Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ Hace algunos días pasó en primer debate en la Comisión primera del Senado, un proyecto de ley que busca incorporar en la legislación colombiana una nueva reforma política, que incluye entre otros temas, incrementar el número de curules en el Congreso, dar más participación a la mujer e implementar las listas cerradas obligatorias.
Hay mucho que opinar sobre el posible aumento de curules en el Congreso y el deseo de dar más participación a la mujer, seguramente en una próxima columna hablaremos del tema. Por el momento quiero expresar mi opinión sobre la implementación obligatoria de las listas cerradas.
En la actualidad para elegir los miembros de las diferentes corporaciones (Concejos Municipales, Asambleas Departamentales, Senado y Cámara de representantes) se utilizan dos tipos de listas, una abierta o con voto preferente y otra cerrada, sin voto preferente. La diferencia fundamental es que en la abierta los ciudadanos votan por el partido y además por el candidato de su preferencia, por el contrario en la lista cerrada, solo se marca el partido o grupo significativo de ciudadanos.
Aunque apenas pasó el primero de ocho debates, implementar de manera obligatoria las listas cerradas en Colombia, representa una clara violación a la democracia, un atropello al derecho que tenemos los ciudadanos de elegir a nuestros gobernantes y además de ser elegidos.
De ser aprobada esa iniciativa, los partidos políticos y grupos significativos de ciudadanos, a su capricho acomodarán las listas, de tal suerte que siempre los caciques o políticos más poderosos y adinerados ocuparán los primeros lugares, relegando a nuevos aspirantes a las últimas posiciones, haciendo prácticamente imposible la llegada a una curul, a candidatos de ideas alternativas o que no cuenten con la bendición de los dueños de los partidos o con el dinero para comprarla.
Las familias o clanes que tradicionalmente han gobernado las regiones, prácticamente se adueñarían de las curules, ni siquiera tendrían que consultar a los ciudadanos, pues simplemente la influencia y el poder que poseen al interior de los partidos, bastarían para acomodarse en las primeras posiciones. Ya no llegarán los que tengan más votos, llegarán quienes tengan más poder.
La Constitución Política nos da el derecho de elegir a nuestros gobernantes, además de ser elegidos y es de advertir que este proyecto de reforma política es una grosera violación a estos derechos y a la democracia, pues quedarían prácticamente cerradas las puertas de las corporaciones a nuevos liderazgos y por el contrario estaríamos representados por políticos de escritorio, que no conocen la realidad de los territorios, indolentes frente a las necesidades del pueblo y sin méritos para defender los interés comunes.
Bajo ninguna circunstancia Colombia puede permitir que se implemente esta ley, pues prácticamente haría innecesarias las elecciones, desde el momento de la inscripción de las listas casi que se conocería el nombre de quienes ocuparán las curules. Muy poca sería la injerencia del pueblo.
Es a través del voto, como los ciudadanos de alguna forma premiamos o castigamos a nuestros dirigentes, que un concejal, diputado o parlamentario tenga que volver a buscar a sus electores, así sea cada 4 años, les obliga a hacer bien su trabajo, a representarlos con dignidad, de lo contrario perderá la bendición de sus amigos. Con las listas cerradas los ciudadanos literalmente no sabrían a quién eligieron, entonces a quién exigirle, a quien acudir tras una necesidad común, si el voto se dio fue por el logo de un partido, no por una persona o una propuesta.
Señores parlamentarios, no quieran huir de los designios del pueblo, no le teman a su voluntad, ustedes al tomar posesión prometen defender los interés de la democracia y de los habitantes de su territorio, ahora que saborean las mieles del poder quieren menospreciar la capacidad de sus habitantes, si se quieren reelegir, hagan bien su trabajo, representen con altura y dignidad, de lo contrario cedan el espacio a alguien que lo quiera hacer mejor, pero no se valgan de artimañas, ni utilicen las herramientas que el pueblo les dio para quedarse allí perpetuamente.
Tenemos el derecho de elegir a nuestros dirigentes. ¡No a la lista cerrada obligatoria!
*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.
Twitter: @Javierrojasqui