Por: Jhon F Mieles Rueda/ Hace unos días ocurrió un hecho muy triste y alarmante en nuestro municipio en el que un niño de tan solo nueve años se quitó la vida debido a hechos relacionados a la depresión e inestabilidad emocional. Este hecho que tiene consternada a la comunidad refleja una crisis de salud mental sin precedentes, pues ahora no solo los adultos sufren de depresión, sino que también la población infantil está empezando a sufrir sus efectos.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿Qué está pasando con nuestra salud mental y por qué estamos viendo este incremento en la inestabilidad emocional? Para ello, tenemos que analizar detenidamente las causas de la inestabilidad mental y emocional en la población para posteriormente poder plantear soluciones al respecto.
Causas de las crisis de salud mental y emocional
El ritmo acelerado de la vida moderna: Vivimos en una era donde todo se debe hacer de manera inmediata, donde la presión por cumplir con expectativas laborales, académicas y sociales es constante. Las jornadas laborales más allá del horario habitual, la sobrecarga de información y la necesidad de estar siempre conectados nos han dejado poco espacio para el descanso y la meditación.
La falta de tiempo para actividades que promuevan el bienestar emocional, como pasar tiempo con la familia y amigos, realizar hobbies, ejercicio o simplemente descansar, contribuye a un estado constante de estrés y agotamiento.
La conectividad y las redes sociales: Aunque las redes sociales han acercado a las personas y facilitado la comunicación, también han generado un ambiente de comparación constante y superficialidad. La exposición continua a imágenes idealizadas de éxito y felicidad en especial cuando las publican personas conocidas puede afectar nuestra autoestima y crear una sensación de insuficiencia.
Además, el ciberacoso y la presión por mantener una imagen perfecta aumentan los niveles de ansiedad y estrés, especialmente entre los jóvenes. La necesidad de validación externa a través de «me gusta» y comentarios positivos puede llevar a una dependencia emocional de estas plataformas.
Desigualdad y precariedad económica: La escasez económica y la incertidumbre laboral son factores que contribuyen significativamente al estrés y la ansiedad. La falta de seguridad financiera, el desempleo y las condiciones laborales precarias generan un ambiente de tensión permanente que afecta la salud mental.
La desigualdad social también juega un papel crucial, ya que aquellas personas en situaciones más vulnerables tienen menos acceso a recursos y servicios que podrían ayudarles a manejar su salud mental de manera efectiva.
Estigma y falta de apoyo: A pesar de los avances en la comprensión de los problemas de salud mental, el estigma persiste. Muchas personas todavía se sienten avergonzadas o temen ser juzgadas por buscar ayuda, lo que dificulta el acceso a tratamientos adecuados.
Este estigma puede ser especialmente fuerte en ciertas culturas o comunidades donde los problemas de salud mental se consideran un signo de debilidad o fracaso personal. La falta de apoyo adecuado, tanto a nivel familiar como institucional, agrava la situación, dejando a muchos sin el respaldo necesario para enfrentar sus problemas.
Formas de crianza sobreprotectoras: Las nuevas generaciones, a menudo criadas en entornos sobreprotectores, enfrentan desafíos únicos en su salud mental. Los niños que crecen sin enfrentar dificultades o responsabilidades adecuadas a su edad pueden tener dificultades para desarrollar resiliencia y habilidades para manejar el estrés. Esta falta de preparación para enfrentar los retos de la vida adulta puede llevar en un futuro a niveles elevados de ansiedad y baja autoestima.
Como vemos hay una variedad de causas que hacen que las personas en la actualidad estén sufriendo de crisis mentales y emocionales, pero más allá de todo, como entidades y como sociedad tenemos que preguntarnos:
¿Qué podemos hacer al respecto?
Promover la educación y la conciencia: Es fundamental aumentar la educación sobre la salud mental desde una edad temprana. Hablar abiertamente sobre estos temas puede ayudar a reducir el estigma y alentar a las personas a buscar ayuda. La inclusión de programas educativos en escuelas y lugares de trabajo que aborden la salud mental puede ser un paso crucial.
Fomentar el autocuidado y el bienestar: La importancia del autocuidado no debe subestimarse. Actividades como el ejercicio regular, la meditación y el mantenimiento de una dieta equilibrada pueden tener un impacto positivo en nuestra salud mental. Además, dedicar tiempo a hobbies y actividades recreativas puede ayudar a reducir el estrés.
Apoyo y acceso a servicios de salud mental: Debemos garantizar que los servicios de salud mental sean accesibles para todos. Esto incluye tanto la disponibilidad de profesionales capacitados como la asequibilidad de los tratamientos, así como la creación de comunidades de apoyo.
El aumento de la inversión en servicios de salud mental, incluyendo la expansión de la cobertura del seguro para tratamientos de salud mental, es esencial. El Gobierno Nacional, las administraciones territoriales las y organizaciones deben trabajar juntos para asegurarse de que los recursos necesarios estén disponibles y sean accesibles para todos los segmentos de la población.
Políticas públicas inclusivas y justas: Es imperativo que El Gobierno Nacional implemente políticas que aborden la desigualdad económica y social. Esto incluye el acceso a una vivienda digna, empleo estable y servicios básicos, que son fundamentales para una vida tranquila y saludable.
Las políticas que promuevan la equidad y el bienestar económico pueden reducir el estrés y la ansiedad asociados con la inseguridad financiera y las desigualdades sociales. Además, las iniciativas de salud pública que se centran en la prevención y el tratamiento de problemas de salud mental deben ser una prioridad en las agendas gubernamentales.
Como vemos la salud mental es un tema al que le debemos dar especial atención. En especial debemos estar pendiente de nuestros hijos quienes pueden estar sufriendo crisis relacionadas con la salud mental y no darnos cuenta.
Reconocer la magnitud del problema, buscar ayuda profesional y trabajar colectivamente en soluciones es un paso crucial para construir una sociedad emocionalmente más saludable. En síntesis, es responsabilidad de todos crear ya sea en el trabajo o en el hogar un entorno donde la salud mental sea una prioridad y donde las personas se sientan seguras y apoyadas para buscar la ayuda que necesitan.
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*Profesional Agroforestal, escritor y político local.
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