Por: César Camilo Hernández Hernández/ Cuando nos daremos cuenta la importancia de volver a proyectar y visionar todo desde casa, los gobiernos y los seres humanos debemos enfocar nuestras políticas públicas, programas, actividades y acciones en pro de recuperar la base del desarrollo y progreso de la sociedad. Consagrada como declaración universal de los derechos humanos (ONU, 1984. Articulo16.3 “La Familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad…”
Para nadie es un secreto que desde la familia se construye al ser humano en todas sus facetas, la forma de ser personal y grupal está totalmente relacionada a sus raíces, enseñanzas y orientaciones. Esto desencadena su comportamiento con la comunidad y el Estado. Desde la casa se gesta la construcción de la identidad como la cultura, valores, costumbres, derechos, deberes, principios que componen el modelo de ser humano para la vida.
Es así que la familia se convierte en el núcleo primordial de atención del estado y la ciudadanía. Este actor vital de la sociedad está compuesta de varias formas y diferentes integrantes, pero desde mi concepción debe verse como una sola de cualquier manera, sin prejuicios por culto, sexo, color o cultura. Estamos en el siglo XXI donde el estado y la ciudadanía debemos evolucionar hacia el respeto, aceptación y comprensión de cómo se construye familia. Por tal razón debe es aportar para que toda la inversión se empiece a enfocar como un todo hacia el rescate de la familia para cerrar las brechas que al día de hoy le afectan.
Podemos evidenciar tantos canceres que aquejan a las familias, que no es nada moderno encontrarnos en los hogares con maltratos, drogadicción, alcoholismo, pandillas, prostitución y mucho más, todos a causa del abandono de la verdadera formación con amor, comunicación, aceptación, entrega y valores, donde los principales causantes son el estado y la ciudadanía. Las nuevas generaciones son ahora dependientes de la tecnología, los amiguitis y la moda, la autoridad y la pertenencia de la de la casa se perdió, las familias en su mayoría sin respetar estrato se han convertido en disfuncionales y para colmo los factores públicos no generan medidas verdaderas de prevención.
Hoy que tengo mi hogar y puedo trasmitir mi formación a mi hija, siento que esa cadena es lo más importante del futuro de ella. El amor, la felicidad, respeto, valores y principio que fui formado desde mi núcleo y mi familia en general, es la mayor herramienta e instrumento para poder construir ciudadanos de bien en mis hijos. La familia es el espacio de constante educación, sin importar la edad en la casa se observa y se aprende de las acciones que posteriormente replicaremos en nuestro caminar. Hay una necesidad grande que tomemos conciencia de ser maestros de amor, tolerancia, lucha, de sembrar en nuestros descendientes las claves de ser feliz y subsistir en este nuevo mundo que viene cada día con más agujeros negros.
El Estado y la ciudadanía debe devolverle el status a la familia, no descentralizar las inversiones públicas y sociales, el bienestar de la familia se ve reflejado en el acceso a vivienda, servicios públicos, educación, deporte, cultura, subsidios, es el eje trasversal del desarrollo y progreso de una comunidad o nación. Si se actúa bien desde las instituciones públicas y sociales construiremos ciudadanos y de ahí ciudadanía. La familia tiene que intervenirse como un todo, la inversión se debe centrar como objetivo de recomponer el fin de la familia.
Si construimos un proyecto desde el gobierno con la ciudadanía con la visión de “Vuelve La Familia” donde le apostemos a cubrir los rezagos y fortalecer lo positivo, habremos aportado nosotros mismos un mejor futuro para nuestros hijos y nietos, el reto está en nuestras manos porque la verdad es que familia es una sola.
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