Por: Érika Bayona López/ Es evidente que existe una crisis mundial con conexión directa entre la seguridad alimentaria y el precio de la gasolina. Además, la decisión ingenua de las autoridades al optar por medidas populistas, ha resultado contraproducente al respaldar aumentos de precios que equivalen a la inflación generada y no la prevista, generando un impacto adicional, tomando como ejemplo el desgobierno actual.
El aumento en los costos de la gasolina puede desencadenar un efecto dominó, afectando el valor de los productos básicos y, por ende, la estabilidad económica de los hogares, especialmente aquellos que son más vulnerables.
¿Qué sucederá con el desarrollo económico y la inflación en América Latina en 2024?
Este año 2024 se presenta con grandes expectativas, siendo además un año bisiesto. Las opiniones sobre los años bisiestos varían; algunos creen en su buena suerte, mientras que otros los consideran de mal augurio. Discutiremos estas creencias en su momento, sin adelantarnos a los acontecimientos.
El aumento en los precios de los combustibles ha generado un rechazo generalizado debido a su impacto directo en la actividad económica del país. El encarecimiento de la gasolina ha influido en el costo de los productos básicos, afectando inevitablemente los bolsillos de los hogares y la calidad de vida de los sectores más vulnerables.
Para la muestra de un botón, es como las sequias, hace que sea imposible que el agro colombiano en términos de sostenibilidad, pueda tener un equilibro entre costo-beneficio de las cosechas, acrecentándose el costo de los abonos, semillas y demás insumos agrícolas, que desde la pandemia no solo ha presentado un alza significativa, siendo en ocasiones poco asequibles para el agricultor del común.
Era natural que el incremento de la gasolina causara un rechazo general por el impacto directo en la actividad económica del país. Entre los efectos por el aumento de los precios de la gasolina se encuentra el incremento en el valor de los productos de la canasta familiar, que inevitablemente produce un impacto en el bolsillo de los hogares colombianos y la calidad de vida de los sectores más vulnerables.
La alusión a la polarización política y las decisiones electorales, expresadas en el ejercicio de preguntas al final, indica la diversidad de opiniones y la importancia de la participación ciudadana en el proceso democrático. Estas preocupaciones, en conjunto, reflejan la complejidad y la interconexión de factores que influyen en la situación económica y política de Colombia.
La sociedad enfrentará desafíos entre el estancamiento y la recesión económica. Los indicadores de violencia podrían empeorar, con grupos insurgentes y organizaciones criminales desafiando las medidas gubernamentales, mientras las comunidades más afectadas quedan vulnerables a la delincuencia que se siente respaldada por las políticas vigentes. Los índices de criminalidad, homicidios y secuestros podrían aumentar en 2024, aunado del abandono progresivo del estado en aquellos sectores que si bien son el pulmón del mundo, la deforestación y los carteles de la madera, como se ha evidenciado en la zona amazónica.
La economía especialmente de los países latinos se debatirá entre el estancamiento y la recesión si no se adoptan medidas directas y honestas frente a la razonabilidad y austeridad del gasto, siendo esto un tema complejo especialmente para el gobierno colombiano, donde el ejecutivo ha demostrado tener hiper-gastos sin resultados honestos y eficientes en la planificación territorial, seguridad y desarrollo económico.
El ELN, las disidencias de las Farc y las demás bandas asesinas continuarán burlándose del Gobierno y de sus cacareados ceses del fuego –que solo cumple la Fuerza Pública– mientras las poblaciones más afectadas quedan a merced de los criminales que se sienten cómodos con la política del presidente Gustavo Petro y de su Minidefensa. Homicidios y masacres cierran 2023 por encima de 2022, y el secuestro subió 70 %: esas curvas seguirán al alza este 2024.
Les propongo el siguiente ejercicio; ustedes sólo van a responder SÍ o NO, y saquen sus propias conclusiones:
A pesar de las advertencias,
- ¿Apoyó a cierto candidato político y ahora lamenta su elección?
- ¿Reconoce los desafíos actuales (“de culo pal estanco”, pero mantiene la esperanza en soluciones milagrosas?
- ¿Cree firmemente que la divinidad respalda a ciertos líderes políticos?
Saquen ustedes mismos sus propias conclusiones, pues esta hemorragia fiscal de derroche, ‘traquetismo’ presidencial y despilfarro del gasto no para. La situación sigue siendo critica, dejando de lado el izquierdismo, populismo o derechismo.
Desde 2020, las autoridades eran conscientes de que congelar los precios internos tendría consecuencias financieras significativas. La contribución parafiscal, según las decisiones judiciales, requería atención urgente para evitar un déficit acumulado que amenazaría las finanzas públicas a corto y mediano plazo.
La dependencia del petróleo y la gasolina es una realidad que persiste en el mundo. Por tanto, es crucial que el país continúe explorando y aumentando sus reservas de combustibles, proporcionando así una mayor estabilidad económica en el futuro cercano, ya que falta mucho para que el mundo no dependa del petróleo y, los vehículos de la gasolina.
Si Colombia no explora y trata de aumentar sus reservas de crudo nunca tendremos una mayor tranquilidad económica, ni ahora, ni en el mediano plazo.
En medio de las adversidades económicas, recordemos que la resiliencia y la unidad son clave para construir un mañana más próspero. Juntos, como sociedad, podemos transformar los desafíos en oportunidades y forjar un camino hacia la recuperación económica. Resaltando que se necesita de un gobierno que sea realista y consecuente entre el cambio por la vida y la calidad, con el fenómeno de desempleo, inseguridad e inflación económica.
En la encrucijada de la inflación, la reflexión y la colaboración se convierten en nuestras mejores herramientas. Aboguemos por políticas inteligentes y ciudadanos informados para allanar el camino hacia una economía más equitativa y resistente, bajándole el tono al populismo, los shows mediáticos y trinos, pues es hora de ir a los hechos y a la acción que tanto mostraban en sus promesas de campaña. Pues, de nada sirve tener un gobierno lleno de buenas intenciones, cuando ni ejemplo pueden dar en temas de austeridad del gasto público.
Para las respuestas el tiempo, y espero que el Gobierno se ponga las pilas y deje de mirar el retrovisor o poner cortinas de humo. Que se ponga en los zapatos en el índice de pobreza y actúe con cordura frente al presente y futuro de las finanzas del país.
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*Acount Auditor-QA / MBA y Máster en Project Management. Auditor interno BASC. Administradora de Negocios Internacionales y Especialista en Mercadeo Internacional de la Universidad Pontificia Bolivariana.
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