Por: Eugenia Aguilar Rueda/ Allá en Brasil, Dilma Rousseff (2011-2016) presidenta en dos oportunidades en representación del Partido de los Trabajadores, a quien le aplicaron el tan sonado golpe blando, fue destituida en el 2016 en juicio político adelantado por la Comisión Especial de Diputados por “crímenes de responsabilidad” o violación de normas fiscales, años después fue absuelta de todo cargo por la Fiscalía.
Aunque en realidad la primera mujer en gobernar en América Latina, y dicen que, en el mundo, fue María Estela Martínez de Perón (1974-1976) en Argentina, derrocada por la bota militar bajo la dictadura de Videla y en arresto por cinco años, muy controvertido su mandato.
Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997) en Nicaragua lideró la oposición al Frente Sandinista de Liberación Nacional, línea pro estadounidense, seguida por Mireya Moscoso (1999-2004) en Panamá, en oposición a Martín Torrijos; Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), en representación del Partido Socialista en Chile y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), primero por sucesión de su esposo y luego reelegida; en Costa Rica, Laura Chinchilla (2010-2014) y sorprende que hasta Haití tuvo presidenta por elección, Ertha Pascal-Trouillot (1990-1991) afrodescendiente, y en Honduras fue elegida Xiomara Castro en el 2021.
Cristina, Dilma y Bachelet fueron mandatarias en países que hacían tránsito del autoritarismo a la democracia vía electoral y con las banderas del progresismo.
Otras mujeres en la región han ejercido el mandato presidencial, no por elección, sino por vínculos políticos o coyuntural, inestabilidad política de su país, Bolivia, Ecuador, Perú, han tenido mandataria en tales circunstancias.
En total son 14 mujeres en América Latina, porque México eligió por primera vez presidenta. ¿Qué hace tan especial esta elección, la de Claudia Sheinbaum?, sí como vemos hay países que van en doblete como Argentina, Chile y Brasil. Seguramente porque allá en México, pese a ser una sociedad extremadamente católica y de pensamiento conservador, super macho de mero macho, observó más su trayectoria, su seriedad para gobernar a Ciudad de México, su inteligencia y empatía, y no les importó que además de ser mujer, madurita con 61 años, centro izquierda, de ascendencia judía, ambientalista, en un país con el mayor número de feminicidios, con problemas de narcotráfico y polarizado por los partidos tradicionales como el PRI y el PAN, que venían en alternancia y buscaban su regreso al poder.
En Colombia, al igual que Estados Unidos, las mujeres nos conformamos con la Vicepresidencia y estamos en la lista de los paises cuyo electorado niegan tal posibilidad, al igual que Cuba, Venezuela, El Salvador, Guatemala, Paraguay, Republica Dominicana y Uruguay.
El progresismo se instauró allá, en medio de una guerra de medios de comunicación como nos tienen aquí, en Colombia. Allá los votantes no sólo eligieron a una mujer científica, derrotaron a los sectores de derecha, las fake news, las falsas encuestas, las redes sociales, la narrativa construida para confundir al elector con el cuento del mal gobierno, como acá, y de paso reconocieron que su progenitor político, AMLO, en sus años de gobierno logró sacar de la pobreza a millones de mexicanos, hubo incremento salarial, mejora en las pensiones, aumento de las becas estudiantiles, mayor número de empresas instaladas y se aumentó el empleo. Es decir, allá sí le creyeron a su gobierno y le dieron un compás de espera y los resultados se vieron, con lunares en seguridad y otros asuntos de gobernanza, nada es perfecto.
Buena lección para nosotros los colombianos y las mujeres, allá sí abrieron los ojos y no creyeron a quienes durante centenares de años gobernaron y tampoco se dejaron asustar con el “coco” de Venezuela y cuentos apocalípticos, y les confieso que, cuando un pitoso antipetrista tiene como único argumento que nos volveremos como el vecino, yo cantaba mirando al sur, como la canción de Sanalejo, – Chile, Brasil- ahora puedo subir la mirada a México e invitar a que estudien su proceso, buenas relaciones con el empresariado, mejoras sociales para los siempre desprotegidos por el Estado.
Allá sí se rompió el paradigma y su pueblo supo entender la trampa que los partidos tradicionales le pusieron al nominar Xóchitl Gálvez Ruiz como su competencia y si fuera por elegir a una mujer, la hubieran elegido, pero ella representaba la alianza entre los que ya gobernaron y, allá como aquí, muchas mujeres políticas son de pensamiento conservador, de derecha y de ultra derecha, luego no se trata de elegir mujer, sino saber elegir con identidad de género, de clase y por encima de todo, demócrata, comprometida con los desfavorecidos de siempre, en este país.
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*Abogada especialista en administrativo y función publica
X: @EugeniaAguilarR
Que se transite también en nuestro país por nuevos caminos que renueven el espíritu, con mujeres demócratas y especialmente progresistas….y Usted es una de ellas en nuestra región.