Por: Julián Silva Cala/ A propósito de la ejecución del contrato de APP No. 002 de 2016, suscrito entre la Agencia Nacional de Infraestructura y el Consorcio Autovía Bucaramanga-Pamplona por valor de 1.4 billones, ciudadanos residentes en el Área Metropolitana de Bucaramanga y un nutrido grupo de expertos, promotores del desarrollo urbano sostenible, han propuesto estudiar alternativas para la Conectante C1-C2 que hace parte del proyecto vial Bucaramanga – Pamplona.
Según declaraciones del ex –vicepresidente Germán Vargas Lleras “con la construcción de la Autopista 4G Bucaramanga-Pamplona se reducirán los tiempos de desplazamiento desde el centro del país hacia la frontera con Venezuela, con los enormes beneficios que eso representa en disminución de costos logísticos y mayor competitividad regional»; al indagar por los beneficios que eventualmente traería el proyecto a la región en general y a la zona de influencia directa en particular, los representantes del concesionario manifestaron que el beneficio sería la desviación del tráfico pesado que hoy ingresa a Bucaramanga. Ello se haría construyendo una vía de 13 kilómetros entre la autopista Floridablanca-Piedecuesta a la altura de la Universidad Pontificia Bolivariana, atravesando los cerros orientales de Floridablanca incluido el Cerro La Judía, empatando en el km 8 de la actual vía a Cúcuta, aquella doble calzada que en realidad nunca lo fue a pesar de su billonaria inversión.
Aun conscientes de la importancia que tiene el comercio nacional e internacional en el desarrollo nacional y de la posición estratégica del departamento de Santander en ese tránsito de mercancías, no comprendemos cómo la búsqueda de una mayor competitividad –legítima por supuesto- se nos presenta en la forma de un proyecto vial que pretende imponerse sin consultar el ordenamiento territorial local, los procesos de desarrollo territorial metropolitanos ni la opinión misma de la comunidad metropolitana que se prevé negativamente afectada con tal proyecto.
El municipio de Floridablanca representa hoy día, y mucho más en el futuro cercano, el “corazón” del Área Metropolitana de Bucaramanga: a su posición geográficamente central respecto de los demás municipios que la conforman se suma un dinámico mercado inmobiliario en expansión y una importante reserva ambiental en su borde oriental, parte de la estructura ecológica que soporta el desarrollo del Valle de Menzulí, entre otros sectores residenciales y comerciales con vocación urbanística. Como consecuencia de esta confluencia de variables, lo que suceda hoy en el área de influencia del trazado propuesto indudablemente tendrá un impacto acentuado sobre toda el área metropolitana y sus sistemas estructurantes, en especial sobre el sistema vial y la movilidad.
De ejecutarse el proyecto con el trazado actualmente contemplado para la Conectante C1-C2, en el mejor de los casos se estaría atenuando un problema presentado por la mezcla del transporte de carga y pasajeros con el tráfico urbano municipal e intermunicipal concentrado en la meseta de Bucaramanga, pero se estaría trasladando el problema a los municipios de Floridablanca y Piedecuesta, sin que en realidad se ofrezca una solución para la situación expuesta. Como el objetivo propuesto oficialmente es la desviación del transporte de carga en tránsito entre el centro del país y la frontera con Venezuela a su paso por el área metropolitana, de tal manera que no interfiera con la dinámica urbana metropolitana, se optimicen los tiempos de desplazamiento y se reduzcan los costos operativos, la solución real del problema planteado pasa necesariamente por la redefinición de un trazado para la Conectante que impida que el tráfico pesado ingrese al área urbana metropolitana en su tránsito desde y hacia Cúcuta.
Como quiera que la Autopista Floridablanca-Piedecuesta es en la actualidad un corredor vial de alta demanda y paso obligado para miles de personas que diariamente se desplazan entre los municipios, desde sus hogares en Piedecuesta donde se presenta una mayor oferta de suelo y vivienda asequible, hasta sus sitios de trabajo en Floridablanca y Bucaramanga donde se concentra la mayor oferta de servicios especializados y las aglomeraciones urbanas más significativas, resulta evidente que entre estos municipios existe una relación económica y funcional que trasciende el aspecto administrativo.
La población se moviliza utilizando tanto el sistema de trasporte masivo Metrolínea como vehículos particulares y mayoritariamente motocicletas; al agregar el tráfico que se pretende movilizar a través de la Conectante al flujo urbano que hoy se moviliza por la Autopista, se estaría atentando contra el modelo de desarrollo territorial propuesto y agravando sentidos problemas de movilidad que ya degradan la calidad de vida de los habitantes del AMB, claramente un despropósito y una irresponsabilidad.
De la información someramente presentada a la fecha por el concesionario, podemos concluir que en el ejercicio planteado como estudio de impacto ambiental no se contemplan escenarios que involucren proyecciones demográficas, no se tiene en cuenta la variación del uso del suelo en el tiempo, la relación funcional entre los municipios del área metropolitana ni el impacto que el proyecto, tanto en sus fases pre-operativa como operativa, tendría sobre el medio ambiente y la salud de las personas que habitan y habitarán las zonas impactadas, pues se limita únicamente a evaluar los posibles impactos de la construcción del mismo.
Vale la pena recordar que muchos de los proyectos urbanísticos en desarrollo o con legítimas expectativas de desarrollo hoy cuentan con derechos adquiridos vía licencias urbanísticas o planes parciales aprobados. Si se tuviera en cuenta los efectos negativos que la operación de este proyecto traerá a una creciente población asentada en una zona cada vez más densamente poblada, resultaría no sólo evidente sino inaplazable la necesidad de considerar alternativas que permitan evitar lo que se advierte como una tragedia ambiental, económica y social.
Esta pieza no es más que un llamado a la cordura y una invitación a la ANI, al concesionario y al interventor de este contrato, para que se revalúe el trazado propuesto por la primera para la Conectante C1-C2, se revise con pleno rigor técnico el impacto real y comprehensivo que supone la ejecución de un proyecto con las características que presenta este que nos ocupa y su interrelación con el modelo de ocupación del territorio. Una de tales alternativas podría ser sin duda la Conectante a través del sector conocido como Sevilla en jurisdicción del Municipio de Piedecuesta, y su articulación con otros proyectos de escala metropolitana como el anillo vial externo, alternativa que muchos consideramos lograría objetivo declarado del proyecto. Todo un reto para el Gobierno Nacional que encabezará el presidente Duque y una oportunidad histórica para reivindicar los desaciertos que los santandereanos hemos tenido que padecer en materia de infraestructura.
Twitter: @JulianSilvaCala