Por: César Mauricio Olaya Corzo/ Por estas épocas la palabra que va de boca en boca, con una altísima velocidad y letalidad se llama “pandemia”. El término proviene de las palabras griegas πανδημία, de παν (pan, todo) y de δήμος (demos, pueblo), qué en términos generales hace referencia a ¨reunión de todo un pueblo¨. Más adelante nos detendremos en este concepto.
En la historia de la humanidad, Google nos reporta centenares de casos médicos catalogados como pandemias. Algunas de ellas fueron la “plaga de Atenas” en el siglo X A.C., la cual sacó de combate a la cuarta parte de las tropas atenienses, siendo un factor desequilibrante para la pérdida de la hegemonia de esta potencia de su época.
En Roma, dos siglos después de Cristo, la fiebre Antonia mató a cerca de 4 millones de personas y las crónicas históricas de la época, reportan unos niveles de decesos estimados en cinco mil personas por día. Al parecer, el origen de esta pandemia fue la viruela.
En el siglo VI la llamada Peste de Justiniano, acabó casi con el 60% de la población de Constantinopla.
Del cólera se habla de seis episodios catalogados como pandemia entre 1816 y 1966, ya en el siglo XX.
Así, el primer brote de esta peligrosa enfermedad, hizo aparición y estragos especialmente en India, extendiéndose hasta China y el Mar Caspio.
La segunda pandemia llegó hasta Londres en 1829 y alcanzó a afectar a habitantes de San Francisco en los Estados Unidos.
La tercera pandemia que dejó más de un milón de muertos en Rusia, inició en 1852 y se extendió por cerca de ocho años.
África sería el territorio escogido para la cuarta pandemia que inició en 1863 y se extendió hasta 1875.
La quinta pandemia de cólera afectó nuevamente a la poblacion rusa, iniciando en 1899 y concluyendo su letal periplo en 1923 cuando se logró controlar.
La última relacionada con esta enfermedad, comenzó en 1961 en Bangladesh y se extendió por parte del territorio de India y Rusia, lográndose su control en 1966.
Una pandemia que ha sido catalogada como una de las más letales de la historia, fue la llamada Gripa Española, cuyo gen de origen es el mismo H1N1 que hace poco tuvo en ascuas al mundo entero. De acuerdo con las cifras, la mortalidad de este virus que inició en Kansas, Estados Unidos, dejó un saldo superior a los 25 millones de personas en tan solo seis meses de presencia.
Durante el siglo XX distintos tipo de gripa, afectaron amplios sectores poblacionales con un alto número de decesos. De otra parte y aunque es posible que no clasifiquen como pandemia, no se puede dejar de nombrar las terribles consecuencias que trajo para la población indígena americana, enfermedades como el viruela y el sarampión, que dejaron una estela de muertes y alcanzaron casi que extinguir grupos étnicos completos.
Imposible dejar de nombrar la catastrófica presencia del virus del Ébola o fiebre hemorrágica del Ébola, donde por primera vez se comprueba la altísima relación entre el consumo de alimentos de origen animal no convencional, como es el caso de monos y murciélagos (en primera instancia, estos a través de la ingesta de frutas, previamente salibadas por estos mamíferos alados).
Hoy el mundo enfrenta una nueva pandemia, debidamente nominada como COVID-19 y popularmente llamada como Corona Virús, una asepción incorrecta, si se tiene en cuenta que los corona virús se corresponden con una extensa familia, así llamada por su semejanza al microscopio con una corona, acotando que las cepas varían desde las causantes de una gripa común, hasta el que actualmente se viene extendiendo por todo el planeta, y que tiene en jaque a todos los gobiernos, por sus afectaciones en materia de salud pública.
Y ahora volvemos de nuevo al significado de la palabra “pandemia”, donde sus referentes hablan linguísticos nos ubican alrededor de la palabra “reunión”. Pues bien, íendo al grano se concluye que la expansión de esta peligrosa enfermedad, está directamente relacionada con el factor exponencial que representa el exponerse a su contagio, por lo que la mayor parte de las acciones gobernamentales alrededor del mundo le apunta al aislamiento y a la minimización de los factores de extensión del virus.
En este propósito, se cierran fronteras, se sugieren el cierre de lugares públicos de alta influencia como bares, estadios, centros comerciales y claro está, se invita a que se reduzca el uso del transporte público.

La venta de boletos para el uso del tren en Alemania, se prohibió totalmente al interior del sistema, procurando el bienestar de los conductores.
En Europa por ejemplo, además de que se vienen acatando al máximo las recomendaciones como la de permanecer el mayor tiempo posible en casa, procurar que el teletrabajo se convierta en una política empresarial y realizar desplazamientos en vehículos particulares, al punto que para países donde la cultura del uso del metro y del tren hacían parte de la cotidianidad de las personas, hoy se ven vacíos y la compra de boletos se hace exclusivamente por aplicaciones web, con pleno control del gobierno.
En nuestra “Nueva Barcelona” como le llamó con su acostumbrado bochinche populachero el anterior alcalde de la ciudad, todo parece ir en contravía de las recomendaciones globales.
La más reciente de las ocurrencias, fue la declaratoria del Pico y Placa Ambiental, que limita la movilidad de vehículos particulares, en favor del transporte público tanto en el poco eficiente sistema de transporte masivo de Metrolinea, como en los destartalados buses chimenea que hoy deberían estar chatarrizados, así como en el transporte público individual (taxi) que priman por todo, menos por la prestación de un servicio de calidad.
El argumento central parte de la hipótesis de que la ciudad está registrando altísimos niveles de contaminación y presencia de material particulado en el aire que respiramos. Aceptando este hecho, sin dejar pasar que por aspectos relacionados con la ubicación de la ciudad en una especie de embudo, por esta época del año donde los vientos se ausentan, se generan estos estancamientos atmosféricos, popularmente llamado bruma, lo que no significa que en el aire exista presencia de material flotante.
Ahora bien, técnicamente está comprobado que la mayor contaminación por emanaciones de gases contaminantes proviene de vehículos alimentados con diesel, a lo que si le sumamos que estos buses y camiones, por lo general ya cumplieron su ciclo y hoy no tienen un adecuado sistema de filtraje (chimeneas de cuatro ruedas).
Es en estos medios de transporte, donde el alcalde quiere que la ciudad se movilice y al no haber alternativas, la opción de la ilegalidad, buses abarrotados de gente, y un Metrolínea que, con estaciones a no dar más, haciendo de esta medida, una verdadera espada de Democles en esta crónica de una muerte anunciada.
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