La izquierda en Santander quiere llegar al poder departamental y para ello hace uso de cualquier movimiento que les permita ganar terreno. La renuncia a su curul al senado de Pedro Leonidas Gómez-Gómez para ser candidato a la gobernación no sorprendió, esto ante las pocas posibilidades que le vieron a Emiro Arias Bueno para alcanzar un posible triunfo en octubre de 2019.
Para el Polo Democrático –aún sin la línea fajardista ni verde de su lado- las posibilidades de alcanzar el poder regional están sobre el nombre de Gómez-Gómez, quien en la contienda de 2015 alcanzó la segunda mejor votación, 230.920 sufragios (23,25%) y en las elecciones parlamentarias sumó 84.821 papeletas.
Pedro Leonidas, el dueño de un imperio económico en Santander, basado principalmente en su proyecto insigne Acuarela, ubicado en la Mesa de los Santos; ha creado una imagen de dirigente obrero pese a que es uno de los más poderosos empresarios. Y bajo ese pensamiento ha logrado cautivar a un buen trozo del electorado santandereano.
En las pasadas elecciones regionales hizo una alianza política con el actual alcalde Rodolfo Hernández, basados en la bandera de lucha anticorrupción, flagelo en el que ha estado involucrado el burgomaestre y del que se ha mantenido en silencio cómplice el ahora exsenador.
De Hernández, Pedro Leonidas ha recibido burocracia. Varios de los principales arfiles políticos suyos fueron recibidos en la nómina de la administración municipal, lo que concluye que el crítico dirigente de izquierda no “ladra” los bajos comportamientos de su socio político por temor a que se le caiga el pan que lleva en la boca.
Durante cinco meses largos que estuvo como senador de la República, recibió por salario 125 millones de pesos, además de una nómina alta de unidades de apoyo; cifra que no responde a los resultados alcanzados. Además de participar –como los demás congresistas- de los debates más sonados del país y de suscribir proyectos de ley de otros congresistas, su labor fue precaria.
Aunque hay ciertas dudas jurídicas sobre si su dimisión a la credencial de senador lo habilita para ser candidato a la gobernación, lo realmente importante y que ya en redes sociales los opinadores y analistas han expresado que éste engañó a su electorado, vendiéndoles un senado por cuatro años y solo duró cinco meses largos.
Además, con la dimisión de Gómez-Gómez se pierde una voz de Santander en el Congreso. Su salida del capitolio le permite al Valle ampliar su bancada parlamentaria a través de Wilson Neber Arias, quien logró tan solo 15.279 votos.