Por: Diana Ximena Carreño Mayorga/ De la fantasía del nuevo año y su magia, a la realidad desde la razón y congruencia que usamos al querer comenzar de la mejor manera.
En víspera de año nuevo surgen muchos anhelos de vida, pero lamentablemente se escapa la realidad no percibida de que todos los nuevos años son iguales, la diferencia y lo excepcional va en nosotras(o).
Los seres humanos tenemos la capacidad innata de adaptarnos a los nuevos cambios y explotar -de la mejor manera- nuestros conocimientos y la voluntad de realmente empezar a ir por los sueños anhelados. Ahora bien, la cuestión es, ¿cómo empezar? La vida se trata de anhelos y los anhelos se cumplen trabajándolos diariamente de cualquier manera y no precisamente yendo tras el objetivo principal.
La voluntad del ser abarca continuamente un vaivén de motivaciones y frustraciones. Por eso, es importante que todos los días, como lo dije anteriormente, de cualquiera manera, explores tu vida y la incentives a ser mejor, a sentirse saludable con los hábitos ya adquiridos o las nuevas cosas que aprendes, a realizar actos de bondad a cualquier persona, a creer que todo es posible, no desde el positivismo extremo, pero si desde la realidad de tener la capacidad de cumplir todos los propósitos sin dejar a un lado, ser felices.
No hablo precisamente de que ser felices sea el propósito más importante de la vida, porque este se encuentra en lo que tú haces para sentir que vives en plenitud y la plenitud está en la libertad de expresión, en el amor que le das al prójimo, en rodearte de vínculos seguros, en la responsabilidad afectiva, en permitirte ser vulnerable sin miedo a ser juzgada(o), en saber poner límites, en llenar tu espíritu de bondad, en realizar actos empáticos para seguir aportando al cambio y no al problema de la humanidad, se trata de cumplir nuestros anhelos sin dejar a un lado la delgada línea de la necesidad latente de ser seres reales en este mundo de personas frías, sin tacto ni contacto.
Nos obsesionamos con el éxito creyendo que este se basa en tener todo lo material, alcanzar jerárquicamente el cargo más alto o una empresa multimillonaria, entre otras falacias … Este es el anhelo más vacío que han podido inventarle al ser humano. Claro que debemos anhelar ser exitosos, pero en definitivo, el valor significativo de ser exitosos no está en el exceso de poder, lujos, ni excentricidades.
El propósito real de este año 2024 consiste en tomar decisiones correctas, en pensar y replantearnos el término éxito y plenitud. Es un nuevo año para sentir que tenemos la capacidad de hacer cualquier cosa que nos lleve a la satisfacción interior y no colectiva (el qué dirán). Para este nuevo comienzo debemos darles continuidad a los anhelos de la vida, pero también al propósito de ser mejor persona cada día.
No hay metas sin acción y solo hay una manera de ver los resultados: Empezar hoy.
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*Psicóloga con enfoque social y comunitario.