Por: Jairo Vargas León/ En un modelo económico es importante valorar los eventos económicos que suceden en distintos puntos de la geografía del planeta en razón a la interdependencia existente cuya correlación es incalculable, sus efectos son insospechados en las políticas de una sociedad y en el comportamiento de los usuarios de una economía.
En virtud de ello para examinar los indicadores en una región o en cualquier localidad se debe articular e interpretar su conexión con el entorno macroeconómico global para dimensionar en que contexto se orienta la caracterización de un modelo económico.
El análisis global de la economía ha querido atribuirle la crisis social y económica a la pandemia producto de la crisis sanitaria acaecida en el primer trimestre del 2020 como la causante de la crisis, ello no corresponde con las cifras evaluadas del comportamiento del Producto interno bruto-PIB, la medición del indicador ha evidenciado desde la década del 60 su reducción significativa hasta la prepandemia, por ende, llegamos al peaje del Covid en una franca desaceleración económica,
La macroeconomía mundial a inicios del 2020 registró un decrecimiento con una variación negativa de 3,3·% del PIB global. las economías de Estados Unidos, Unión Europea, Latinoamérica y el Caribe evidenciaron también variaciones negativas.
Colombia en el 2019 su PIB fue del 3,3%, el 2020 cerró con una tasa decreciente del -6,8% del PIB la tasa más negativa desde que oficialmente el DANE construye sus mediciones a partir de 1975; las ponderaciones optimistas para el 2021 le apuntan a un 5,1% sin embargo la protesta ciudadana entre abril a junio del 2021 hace poco probable cumplir esa meta de crecimiento, en un escenario optimista difícilmente se acercaría a final de año en el 2,5%.
Respecto a las exportaciones el país ha tenido poca diversificación en este frente, no hay logros por demostrar la misión de internacionalización constituida para potenciar otras opciones ha sido un fracaso. En el último cuatrienio la relación Exportaciones/PIB ha caído del 16% al 14% y el total exportado de US$60.000 a US$35.000 millones.
El país ha visto crecer desproporcionalmente el endeudamiento externo proveniente del sector público y privado, el cual se ha incrementado de una manera desmedida en el 62 % del PIB. Es de advertir el mayor incremento de la deuda externa de Colombia fue en 2020, los registros señalan a diciembre de dicho año un saldo total de US$154.968 millones, con un aumento de cerca de US$16.285 millones respecto a los registros de diciembre de 2019.
El panorama fiscal se agudiza más con la poca inversión extranjera en el país lo cual agota las posibilidades de financiación de los programas sociales y del funcionamiento del mismo Estado conduciendo a la máquina de gobierno a la espiral demoledora de mayor endeudamiento para sostener una legitimidad precaria.
Estos rasgos permiten entender la forma cíclica e ininterrumpida registrada entre 2015 a 2021 de la devaluación del peso respecto al dólar en una cifra que bordea el orden del 90%, estos guarismos negativos sitúan a la economía del país como una de las de peor desempeño a nivel global en el período mencionado.
La controversia entre protección y reactivación generó resultados incongruentes de manera sectorial, es decir un número reducido de sectores se vio beneficiado, entretanto la mayoría pertinente a la estructura tradicional empresarial sintió el impacto de la crisis, es evidente que las medidas de aislamiento para mitigar el impacto del Covid-19 generaron consecuencias sobre la economía, en particular sobre las tasas de desempleo y de ocupación durante 2020. La tasa de desempleo creció hasta 21,4% en mayo, la tasa más alta registrada en Colombia desde 2001. Los datos críticos se congelaron cuando se abrió la ventana de la reactivación pese a la inminencia del riesgo sanitario. El vaivén de la reactivación ha estado sujeta a una reducción derivada de una mayor flexibilidad y actividad económica
Como consecuencia de las medidas de aislamiento para hacerle frente al Covid-19, el número de desempleados creció en 2020, el número de desocupados rondaba su máximo en mayo de 2020 con 4,69 millones. En abril de 2021 se ubicó en 3,6 millones,
Cabe resaltar que mientras que el número de ocupados era cercano a 22 millones en febrero de 2020, se redujo a 16,5 millones en abril de ese año. Posteriormente, con una mayor apertura empezó a crecer. El número de ocupados aumentó con buen repunte en 20,5 millones en la medición de abril de 2021,
Un suspiro de aliento frente al panorama desalentador lo genera la industria cuyo sector fue el que más contribuyó al crecimiento en el primer trimestre de 2021, con una variación de 7%, respecto a igual trimestre de 2020
En el acumulado a abril de 2021 se registraron exportaciones por US$11.849 millones, para un aumento de 11,1% con respecto a igual período de 2020. No obstante, todavía son inferiores a las registradas en igual período de 2019 por el orden de los US$13,457 millones.
Excluyendo petróleo y sus derivados, el departamento de Antioquía fue el de mayor participación 25,6% del total, le siguieron en relevancia Bogotá, Cesar, Bolívar, Cundinamarca y Valle. Estos departamentos representaron el 69% del total de exportaciones en el acumulado a abril de 2021. Santander tiene un per cápita de exportaciones de US$242.1, muy inferior a la media nacional que es de US$610.0.
En el marco de la actividad económica es importante valorar la informalidad laboral la cual se había reducido en los últimos años, pese a que el indicador era todavía muy alto. En las 23 principales ciudades la tasa de informalidad nacional pasó de 53,3% a 47,3% entre 2009 y 2019. No obstante, por efectos de la pandemia se incrementó en 2020 y se ubicó en 47,7%. En el transcurso de 2021 se mantiene en alza y se ubicó en 48,6% en promedio febrero-abril de 2021, es decir casi la mitad de la población económicamente activa en el circuito económico se ubica en el escenario de la informalidad.
La innovación pública ha sido un perfil al que le han apuntado los gobiernos de la región, ello se ha instrumentado en los laboratorios e innovación como espacios para experimentar nuevas formas de generar valor público, modernizar la relación con la ciudadanía, aportar nuevos canales de participación y colaboración. A la vez, funcionan como un sistema de apoyo transversal para la gestión de la innovación en otras áreas del Gobierno. Santander en materia de innovación ha ido en un retroceso significativo durante el último cuatrienio en el 2017 según el DNP estuvo por el orden del 53% entretanto el 2020 cerró con una cifra del 47,4%. ¿Qué tanto se innova en Santander?
La sociedad pese al desaliento tiene siempre la tozudez necesaria de alentarse. Benedetti nos invita a no rendirnos, “No te rindas, aún estás a tiempo/ de alcanzar y comenzar de nuevo”. Irremediablemente debemos retomar el vuelo para que la dicotomía entre reactivación y autocuidado no desequilibre el futuro vulnerable de la sociedad. Debemos retomar el vuelo para que el desaliento no nos gane la partida en la coyuntura, el aliento de continuar el viaje nos convoca.
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*Abogado-Economista, Magister en filosofía, Doctorando en Derecho, Docente Universitario