Estamos viviendo la guerra o disputa entre la derecha e izquierda o más bien la guerra entre uribistas y petristas que tienen el país sumido en la polarización política y la incertidumbre económica.
Por: Jhon F Mieles Rueda/ La gran mayoría de nosotros seguramente habrá escuchado en algún momento el termino sarcástico de ‘La Patria Boba’ haciendo referencia a la que fue la primera República de La Nueva Granada durante el periodo comprendido entre la promulgación del Manifiesto de Independencia del 20 de julio de 1810 y el inicio del Régimen del Terror impuesto por el pacificador Pablo Morillo en 1816.
El calificativo de LA Patria Boba fue citado la primera vez por Antonio Nariño en uno de sus artículos publicados en el diario «Los toros de Fucha» y se popularizó posteriormente como una forma de describir la guerra fundacional que hubo entre centralistas y federalistas, la cual se percibe como el principio de la fragmentación social y política en la naciente república y que persiste hasta nuestros días.
Dicho período estuvo marcado por la división, los conflictos entre provincias, las guerras internas y el desorden institucional derivados en gran parte, por la inexperiencia política de los criollos que recién se habían emancipado de la corona sin saber exactamente qué rumbo tomar.
No obstante, se logró acordar la conformación de las Juntas de Gobierno Provinciales, las cuales debían nombrar representantes para conformar la Suprema Junta, bajo cuya responsabilidad, se organizaría el Congreso encargado de la organización definitiva del Estado, de estas Juntas nacieron las Provincias Unidas de la Nueva Granada y el Estado Libre de Cundinamarca.
Fue entonces cuando surgieron dos grupos de pensamiento antagonistas entre sí, por un lado, los centralistas liderados por Don Antonio Nariño que pretendían organizar un estado unificado y centralizado administrativamente desde Bogotá para evitar las diferencias políticas y poderle hacer frente a los españoles cuando pretendieran reconquistar el territorio y por el otro lado los federalistas liderados por Camilo Torres que propendían que cada provincia debía de ser independiente y manejar sus propios asuntos teniendo únicamente en común con las demás provincias de la unión, la constitución y el ejército al estilo estadounidense.
En base a ello, pronto estalló la guerra entre el Estado Libre de Cundinamarca y las Provincias Unidas de Nueva Granada. Esta guerra absurda facilitó la reconquista española a manos de Pablo Morillo que tras tomar Cartagena emprendió un paseo militar que avanzó sin resistencia hasta Santa Fe de Bogotá para restaurar el Virreinato y el poder de la monarquía española, la ciudad no pudo ser liberada hasta el 10 de agosto de1819 cuando Simón Bolívar y su ejército entraran triunfantes.
Sin embargo, después de lograr la independencia absoluta de España, el país continúo sufriendo diversidad de conflictos y guerras internas de baja intensidad, hasta que se desató la absurda guerra entre liberales y conservadores que lo único que hizo fue dejar cientos de miles de muertos y sumir en el atraso al país, además de provocar la pérdida de Panamá que se separó de Colombia con el apoyo de Estados Unidos gracias a la división interna y a la falta de gobernabilidad de la época.
Finalmente, la guerra entre liberales y conservadores se terminó durante la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla que gobernó a Colombia de una forma tan eficiente que obligó a los liberales y conservadores a hacer una alianza conocida como el Frente Nacional que alternaba el poder entre los dos partidos cada cuatro años y que duró hasta 1978.
Después de eso vino la guerra entre las guerrillas pro comunistas que decían luchar contra la oligarquía y las injusticias pero que en el camino se criminalizaron y la Fuerzas Armadas del estado que pretenden garantizar la soberanía y la seguridad en todo el territorio nacional, guerra que aún persiste hasta el día de hoy y que se ha cobrado miles y miles de vidas en un conflicto que lleva más de 60 años y que también ha hecho malgastar el presupuesto de la nación impidiendo a los gobiernos hacer mayores inversiones sociales y de infraestructura para hacer de Colombia un país más próspero y competitivo.
Por último, estamos viviendo la guerra o disputa entre la derecha e izquierda o más bien la guerra entre uribistas y petristas que tienen el país sumido en la polarización política y la incertidumbre económica. Es normal que en una democracia haya diferencias de pensamiento, pero lo que no es normal es el radicalismo y el fanatismo que estamos viviendo como sociedad colombiana.
Ya hoy en día no nos disparamos los unos a los otros con rifles como lo hacían los federalistas y centralistas o como los liberales y conservadores en la Guerra de los Mi Días, pero si discriminamos y difamamos en redes sociales al que piensa diferente a nosotros considerándolo un peligroso enemigo, o hay quienes salen a vandalizar destruyendo portales de Transmilenio y CAI de policía creando el caos en las calles para hacer notar su inconformidad o manifestar su postura política.
No hay duda de que la patria boba aún persiste hasta nuestros días, una muestra de ello lo vimos hace unos días cuando el gobierno de Petro invito a sus seguidores a salir a marchar para presionar que se aprueben sus reformas justo el mismo día que la oposición había convocado sus marchas rechazando esas mismas reformas, por lo que finalmente la oposición tuvo que posponer su marcha para el día siguiente y así evitar una batalla campal en las calles de las principales ciudades del país. si nuestros antiguos próceres despertaran y analizaran la actual situación política y social de Colombia, estarían de acuerdo en afirmar que seguimos siendo la misma patria boba en versión moderna.
Tal vez las generaciones futuras menos apasionadas políticamente, les constará entender como fue que nos matamos unos a otros por cosas que simplemente el dialogo, la persuasión y la democracia bien ejercida pudieron solucionar.
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*Escritor, agroforestal y político local.
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