Por: Édgar Mauricio Ferez Santander/ En los últimos meses, la imagen del presidente Gustavo Petro se había visto deteriorada por diversas razones: una economía con desafíos, cuestionamientos éticos sobre miembros de su gobierno y una constante confrontación con la oposición. Muchos analistas vaticinaban que el mandatario se encaminaba hacia un declive político irreversible.
Sin embargo, la oposición, lejos de capitalizar este desgaste, terminó brindándole una inesperada oportunidad de reposicionamiento. El llamado a marchas en contra del gobierno, promovido por sectores críticos de Petro, se tradujo en una reacción contundente del presidente: convocar a sus propios seguidores a las calles.
La convocatoria del presidente Petro logró movilizar a miles de ciudadanos en distintas ciudades del país. Bogotá, Medellín, Cali y otras urbes vieron cómo simpatizantes del gobierno salieron a manifestar su respaldo a las reformas sociales que el mandatario impulsa. Este acto no solo demostró que Petro aún cuenta con una base sólida de apoyo popular, sino que evidenció que sus seguidores están dispuestos a movilizarse cuando el proyecto político que defienden se ve amenazado.
Esta demostración de fuerza fue particularmente significativa porque ocurrió en un contexto donde la oposición daba por sentado que el desgaste del presidente lo había dejado sin poder de convocatoria. No obstante, Petro mostró que sigue siendo un actor político capaz de mover grandes masas, algo que en la política colombiana tiene un enorme peso simbólico.
La oposición, en su intento por mostrar un Petro debilitado, terminó dándole una plataforma para reavivar el fervor entre sus seguidores. La estrategia de enfrentarlo directamente en las calles terminó por favorecer al presidente, quien supo capitalizar la confrontación para presentarse como un líder que aún despierta respaldo popular.
Más allá de las marchas, este episodio dejó en evidencia la falta de una figura clara en la oposición capaz de aglutinar el descontento social. Mientras Petro fortaleció su discurso y movilizó sus bases, sus detractores no lograron proyectar una alternativa sólida que canalice el malestar de sectores inconformes.
El impacto político de estas movilizaciones podría ser determinante en los próximos comicios. Petro ha demostrado que aún tiene la capacidad de incidir en la opinión pública y movilizar grandes sectores de la población. Si bien enfrenta un contexto complejo, estas manifestaciones le han permitido retomar la iniciativa política.
El panorama electoral colombiano, que parecía orientado a un debilitamiento del oficialismo, hoy se muestra mucho más incierto. La jornada de movilización no solo reavivó
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*Historiador, Magíster de la Universidad de Murcia y Candidato a doctor en estudios migratorios Universidad de Granada-España.