Por: Luis Eduardo Jaimes Buatista/
I
En esta torre de babel, que se derrumba sin alcanzar el cielo, no es tanto esa construcción sino la confusión de lenguas conque nos comunican la pandemia y la comunicamos, entre contagiados, muertos, recuperados y enfermos. Las cifras nos tocó recogerlas como las padecieron los países que han salido moderadamente, aun cuando todavía se espera una vacuna. Colombia y sus pueblos en su mayoría la población viven despreocupados. No se hacen a la dimensión de la tragedia.
II
Una tragedia cargada de alusiones al contagio y los contagiados. Muchos tranquilos esperando que aumenten los casos. Se tiene el concepto del avestruz con su cabeza enterrada en la arena. Al explorar los planteamientos médico-políticos, se anuncia que existe un cartel del coronavirus en la prestación de las Ucis, es una noticia de lo que sucede cuando en un momento de crisis, el cuerpo de gobernantes, ni se inmuta. Solo piensa en sus decretos de impuestos, y en ese sentido favorece más al sistema financiero y la economía de los grandes, que a la de los pobres.
III
Por último, en el apartado de las generalizaciones deben tener presente y estar preparados para un aumento de la pobreza y la consiguiente delincuencia, para subsistir en la crisis económica. Una enorme y grave crisis que ya llama a las puertas de muchos países y más en el nuestro –por mucho que digan que estamos en OCDE- producirá millones de desempleados y muchos de ellos no tendrán acceso a los subsidios estatales o regionales por no estar cubiertos por el sistema; en consecuencia, el hambre y las necesidades básicas, si los esfuerzos de los servicios del asistencialismo no suplen la avalancha de exigencias, traerán como consecuencia un aumento de la delincuencia, el contrabando y el tráfico y microtráfico de estupefacientes. Así como los asesinatos, actos de violencia de género, los suicidios y las enfermedades psicológicas y síquicas aumentarán tras tantos días de confinamiento, igual consecuencia de la crisis económica.
IV
Muchos hombres y algunas mujeres que no dudan en poner en peligro las vidas de sus súbditos y conciudadanos por evitar ser los primeros en dar el paso en parar toda actividad, cerrar las puertas de su casa y poner en práctica las previamente acumuladas medidas profilácticas, protectoras y los elementos auxiliares, que vemos, no son muchas las diferencias, pero sí necesarias en los protocolos de seguridad, de tal modo que se está en un error cuando las personas salen sin sus tapabocas bien colocados. Esta misma aplicación en la famosa reactivación económica. Qué decir del campo, desprotegido en medidas por el aislamiento, castigándolo sin que exista ese medio para que surtan las ciudades de los productos, muchos de ellos allí en sus fincas los pierden todo, mientras el gobierno importa.
Nos hemos vuelto tan egoístas, tan insensibles y despreciables, que no nos tiembla el pulso en dejar apartados a nuestros mayores en sus casas donde viven solos en un gran número, que ya llaman las idílicas residencias de ancianos.
V
“La rebelión de las canas” ganan su tutela para pasar sus horas de hastío y soledad, muchos buscan las calles y los parques. La mayoría de ellos no tienen, ni saben manejar la internet, a duras penas usan un celular de primera o segunda generación. Como otros cobran una miserable pensión y otros nada, la caridad y sus escasos familiares ya no existen, viven alejados o los han perdido por años, todo afecto y amor. Es un alto número que no tienen una asistencia médica en las EPS, los castigan con los medicamentos cuando no se les entrega, en esta cuarentena los han alejado y cuando llaman el teléfono del servicio al cliente está ocupado. Solo se limitan a decirles aquellos que tienen enfermedades de base o terminales que compren sus drogas.
Aquí acaba tristemente una historia que, mayoritariamente sucede entre las personas mayores, porque se vive la realidad de que muchos de estos seres, si no salen de sus enfermedades, muy difícilmente los coge el covid-19.
VI
La falta de recursos, la ausencia de decoro o hasta retirarlos del ambiente familiar, cuando dice el estado que son la prioridad, se le voltea la espalda y esperan que mueran para no seguir pagando las miserables pensiones y los gastos de sostener un viejo con salud, por eso planifican los gastos funerarios.
Quienes terminan con vida, sin recursos en esta pandemia, el gobierno les va a dar un gran premio. El Decreto de la Hipoteca Inversa, para contribuir en sus últimos días de vida al despojo, entregándole una pensión vitalicia aquellos mayores de 65 años, a cambio de su bien inmueble o casa que tiene para vivir. La muerte en este país si vale después del coronavirus.
Y, para terminar, la vacuna todavía no llega. Según la OMS se cree que dicha medicina contra la Covid-19 llegará a inicios del año 2021 y beneficiará a los países con recursos. Ante ello, la curva sigue subiendo y llegaremos antes del mes de agosto a los 90 mil o 100 contagios. ¡Viva la libertad de los irresponsables!
*Poeta y escritor.
Twitter: @bizonteamarill1