Por: Jhon F Mieles Rueda/ Con el reciente anuncio desde Suecia de la salida de siete ministros, ya serían 17 cambios ministeriales en menos de dos años, según el presidente, esto lo hace para consolidar su gobierno durante los próximos 2 años que le quedan.
Los ministros que según diferentes fuentes de información tendrían que entregar su carta de renuncia protocolaria serían los siguientes:
Luis Fernando Velasco, quien como Ministro del Interior jugó un papel crucial en la aprobación de la reforma pensional y que en un momento llegó a ser señalado con el escándalo de corrupción de los carrotanques de La Guajira.
Jennifer Mojica, Ministra de Agricultura, quien actualmente se encuentra en medio de controversias relacionadas con la Agencia Nacional de Tierras y la reforma agraria ante presuntos hechos de corrupción en la compra de predios, además de que no se ha entregado ni la cuarta parte de las tierras que el gobierno ha comprado.
Néstor Osuna, Ministro de Justicia, cuestionado en su momento por favorecer e indultar a los miembros de la denominada ‘primera línea’ y por su polémica iniciativa para descongestionar las cárceles en las que proponía que los presos salieran de día a trabajar a las calles y que en la noche regresaran a dormir a las cárceles. Sin embargo, no sale tan mal del gobierno, ya que se rumora que se está considerado como posible embajador de Colombia en España o incluso como candidato para ser Defensor del Pueblo.
Andrés Camacho, Ministro de Minas y Energía, quien, a pesar de no mostrar resultados significativos durante su gestión, en especial con lo relacionado con la autonomía energética del país, su salida ha causado sorpresa debido a sus lazos con figuras políticas influyentes del actual gobierno.
William Camargo, Ministro de Transporte, enfrenta una investigación por parte de la Procuraduría General de la Nación debido al trámite de un contrato para la concesión de uno de los muelles del puerto de Buenaventura, y cuya gestión como ministro ha sido objeto de críticas por parte del Presidente, quien incluso llegó a reprenderlo públicamente y señalarlo de uribista.
Aurora Vergara, Ministra de Educación, de discreta gestión que ha enfrentado serias dificultades en el sector educativo como los paros de Fecode y la controvertida elección del Rector de la Universidad Nacional.
Catalina Velasco, Ministra de Vivienda, quien tras casi dos años al frente de esa cartera, dejará su cargo con un amplio descontento por el desempeño del sector, ya que no se impulsaron nuevos programas relevantes más allá de Mi Casa Ya que les permitieran a más familias colombianas, acceder a vivienda.
No se sabe a ciencia cierta por qué ocurre este nuevo revolcón en el gobierno, sin embargo, hay tres factores que pudieron influir para que esto ocurriera, el temperamento autoritario del presidente, cuestiones políticas o incompetencia de los mismos ministros. Lo cierto es que cambiar constantemente de ministros y funcionarios en un gobierno puede tener varias consecuencias negativas que pueden afectar la estabilidad y credibilidad del mismo.
Lo más preocupante suele ser la falta de continuidad en políticas y proyectos en cada uno de los ministerios, ya que cuando los funcionarios cambian frecuentemente, los proyectos y políticas en curso pueden sufrir interrupciones.
Esto pasa frecuentemente con los alcaldes y gobernadores que viajan hasta Bogotá para lograr ciertas gestiones o acuerdos con los ministros de turno, pero una vez que dicha ministra o ministro es removido de su puesto, estas gestiones en la mayoría de los casos sencillamente se pierden, teniendo los mandatarios locales que volver a iniciar nuevamente los procesos de gestión, por lo que esto se traduce en la discontinuidad y en la pérdida de progreso para los territorios, ya que cada nuevo funcionario puede tener diferentes prioridades y enfoques.
Así mimo como en cualquier empresa, la capacitación y adaptación de nuevos funcionarios conlleva tiempo y recursos. Los procesos de selección y transición también pueden ser costosos y consumir tiempo que podría dedicarse a la implementación de políticas y ejecución del Plan Nacional de Desarrollo.
Los cambios constantes pueden generar una percepción de inestabilidad o de falta de dirección en el gobierno, lo que puede afectar la confianza pública. Los ciudadanos pueden interpretar los cambios como una señal de problemas internos o de incompetencia, además de que los cambios frecuentes en el gabinete pueden afectar la economía y dificultar la construcción de relaciones sólidas y confiables con otros países.
Esperemos que el presidente mantenga la estructura de su gobierno durante los dos años que restan, ya que, si bien algunos cambios pueden ser necesarios para introducir nuevas ideas y corregir problemas, una alta rotación de ministros y funcionarios puede tener efectos adversos significativos, traduciéndose en un atraso para el país y un duro revés para la izquierda colombiana que de continuar las cosas así, se verá muy castigada en las elecciones de 2026.
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*Profesional Agroforestal, escritor y político local.
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