Darle un sentido a la vida es una necesidad inherentemente humana, pero no es algo sencillo, ¿qué es la vida?
Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ ¿Qué es la vida? esta pregunta nos la hemos formulado en multitud de ocasiones, creo que más durante la adolescencia, también cuando hemos atravesado por un periodo de crisis a nivel personal solemos cuestionarnos qué hacemos aquí, qué sentido tiene lo que nos ocurre, la verdad no creo que existan respuestas tajantes o unívocas, lo que verdaderamente nos estamos preguntando es cómo afrontar el día a día e integrar con coherencia las situaciones que se nos presentan, darle un sentido a la vida es una tarea individual; y, para ello, la reflexión resulta fundamental.
Definir aquello que llamamos “vida” ha sido, por siglos, una empresa infructuosa tanto para la ciencia, como para la filosofía, en este sentido, tal vez deberíamos alejarnos del afán por las definiciones y acercarnos a preguntas que, para nosotros, puedan llegar a ser más importantes, como: ¿qué hacer con la vida que ya nos ha sido otorgada?, ¿cómo logro darle sentido a mi existencia?, ¿hay algo que he venido a aprender en mi paso por el mundo?…
Para la gran mayoría de las personas la vida no es más que una sucesión de días demasiado similares, la rutina y la monotonía tiñen la experiencia de muchos de nosotros conduciéndolos finalmente a una sensación de apatía e insatisfacción profunda, y es que levantarse, trabajar, ocuparse de la casa, dormir y volver a comenzar no parece un objetivo lo suficientemente relevante como para dotar la existencia de significado.
En efecto, estar vivo es una experiencia mucho más profunda, compleja y completa, aunque a veces lo olvidemos, no obstante, depende de cada uno de nosotros adoptar un enfoque que vaya más allá.
“La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te vas a encontrar” frase de la película Forrest Gump, en realidad, encierra una verdad y es que nuestro día a día está impregnado de incertidumbre, al igual que lo puede estar nuestro estado de salud, financiero o económico, los cuales pueden transformarse por completo, recordemos que cuando nada es seguro todo es posible; por ello, abracemos el cambio, debemos fluir con él y no aferrarnos a situaciones o personas, puede verse egoísta, pero nuestra propia compañía es nuestra única certeza.
Aunque con frecuencia nos resistamos a aceptarlo, vivir requiere de aprender a aceptar, recordemos lo que dijo John Lennon “la vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes “; por ello, de nada sirve desgastarnos tratando de controlar un futuro o luchando contra un presente que no nos satisface, la aceptación como punto de partida, nos reporta paz, nos devuelve nuestra energía y nos permite afrontar los desafíos desde una posición en la que no se alimenta el sufrimiento.
Miremos la vida como una auténtica aventura, ¡hagámosle¡, tenemos un planeta por explorar, un rico mundo emocional por experimentar y un sinfín de posibilidades, si algo es seguro es que todos vamos a morir; entonces, ¿por qué no exprimir al máximo este tiempo que se nos ha regalado? Amemos, riamos, es más lloremos, sintamos con el corazón, con el alma, fascinémonos, ilusionémonos, y porque no, ensayémonos de escritores y escribamos nuestra historia como un guion que merezca ser recordado, esta es una de las mejores actitudes que podemos adoptar si lo que buscamos es el bienestar psicológico.
Inevitablemente a lo largo de los años cometeremos errores, es más debemos cometerlos, es muy aburrido ser perfectos, de los errores se aprende, la idea es esa aprender y corregir, para no cometer los mismos errores, de seguro pasaremos por situaciones desagradables, probablemente le causemos algún daño a alguien y así mismo otros nos dañarán, fallaremos en nuestros propósitos, y nos desmoronaremos y nos tendremos que reconstruir, y en todos los casos, habrá un aprendizaje por adquirir, un conocimiento que nos ayudará a desarrollarnos y a expandirnos como seres humanos, y acá soy tajante jamás pero jamás busquemos la perfección, y de igual forma taxativo nunca juzguemos, debemos perdonar y perdonarnos, recordemos que todos estamos aprendiendo a vivir, nadie nace enseñado.
Como reflexión final, recordemos que nuestra vida será lo que decidamos hacer de ella, y es obvio que hay aspectos que no están bajo nuestro control los cuales nos ayudaran a aumentar nuestra capacidad para tolerar la frustración, la cual se pone a prueba, eso si hay algo que nadie podrá arrebatarnos y sobre la cual debemos trabajar, es nuestra capacidad para decidir y nuestra actitud ante lo que sucede, el optimismo, la esperanza y la gratitud son valores que nos reportan innumerables beneficios y que está en nuestra mano cultivar y aplicar.
Adenda:
Vergüenza: Sí, eso debemos sentir los colombianos con lo que ha sucedido durante años y que continúa sucediendo en el país en temas de corrupción e inseguridad, y me referiré solo a estas dos, estamos cerca de un periodo electoral para elegir alcaldes gobernadores, diputados, concejales, y de verdad que da pena, da vergüenza ver como políticos manchados de corrupción, incompetentes de años ejerciendo cargos como senadores, congresistas, otros como alcaldes, diputados, concejales, etc., hoy se sigan postulando a esos u otros cargos usando discursos posando de adalides de la honestidad y laboriosidad, como grandes ejecutores, de proyectos que nunca hicieron y lo más triste que la gente los siga eligiendo.
Duele ver como día a día se destapan hechos de inmensa corrupción, los cuales al día siguiente son olvidados porque se descubre otro caso más relevante de corrupción y así la impunidad es la reina, y se archivan con sentencias como “funcionarios actuaron de buena fe y fueron engañados”.
Y nos acostumbramos a ver la corrupción como algo normal, en todos los sectores, político, privado, de igual forma está pasando con la inseguridad, ya es común que alguien diga me atracaron, y salen los demás a decir a mí también, ya la gente se convirtió en director de cine, camarógrafo porque se divierten filmando un atraco, un accidente, una muerte violenta con arma de fuego o a cuchillo, ya solo falta que como en las viejas películas del oeste el que dispara mire el cañón lo sople y guarde el arma ante la mirada, impotente y en casos complaciente de quienes están cerca.
Poco me gusta discutir sobre política y políticos, pero me gusta estar bien informado, y expresar mi posición en estos temas y es más me gusta la gente con la que puedo estar en desacuerdo, pero que tenga inteligencia emocional y capacidad de debate.
Es muy importante tolerar y aprender de los desacuerdos, estos desacuerdos bien manejados, nos ayudan a sobrellevar muchas situaciones y a ganar confianza, al fin y al cabo, los desacuerdos son tan recurrentes como normales y no hay nada malo en ellos, lo único negativo está en quien tiene un exceso de ego y no los tolera.
Lo malo, también está en quienes tienen un ‘yo’ extremadamente sensible y se sienten heridos por cualquier disonancia, ante todo comentario que contradiga lo que uno opina o asume como cierto, ojalá tuviésemos claro: estar en desacuerdo sin que queden secuelas o cambie algo, es un aspecto en el que todos deberíamos trabajar.
“La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo con uno es un talento difícil de encontrar”. Lo más probable es que encontremos personas sin ese talento ya que están acostumbradas a gritar y agredir física y verbalmente, porque ellas son las dueñas de la verdad absoluta y los adalides de la honestidad y el actuar.
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*Profesional en Mercadeo
Twitter: @heraldoru
