Por: Irving Herney Pinzón/ En estos días donde la contienda política con miras a las elecciones presidenciales de 2022, ha empezado a tomar cada día más fuerza, aparecen en la mesa una serie de estrategias de todo tipo que buscan no solo presentar las nuevas propuestas del candidato a promocionar, sino ante todo desprestigiar a costa de lo que sea al oponente, situación que se experimentó en las elecciones pasadas, no solo a nivel nacional, sino también internacional y prueba de eso fueron las recientes elecciones en los Estados Unidos, donde frases como “el país se va a volver socialista”, “va terminar convirtiéndose en una segunda Venezuela”, “todo va a escasear en el país”, entre otras tantas falacias que lo que buscaban era atemorizar al ciudadano elector con el viejo cuento del coco, (afortunadamente eso no sucede en Colombia), en el cual se ha convertido la hermana patria de Venezuela, y de sus ciudadanos, que a la par de tener que cargar con todos los problemas sociales, económicos y políticos de su país tienen que sobrellevar otro peso adicional que es el estigma, que en otrora era motivo de orgullo, y que ahora causa, otro tipo de sentimientos, incluyendo el de un gran temor, el ser venezolanos.
Existe un personaje del cual consciente o inconscientemente los diferentes dirigentes de partidos políticos o creencias religiosas han copiado sus estrategias de propaganda partidista, su Nombre Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, quien utilizaba una técnica que le resultó muy efectiva para promocionar el régimen Nazi: repetir y repetir una mentira hasta que se convertía en verdad ante la percepción del público. Tan buenos resultados le generaban esta técnica que logró convencer al pueblo alemán de que la victoria estaba cerca cuando el régimen Nazi ya estaba derrotado. Ello, por supuesto, acompañado de unas medidas para evitar que saliera a la luz pública la información real, es palabras criollas: Manipulación mediática, es decir, esa sería la tarea de los medios de Comunicación.
Este personaje estableció 11 principios de la propaganda nazi, los cuales hoy siguen vigentes en las diferentes “fake news” (noticias falsas) y abro paréntesis (para que a medida que se van exponiendo sus argumentos comparen estos principios con las estrategias mediáticas utilizadas en la política actual colombiana). Goebbels dirigió el Ministerio de Educación Popular y Propaganda, actuando con base en esos 11 criterios, de los cuales se tomarán 8 a manera de símil con la realidad colombiana:
1- Principio de simplificación y del enemigo único: Adoptar una única idea, un único símbolo e individualizar al adversario como si fuera un único enemigo. Esta situación se experimenta en Colombia cuando se quiere pasar por desapercibido los problemas coyunturales como son: los altos índices de desempleo, pobreza, asesinatos y masacres selectivas, (en especial de líderes Sociales), narcotráfico, corrupción, endeudamiento público… no se puede continuar la lista, enfocándolos en un solo enemigo o problema a vencer que supuestamente amerita la unidad de todo el pueblo colombiano y es el Comunismo: “No nos podemos convertir en otra Venezuela”.
2- Principio del método de contagio: Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en una suma individualizada, aunque no sean iguales. La mitología colombiana está pintada de miedo a la izquierda como el peor mal del mundo. Por eso muchos han construido su imagen política en medio de la improvisación de liderazgos políticos como los salvadores de la patria y destructores del enemigo comunista. Vale la pena decir que en el común de las “masas” no se hace diferencia entre izquierda, socialismo, teología y filosofía de la liberación, doctrina social de la Iglesia, y comunismo, para ellos todo es los mismo.
3- Principio de la transposición: Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos del sistema, respondiendo al ataque con el ataque. Aun: “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. ¡Qué actualidad tienen las cortinas de humo para disimular y esconder los grandes problemas sociales!, la fiebre no está en las cobijas, si alguien asume un gobierno no es para enriquecerse o para cumplir favores políticos, debe adjudicarse los problemas que dejo el gobierno anterior y no pasarse todo su mandato tratando de responsabilizar al que ya salió; hay que generar soluciones.
4- Principio de la exageración y desfiguración: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. Cualquier intento del enemigo es una afrenta desmesurada. “Santos y sus amigos de las FARC”. Como si fuera una evidencia que todos los que no están con un bando son amigos entre ellos y son los enemigos de la verdad. Desfigurar la realidad, viene a la mente la gran cantidad de falsos positivos, la JEP habla de más de 6.400 asesinatos y no solo en este tema, sino además falsas investigaciones, falsos procesos, falsos planes de gobierno y que decir con toda la falsa información entorno a las vacunas y el proceso de vacunación.
5- Principio de la vulgarización: Dice Goebbels: Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar. Con toda la razón, al iniciar las nuevas campañas los mensajes de los nuevos candidatos giran a eternizar enemigos ya superados o a crear nuevos enemigos comunes; y todos a una sola voz repiten lo mismo de siempre.
6- Principio de orquestación: La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetidas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin tesuras ni dudas. Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad. Y sobre esta tesis si existen muchos expertos en Colombia. Cuando distintos medios de propaganda repiten el mismo mensaje, este se vuelve más verídico, aunque no los sea, y para eso existen los medios y periodistas denominados “prepagos” pertenecientes a los grandes pulpos financieros.
7- Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones. La realidad nacional evidencia cómo los principios de propaganda de Goebbels infiltran la vida cotidiana. El principio se basa en que, a través de un medio popular y fácil de acceso, los líderes emiten permanentemente críticas, anécdotas, ataques y comentarios. Ese ritmo frenético de noticias permite obtener dos beneficios: el primero es que el adversario no tiene tiempo de responder y está condenado a seguir el ritmo impuesto; a ser pasivo. El segundo es la posibilidad de mostrar un compromiso permanente con la actualidad nacional y dejar una huella en la opinión. Como lo dijo una vez el expresidente Santos de las mentiras repetidas algo queda en las personas.
8- El Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias. No les entregue la información total a los actores del conflicto. En el afán de convencer se ponen de acuerdo todos sus seguidores coordinados por su líder para cada uno desde diferentes ángulos dar indicios de que lo que se va a decir sobre la oposición o los lideres contrarios es verdad; todos diciendo los mismo de diferentes formas y con supuestas evidencias buscan dar mayor credibilidad a las mentiras creadas para deslegitimizar al adversario.
Para finalizar después de analizar toda esta situación quedaría un principio más a manera de invitación, dejemos de mirar hacia Venezuela, tenemos una gran cantidad de problemas que ameritan grandes ideas, grandes soluciones y un trabajo mancomunado. Por otro lado, en medio de la segunda Guerra Mundial cuando la gran mayoría del pueblo alemán gritaba: no más guerra, los nazis decían: ¡justicia!, para eternizar el conflicto y la guerra. De tal manera que quienes no apoyaban la tesis vendida por los nazis de Justicia eran considerados como débiles y enemigos de la Nación. Y a los seguidores de Weimar, un líder pacifista, se les acusaba de haber entregado al país a los “judío-masónicos”.
*Magister en Educación, Docente Investigador Filosofía y Ciencias Sociales y Candidato a Doctor en Educación.
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(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).