«¡Paren el golpe!», «¡Detengan al Gobierno autocrático!», gritaban los centenares de manifestantes congregados en la avenida Habib Bourguiba, la calle principal del centro de Túnez.
El lunes, 25 de julio, está prevista la celebración del referendo constitucional impulsado por el mandatario tunecino, Kaïs Said, que busca la aprobación de una reforma de la Carta Magna que le otorgaría poderes excepcionales, además de tirar por tierra los mecanismos de control al Ejecutivo.
Las protestas del sábado fueron convocadas por la coalición opositora, que incluye al grupo activista Ciudadanos contra el Golpe y a Ennahda, el partido islamista líder de la oposición.
Aunque este sábado no se reportaron actos violentos, durante las marchas que tuvieron lugar en la noche del viernes frente al Teatro Municipal, lideradas por grupos de la sociedad civil y agrupaciones políticas más pequeñas, se reportaron disturbios con porras y gas pimienta por parte de la Policía, que detuvo a al menos nueve personas.
Pese a que el rechazo contra el referendo y la nueva propuesta de reforma constitucional es sustancial, las fracturas entre la oposición y las organizaciones civiles han puesto palos en las ruedas a la unificación de un discurso que aglutine a todas las sensibilidades y movilice las protestas bajo un mismo pretexto.
Este sábado también acaba la campaña electoral con la participación de 46 partidos, que pidieron en su mayoría el voto a favor del texto, al contrario que la oposición, que ha optado no hacer campaña para no «legitimar» el referendo y llama a la abstención masiva.
Una controvertida reforma
Kaïs Said, que gobierna desde julio de 2021 por decreto, presentó en la noche del 30 de junio un proyecto de reforma constitucional el cual, según el boletín, le permitiría presentar proyectos de ley y ser el único responsable de proponer tratados y redactar los presupuestos del Estado.
Apenas 10 días después, tras el enorme rechazo popular y de la oposición, presentó un nuevo texto con modificaciones menores y aseveró que “errar es humano, pero afortunadamente existe la posibilidad de corregir y revisar”. No obstante, las correcciones tampoco convencieron.
Entonces, el mandatario propuso reformar sobre la religión: en la Carta Magna de 2014, la que pretende cambiar, se establece en su primer artículo que “Túnez es un Estado libre, independiente y soberano, el Islam es su religión, el árabe su lengua y la República su régimen”.
En su propuesta, Said no habla de religión hasta el artículo quinto y su propuesta que es que “Túnez forme parte de la Ummah islámica» y el Estado sea «el único que debe trabajar para alcanzar los objetivos del islam preservando el alma y el honor”.
La Ummah es el término utilizado en el Corán para designar a la comunidad musulmana. Si se aprueba la modificación, el país se acercaría a una posición laica sin precedentes en los países árabes, en la práctica es muy difícil que se lleve a cabo.
La oposición tunecina está liderada por el partido islamista Ennahda, que ganó las pasadas elecciones y tiene el apoyo de Turquía y Qatar. La modificación acerca de qué lugar ocupa el Islam, la confesión mayoritaria en el país, es un punto polémico a tratar.
«El pueblo tunecino asestará un duro golpe a Said el día del referendo ilegal y le demostrará que no le interesa su camino populista», dijo Nejib Chebbi, el jefe de la coalición anti-referendo.
Este movimiento de Said es, para sus enemigos políticos, el paso definitivo hacia un Ejecutivo ultrapresidencialista, en línea con lo que ocurrió hace un año, cuando el presidente decretó el estado de excepción, relegó al primer ministro, disolvió el Parlamento electo y acabó con cualquier opción de debate legislativo, un hecho que la oposición catalogó de golpe de Estado.
No obstante, aquellas medidas en contra del Legislativo se produjeron tras años de parálisis política y económica, por lo que al inicio se vieron con buenos ojos.
Pero ahora, tras la deriva autoritaria del mandatario y un desgaste de su proyecto político, las señales de entusiasmo público para con el referendo son bastante limitadas.
El primer referendo de la historia de Túnez
La elección de la fecha del 25 de julio para la celebración del referendo no es baladí. Ese día se conmemora el 65 aniversario de la proclamación de la República tunecina así como el primer aniversario desde que Said se reveló contra los poderes del Estado.
Este sábado las urnas ya abrieron en embajadas y consulados en el exterior, donde están llamados a votar cerca de 350.000 tunecinos.
El lunes, entre residentes extranjeros y locales, más de 9,2 millones de ciudadanos están legitimados para expresar con su voto, en el primer referendo de la historia del país, si quieren cambiar la Constitución de 2014, aprobada por consenso tras la revolución de 2011 que acabó con la caída del dictador Zine el Abidine Ben Ali.