El gremio de los taxistas representa una población considerable en el país. De acuerdo con los cálculos entregados por la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos), con base en las cifras actualizadas del Registro Único Nacional de Transporte (Runt), en Colombia circulan unos 230 mil taxis, 8 mil de ellos en Bucaramanga.
Debido al incremento del transporte informal, muchos de los carros que prestan el servicio público individual no están siendo utilizados y están parqueados u olvidados. A la fecha hay más de 800.000 conductores que se reparten entre varios turnos establecidos, los cuales dependen exclusivamente de los ingresos que este servicio les genera.
Buena parte de los ‘profesionales del volante’ se han sentido indignados con las declaraciones que en varias ocasiones ha hecho, primero como alcalde de Bucaramanga y ahora como candidato a la presidencia de la República, Rodolfo Hernández.
Aunque en su campaña para la alcaldía se comprometió a hacer uso del Sistema de Transporte Masivo (Metrolínea) para llegar a su despacho en el palacio municipal, nunca lo hizo. Además, se comprometió con los llamados ‘mototaxistas’ a hacerse el ‘pingo’ con la piratería si era elegido alcalde.
De hecho, ya siendo el mandatario de los bumangueses, dijo que no utilizaba el taxi para transportarse porque en la plataforma Uber se sentía más cómodo, y le cobraban más barato. Además, criticó a los conductores de «no bañarse» y que mantenían los taxis en muy malas condiciones.
Pese a eso, aún son muchos los taxistas que llevan en sus vehículos el afiche de Hernández y hablan de él con gran orgullo, aunque ha sido el propio candidato presidencial quien dejó en la calle a varios taxistas, debido que por “hacerse el pingo” afectó considerablemente las finanzas de las empresas de transporte formal.
¿Odio por los taxistas?
Hace unos días circuló por redes sociales un vídeo de Rodolfo Hernández en Bogotá, en el que volvió a hablar del “pésimo servicio de taxi”.
Dijo: “En Bogotá no me subo sino en Uber. ¿Qué hago yo para ser bueno y vivir? Cobran a $18.000 la hora, me esperan, camionetas grandes, nuevas, aire acondicionado. Me dan El Tiempo, El Espectador, La Soho, Semana, ¿cómo no me voy a ir? Me prestan celular, me cobran los minutos, pero lo tiene. Saludan al pasajero, el chofer con corbata, bien bañado…”, dijo Hernández al volver a considerar que los taxis prestan un pésimo servicio.
Estas declaraciones han generado un profundo malestar, hasta el punto que muchos taxistas de Bucaramanga, no quieren revalidar el voto por Rodolfo en segunda vuelta.
Un desprecio constante
Rodolfo Hernández es un chabacán y sus salidas buscan siempre generar polémica y de esta forma ganar votantes. Es lo que los expertos llaman ‘populismo’.
Pero, estrategia para ganar adeptos o no, el gremio de transportadores formales de Bucaramanga, bajo su gobierno, debió soportar no solo la competencia del Uber (que aún no ha sido declarada legal en Colombia) sino también el embate ‘mototaxismo’, que, por negligencia administrativa, alcanzó a tener ‘terminalitos’ en plena zona comercial de la Ciudad Bonita.
Cabe recordar que, durante su campaña, en noviembre de 2015, circuló un video en el que Rodolfo Hernández aseguró que “yo me comprometo de alcalde a hacerme el pingo. Esa es la solución que hay. Hacerme el bobo y no mandarles la Policía, porque es que el comandante de la Policía es el alcalde”.
Además de constates protestas contra el entonces mandatario, a comienzos de 2018, Hugo Alberto Ospina, presidente de la Asociación de Propietarios y Conductores de Taxi (Asoproctax) debió radicar una queja ante la Procuraduría por no desarrollar una política eficiente contra el transporte informal en la capital santandereana.
En la queda le pide al procurador General, que “se tomen las acciones correspondientes y urgentes, toda vez que el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, aseguró que el servicio de Uber es mejor que el de taxi. Del mismo modo aceptó que usa el servicio de Uber, haciendo caso omiso a las declaraciones del Estado, las cuales calificaron a dichas plataformas como ilegales para prestar servicio de transporte público individual en vehículos particulares y de servicio especial”.
Según el líder de los taxistas, “el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, vulnera el derecho al trabajo del gremio de taxistas y violan varias normas del Código Nacional de Tránsito…”.
Pese a los esfuerzos que en la actualidad las autoridades vienen realizando para combatir la informalidad, la herencia de Rodolfo Hernández conllevó a que muchos dueños de taxis tuvieran que vender su vehículo a más bajo costo, regalar el valor de afiliación y con esa plata, ponerse ‘uberiar’ como se les dice popularmente a quienes se dedican al oficio del taxismo ilegal en carro.