Por: Fredy Horacio Chinchilla/ Sin pensarlo mucho, la sociedad en general se cuestiona sobre los hechos que actualmente nos afectan y en relación a esta macabra pandemia o más bien ‘plandemia’ que para muchos de nosotros no es otra cosa que un siniestro plan orquestado desde las más altas esferas de poder y apoyado por poderosas estructuras empresariales y financieras especialmente.
Los sucesos actuales dejan detrás de sí, dos grandes crisis, una sanitaria con millones de infectados por ese agresivo virus y otra económica y en el transcurso de esta columna de opinión dejare un esbozo de los gravísimos efectos para el mundo, pero en particular para los seres humanos que serán víctimas de maquiavélicas estructuras o mejor poderosas organizaciones económicas.
Tanto la crisis sanitaria como la económica son distintas y es importante dejarlo esto muy claro, de esto se deriva algo muy importante que tiene que ver con lo económico, pues el capitalismo desde el 2008 con la crisis financiera mundial, ya venía cojeando, pues esa acumulación desbordada de capital es en gran parte causa de la crisis y que coincidió con esta macabra ‘plandemia’.
Esta crisis es, en términos económicos, parte de los ciclos económicos, es decir una crisis cíclica y cada cierto tiempo se presenta, pero que esta alentada por las presiones poco sanas de los muy poderosos grupos económicos de orden mundial.
En el capitalismo existe algo que se llama composición orgánica del capital en donde hay la aplicación de ciencia y tecnología y que busca aumentar la producción y que deriva en la producción de enormes cantidades de mercancías, pero el aumento proporcional o paralelo a la cantidad de consumidores no es equilibrada en relación a ese volumen de producción, esto ya es un serio problema.
Los mercados se están olvidando de trabajar en función de las necesidades de las personas, ya que estas necesidades de las personas son finitas, es decir tienen un tope, pero el mercado es infinito pues su voracidad lo lleva a esa desmedida y desbordad avaricia, al mismo tiempo que hay incrementos importantes de la capacidad productiva, aumenta la concentración de capital, en otras palabras el dinero circulante está cada vez en menos manos, entonces las personas del común tienen cada vez menos dinero para comprar lo que necesita.
Cuando los grandes acumuladores de riqueza se encuentran con esos volúmenes de capital y no lo pueden invertir en el capital material, esto es claramente el capital ficticio, el capitalismo actualmente pasa por ese momento de quiebra y esta es la crisis fundamental que le interesa al ciudadano de a pie y en ese momento de crisis viene artificiosamente la pandemia o más bien la ‘plandemia’ y de la que el mundo se sobrepondrá, pero que en términos económicos la idea fundamental es no salir muy golpeados, los países van a quedar frente a la crisis del capitalismo y que es la más preocupante en relación al futuro.
Es claro que una vez pase la crisis del coronavirus, se viene la crisis del capitalismo y en esta nueva circunstancia económica el capitalismo salvaje para sobrevivir al nuevo contexto, será más explotador y ya que encontrara a la gente más empobrecida, más gente sin trabajo, más gente sin salud, entonces los capitalistas tendrán unas realidades y condiciones para ofrecer empleos de más hambre, más explotadores y sumando a esto se empezara a limitar la vida social y política de las personas, las posibilidades de guerras se vislumbran en el planeta.
Todo esto es sin duda un reacomodo, un nuevo orden mundial, como lo decimos en Santander, a la brava, es decir a las malas, impuestas por circunstancias creadas y manipuladas, donde el capitalismo salvaje va a matar muchas empresas desde las pequeñas, hasta las más grandes y entre estas últimas, las compañías petroleras sentirán el salvaje toque o caricia del capitalismo sin corazón y desalmado. Todo esto plantea otro escenario con un bajo nivel de organización social, de movilización de lucha y de capacidad mental para enfrentar ese monstruo arrollador de un capitalismo salvaje y desalmado.
Ante esto se debe replantear ese desgastado capitalismo salvaje y que uno de los más importantes economistas de la actualidad Joseph Stiglitz y premio nobel de economía, plantea un capitalismo social y redistributivo a fin de lograr mayor dinámica económica en la medida que los ciudadanos tengan más dinero para suplir sus necesidades y así generar una mayor dinámica en el consumo y por lo tanto una economía más equilibrada y estable para así poder crear mayor bienestar, equilibrio económico y social.
Sin duda esta pandemia deja algo muy claro y es el criminal oportunismo de unos poderosos que sin el menor escrúpulo aprovechan la oportunidad para ser salvajes protagonistas de ese salvaje capitalismo que no parece tener corazón.
Una última reflexión, en Colombia una entidad financiera mediante campaña publicitaria la cual su eslogan decía lo siguiente, “le estamos poniendo el alma” y yo diría, ¿cómo ponerle el alma a un negocio tan desalmado?, esta frase pronunciada por el doctor Gilberto Tobón, profesor universitario muy destacado en Antioquia, quien se hizo muy famosos por redes sociales en razón de sus polémicas opiniones y que deja de manifiesto lo antes expresado en esta columna de opinión.
*Ingeniero de mercados
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