella convirtiéndola en una cloaca más de las que existen en la ciudad.
Ecopetrol, el mayor contaminante de Barrancabermeja, el Municipio, el Ministerio de Defensa con su batallón contaminaron La Miramar. La San Silvestre no se queda atrás, las aguas ácidas de los barrios aledaños de la comuna seis y los nuevos invasores que construyen hoy en sus alrededores sus fincas y grandes mansiones, le han anunciado su muerte.
La ciénaga de los pescaderos de El Llanito, lloran su muerte de la que en el pasado les brindaba su sustento alimenticio o supervivencia. No hemos tenido una política pública agresiva para defender y reivindicar nuestro sistema ambiental. Las enfermedades que hoy padecemos miles de barranqueños se deben posiblemente al efecto contaminante que nos produce Ecopetrol.
En los próximos meses cruzará el corazón de la ciudad otra corriente contaminante de muy alto concentrado para nuestros pulmones. Cuando estuve en el Concejo Municipal, hice las gestiones para que la ANI desviara la vía férrea de nuestro corazón.
Hicimos un recorrido con los parlamentarios liberales santandereanos. Nos reunimos en varias oportunidades con el señor director de la ANI, Dr. Andrade, el senador Jaime Durán y el Representante a la Cámara Édgar Gómez Román. Se ordenó de parte de la entidad pública a la empresa contratista que estaba haciendo la recuperación de la vía férrea, hacer los nuevos diseños, para hacer el desvío. Vino a la ciudad la señora Ministra del Transporte de la época, la Dra. Cecilia Álvarez, le presentamos el proyecto, se lo socializamos y le hicimos ver lo contaminante que eso era para los barranqueños: Sí, el carbón del Carare, que transitará por el corazón de la ciudad. Además que ella lo vivía en su propio territorio samario como era Santa Marta y Ciénega.
Además del número de habitantes que estarían en la vía y que podría ser un peligro para la que posteriormente podría ser un peligro para las vidas de nuestros paisanos, si éste se llegase a descarrilar, ya que las casas están por fuera de los límites que se señalan para la seguridad vial, que es de 12 metros por ambos lados y hoy están a tres, cinco y ocho metros de distancia de la línea férrea y son muy escasas aquellas viviendas que cumplen con esas medidas de seguridad exigidas por los Ferrocarriles Nacionales de Colombia.
Lo que ayer era viable -el traslado de la vía- quedó en los anaqueles del olvido y que hoy nos tiene a punto de concretarse de que recibamos en los próximos meses la ruta del carbón del Carare cruzando el corazón de los barranqueños. Los alcaldes Elkin Bueno y Darío Echeverri, no se interesaron por el proyecto, prefiriéndose colocar de espalda a la realidad del problema ambiental de la ciudad.
En los próximos meses los barranqueños estaremos recibiendo la medicina letal que necesitan nuestros pulmones, como es el polvillo que arroja y expulsa el carbón dentro de ese trayecto del Carare al Puerto Multimodal de la ciudad. Vamos a morir por esa contaminación ambiental y tolerándoles la indiferencia a Ecopetrol y la negligencia del Estado colombiano para con los hijos de la bella hija del sol.
De pie barranqueños… Levantémonos para defender nuestros derechos y decirle: ¡No a la muerte!
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