Por: Alfonso Prieto García/ Aunque suene extraño, la pandemia ha puesto en duda la planeación regional y sectorial del Estado. La situación no puede ser más evidente frente al impacto de la pandemia en el mundo.
Para su contextualización es necesario semejar la actual situación con una guerra bélica declarada, en la que el enemigo es la pandemia y la contraparte, los seres humanos en cada uno de los países del globo; la confrontación desigual por su caracterización, donde se destaca la aparición sorpresiva del enemigo a mediados del mes de noviembre, su no conocimiento, solo su letalidad, periodo de vida y capacidad de mutación; su sometimiento al enemigo que parte de lo territorial a lo individual y una huella grande de daños que dan cuenta de sumas muy importantes de vidas, costo muy alto para la humanidad; una población colonizable, que solo acata guarecerse para proteger su integridad, que procura aprovisionamiento para su sustento en el aislamiento y medidas especiales para defenderse de la invisibilidad, dispersión, presencia y efecto multiplicador del enemigo en todos los espacios hasta ahora dominados por el hombre y una aparente posible asimilación a nuevos sistemas laborales con medios virtuales, cuando así lo permite la labor.
El Estado desde sus diferentes niveles y territorialidades, procura con medidas mediáticas poner a salvo la población en esta guerra fratricida donde enfrenta un enemigo con víctimas a su suerte, con instrucciones solo para el caso que sientan el enemigo a bordo, debiéndose aislar y esperar que el organismo del afectado, responda con solo prescripción médica de control de fiebre y malestar, a la espera de un cuadro de recuperación o de gravedad, que dispara la posibilidad de morir de manera progresiva.
El Estado, dependiendo de su nivel de desarrollo y capacidad económica, empieza a definir sus estrategias para afrontar la guerra, con la necesidad de volver la mirada a su comunidad y los diferentes sectores, radiografía necesaria para establecer cual efectiva ha sido la visión y gerencia pública para estos y muchos otros fenómenos. La epicrisis de nuestros territorios en Colombia se hace manifiesta:
Un sistema de salud deficiente para la detección la prevención la atención y seguimiento epidemiológico.
Un deficiente cubrimiento de asistencia social.
Un sistema de operación financiera por demanda que solo percibe ingresos cuando la gente se enferma y requiere atención.
Un sistema de atención integral donde ni el nivel uno se ofrece a la población en todo el territorio nacional.
Una mal concebida labor de prevención y promoción en salud, incluso en procesos de pacientes con afecciones a mediano y largo plazo que no satisfacen su nivel medio de vida.
La inexistencia de alianzas reales del estado con las instituciones que regentan procesos de investigación científica, con apropiaciones y procesos de transferencia tecnológica como se observa en otras latitudes, para las invenciones en prevención(vacunas) producción, calificación del talento humano para su atención y manejo de condiciones inmunes para eliminar el enemigo.
¿Sera necesario un modelo nuevo de atención y remisión que procure más cubrimiento y calidad del servicio?
En una guerra es importante garantizar el suministro de alimentos y demás elementos de campaña. ¿El estado ha sido eficaz con las políticas públicas para el fortalecimiento del sector agrícola y pecuario de condición minifundista y pequeño productor, que ofrezca una calidad de vida digna y posibilidad de fortalecimiento, atractivos para un sector en decadencia que también se afecta en la guerra?
Es la educación, el sector más favorecido en todos los niveles territoriales, su radiografía, muestra las debilidades del eje vertebral del desarrollo de un país que lamentablemente frente a una crisis como la que se vive, está muy distante de un cubrimiento tecnológico existente en el sector productivo, que por necesidad deben manejar nuestros prospectos ciudadanos, pero que la radiografía pandémica muestra el estado de desconexión con los educandos y sus padres Particularmente de los estratos 1 al 3. ¿Muy significativa en población estudiantil?
¿Cómo se recuperará la economía con emprendimientos que no incorporan iniciativas de base tecnológica para que demanden fuerza productiva estable, bien remunerada, estabilidad, seguridad social y futuro pensional, si se sigue con modelos de subsistencia y aparente independencia?
No importa que los planes de desarrollo se hayan aprobado de manera ligera con realidades que cambiaron sus prioridades, se requiere que los hidalgos del legislativo nacional, departamental y municipal asuman su rol que bastante demanda una muy acertada planeación de los ejecutivos en pro del beneficio común.
*Economista, Magister en Administración de Empresas, exconcejal de Bucaramanga y exdirector seccional UCC Bucaramanga
Twitter: @AlfonsoPrietoG3