Por: Hernando Ardila González/ En el mes de los vientos oxigenados por nuestros bosques que nos sustentan la vida y la vida de nuestros compañeros de viaje por la historia, es decir los animales y las plantas, hijos como nosotros de la Madre Tierra… Hoy por ella y por ellos, venimos a decirles a sus depredadores, a los mercaderes de miserias, a los que se visten de oro pero hieden a muerte… Hoy venimos a decirles que nosotros somos resistencia, que nosotros somos no una moda humanista y ambientalista, que somos la voz de Natura, de los peces, reptiles, aves, anfibios, plantas, mariposas, abejas y de todas las especies que existen mucho antes que existiera el indecente ánimo de acabarles… Venimos a decirles que ¡ustedes no entienden sino de lo que el apetito insaciable de sus alforjas les exige!
Pero sobre todo y porque nosotros no amenazamos, hoy les anunciamos que somos la voz de la semilla, esa que ustedes masacran unas veces contaminando, otras veces con el aleve plomo y otras con el hacha que niega la posibilidad de seguir cosechando la alegría, el impoluto paisaje…la existencia misma.
Hoy somos la voz de nuestros jóvenes caídos en toda la geografía nacional que se tiñe de rojo inocente, porque la tenebrosa orden sin saber por qué, así sentenció. Ustedes al vil estilo de monsanto, quieren desaparecer nuestras semillas viables para el nuevo proyecto, pero ¡se olvidan que aún quedan raíces de ancestros con el invencible poder de reproducirse!
Somos la voz de tantos árboles caídos y los que están amenazados, ellos no se esconden cobardemente para salvarse, porque su misión es estar de píe vigilando la pureza del aire y de los manantiales, anidando la vida y agitando sus ramas para saludar el compromiso que en nosotros reside para defenderles del voraz arboricida que no entiende el lenguaje del bosque porque no ha vivido en él, ni siquiera le ha visitado, ni siquiera toca su conciencia, porque lo que planta en las materas de sus lujosas mansiones, son tan artificiales como su humanidad y por tal no requiere su atención, su cuidado, su amor.
Hoy levantamos nuestra voz para que el viento que se agita valiente trayendo la súplica del bosque, lleve a toda nuestra Floridablanca, hasta toda nuestra tierra comunera, hasta ese retazo de patria latinoamericana masacrada en sus semillas, escuche y se congregue haciendo un coro que se convierta en muralla impenetrable que defienda la vida.
A los genocidas del futuro de la patria, a los depredadores de nuestro medio ambiente, a los asesinos de nuestra Madre Tierra, a ellos ni siquiera una lágrima, ni siquiera un lamento, ni siquiera una súplica, porque ¡esa plaga no sabe de mirarse en el reflejo del agua, porque el reflejo del oro les embelesa, esa miseria humana no sabe de acariciar un plantica, un inerme animalito, porque sus manos se ocupan solo en contar ganancias pasajeras que no saben que será su maldición eterna!
A ellos nuestro repudio y el compromiso de expulsarles con sus males… queden notificados hoy, que partir de ahora no nos vestimos de luto, nos vestimos del color de la naturaleza en flor, que a partir de ahora no lloraremos de pesar, porque el rocío de la mañana fresca que nos regala el bosque, habrá de posarse en nuestras mejillas hasta formar un caudaloso rio capaz de derrotar el color y el olor asqueroso del plomo aleve y la muerte provocada, que nuestras manos serán danza telúrica capaz de arrasar al monstruo de patas de caucho redondo y de cuerpo de fierro amarillo, y que sepan de una vez por todas, que no gastaremos nuestras voces de reclamo porque ellas se convertirán en huracanes capaces de enmudecer el rugir de la motosierra… porque como dijo el poeta Chucho Peña, quien desde el infinito sigue predicando la parábola poética de la libertad:
“A la vida por fin daremos todo… A la muerte jamás daremos nada”.
Sea esta proclama, un homenaje a quienes luchan por la defensa del Páramo de Santurbán en Santander Colombia, los Cerros Orientales de Floridablanca Colombia, a quienes lloran sus jóvenes caídos en Colombia y a quienes en el mundo luchan por le extinción de la élite iluminati, dueña de la economía, los recursos y del poder político representado en sus marionetas que en su nombre van cumpliendo la orden del exterminio de la humanidad… ¡Pronto ha de cesar la horrible noche!
*Abogado Penalista, postulado a Maestría en Derecho Constitucional. Presidente Colegio Nacional de Abogados de Colombia Conalbos Santander y Vicepresidente Nacional.
Twitter: @HernandoArdila6