Estas obras representan más que ladrillos y cemento: son una promesa cumplida con las comunidades de la zona rural del municipio de Uribia y la Alta Guajira que, durante años, han enfrentado profundas brechas de acceso y permanencia escolar. En zonas donde muchos niños y niñas deben caminar hasta cuatro horas por rutas informales para llegar a sus aulas, estas construcciones significan un nuevo comienzo.
Gracias al trabajo conjunto entre el Ministerio de Educación y la Fundación Pies Descalzos, se han construido más de 9.700 mts2 con una inversión total superior a los 21 mil millones de pesos colombianos, hoy es posible dar un paso firme hacia el cierre de brechas educativas en el departamento. Este esfuerzo interinstitucional busca no solo construir espacios escolares, sino avanzar en la garantía del derecho a una educación digna desde los territorios más vulnerables del país.
Cada una de las seis escuelas contará con nuevas aulas, y dependiendo de las necesidades de cada comunidad, con comedores, cocinas, baterías sanitarias o pozos de agua, siempre con diseños pensados para el bienestar de los estudiantes. Además, los proyectos de infraestructura reemplazan espacios anteriores construidos con yotojoro, brindando condiciones óptimas para el aprendizaje, sin perder el arraigo cultural: el yotojoro ahora se integra algunas de las ventanas y puertas como elemento identitario y funcional.
Un modelo de construcción que nace del territorio
En estos proyectos, el 90% de la mano de obra es local. Las escuelas se construyen con materiales del territorio, como los bloques hechos en bloqueras comunitarias con arena gruesa de río, cemento y pigmento amarillo, que forman una película impermeable, aumentando la sostenibilidad del material.
Asimismo, los bloques no solo protegen de la humedad: su coeficiente térmico bajo y cámaras de aire internas funcionan como aislantes naturales, manteniendo la temperatura fresca en las aulas. Cada uno de los calados está inspirado en los tejidos wayuu, integrando la cultura al diseño arquitectónico.
Este sistema constructivo se complementa con aulas de doble altura, ventilación cruzada, entrada de luz natural y techos diseñados para el tránsito del aire, que aseguran bienestar térmico y lumínico durante todo el día. En conjunto, se trata de una reinterpretación moderna de la arquitectura vernácula: construir con lo propio, desde lo propio.

Un logro nacional con impacto local
Este proyecto no solo mejora la infraestructura educativa en La Guajira; también representa un avance tangible en la meta nacional de brindar educación de calidad para todos, en cada rincón del país.
El Ministerio de Educación Nacional manifiesta que estos proyectos de infraestructura educativa se fundamentan en la garantía del derecho a la educación, al cierre de brechas y la equidad en el acceso al sistema educativo oficial del Plan Nacional de Desarrollo «Colombia Potencia Mundial de la Vida», llegando a los territorios más apartados, vulnerables y entendidos no solo como el acceso, sino como la creación de todas las condiciones que lo hacen posible de manera pertinente a las condiciones geográficas, espaciales, socioculturales y académicas acordes a cada territorio, la infraestructura se convierte así en una herramienta para potenciar el desarrollo de estas comunidades con conocimientos desde y para el territorio y el conjunto de país.
Las intervenciones permitirán impulsar la formación integral y el tránsito efectivo entre niveles educativos, reduciendo condiciones de riesgo, y generando entornos que promuevan con dignidad y seguridad el aprendizaje, la permanencia y la vida comunitaria, en este sentido se convertirán en centros de la vida comunitaria, «territorios seguros, protectores, de paz y reconciliación, donde se fomente el encuentro, el diálogo, la participación efectiva de los distintos miembros de la comunidad, así como el reconocimiento de saberes diversos»
Por su parte, Patricia Sierra, directora ejecutiva de la Fundación Pies Descalzos, asegura que «Los nuevos proyectos de infraestructura no solo se tratan de ‘levantar paredes’. Se trata de reconocer la dignidad de las comunidades, integrar su cultura y garantizar que la educación llegue donde más se necesita, con calidad y pertinencia. Por eso, además de las construcciones, estos proyectos incluyen acciones pedagógicas impulsadas por la Fundación Pies Descalzos, que fortalecen las capacidades de los maestros, acompañan a las familias y promueven aprendizajes significativos en los estudiantes. Este esfuerzo conjunto con el Ministerio de Educación Nacional es una muestra de lo que podemos lograr cuando el compromiso con la niñez se convierte en una prioridad compartida.»
Con estas construcciones, Colombia reafirma que el derecho a la educación no depende de la geografía, sino de la voluntad colectiva de cerrar brechas y transformar realidades.
Estas escuelas hacen parte de la estrategia nacional de mejoramiento de la infraestructura educativa, liderada por el Ministerio de Educación Nacional, en alianza con la Fundación Pies Descalzos y diversos socios. Juntos, reafirman su compromiso por cerrar brechas históricas y construir futuro desde el lugar donde comienza todo: la escuela.